• 31 octubre, 2014

Los ocho pretextos más comunes para no ahorrar

Los ocho pretextos más comunes para no ahorrar

La mayoría consideramos que es importante o por lo menos deseable pero pocos lo hacemos. A veces se lo atribuimos a nuestra situación financiera, a nuestros gustos o a la economía del país, pero lo cierto es que estos pretextos lejos de ayudar a nuestra billetera, nos retrasan en las metas.

El este 31 de octubre se celebra el Día Mundial del Ahorro, por ello Consumo Inteligente, el Programa de Educación Financiera de MasterCard, quiere compartir los 8 principales pretextos para posponer el ahorro y por qué son simplemente excusas:

No me sobra para ahorrar. El error número uno al ahorrar es que siempre queremos dejarlo para el final. Si no le damos prioridad al ahorro todos nuestros gustos, gastos o emergencias siempre van a acabar con lo que pueda quedar al final del mes. Hay que ahorrar en cuanto recibimos nuestros ingresos.

Puedo ahorrar tan poco que no vale la pena. En el ahorro lo más importante es la constancia, no el monto. Si todos los días o todas las semanas ahorra un poco, esto suma al mes y al año se vuelve una cantidad interesante.

Muchos creen que el ahorro es sólo para ricos, pero esto es falso: si tenemos recursos escasos es doblemente importante poder ahorrar tanto para emergencias como para nuestras metas y así poder generar activos que nos ayuden a crecer el patrimonio más velozmente y ser más prósperos. No se detenga por la cantidad, empiece de inmediato pues cuanto antes comience más pronto verá resultados.

Prefiero disfrutar de mi dinero ahora. Por un lado, la esperanza de vida cada vez es más larga, así que tiene largos años por delante para todos los proyectos que quiera, pero además es posible disfrutar ahora y guardar un poco para después, sólo necesita fijarse en qué gastos son importantes y cuáles no tanto. No necesita acabar con todo su dinero para pasarla bien. Aprender a priorizar es básico para evitar los bolsillos vacíos.

Ahorraré cuando salga de la universidad, cuando me suban el sueldo, cuando me gane la lotería o me dejen una herencia… eso es simplemente postergación porque cuando esos sucesos llegan no lo hacemos. Por eso el mejor antídoto es buscar la forma de tener un ahorro automático. Puede ser que la misma empresa donde trabaja retire una parte y se la dé al final del año o que contrate un producto financiero que no exija altos mínimos, el tema es empezar.

Ahorrar es un gran sacrificio y no quiero afectar mi calidad de vida. Uno de los mayores errores que cometemos al momento de ahorrar es que siempre lo hacemos pensando en lo que tenemos que eliminar o perdernos para lograrlo, pero no nos damos cuenta que el ahorro es un premio para nosotros mismos: es ver reflejado nuestro trabajo en metas más grandes que los pequeños gastos del día a día. Si empezamos a ver el ahorro como metas cumplidas, será mucho más fácil hacerlo. El tema más que austeridad es justamente que logre equilibrar el presente para que no hipoteque su calidad de vida futura. Además, reducir gastos no es la única forma de ahorrar. También puede generar ingresos extra y seguir ahorrando sin tener que hacer recortes.

Ahorrar es aburrido. Al buscar maneras de ahorrar ejercitamos nuestra capacidad pues encontramos nuevas maneras de hacer las cosas: nuevas maneras de cocinar, de entretenernos y hasta de transportarnos. Buscar formas de ahorro aparte de despertar nuestro ingenio nos puede ayudar a descubrir actividades que no realizamos por estar atrapados en nuestras rutinas y hábitos.

Ahorrar es para tacaños. Mucha gente asocia las finanzas personales sanas y el ahorro con ser avaro o tacaño porque creen que se trata de no gastar en nada, cuando en realidad la cuestión es ser más inteligente con nuestras elecciones: seleccionar cuáles son nuestras prioridades y a eso dedicarle lo más que podamos de nuestros recursos, y distinguir qué no nos interesa y dejar de tirar el dinero en eso.
El tacaño nunca quiera gastar en nada y sólo quiere acumular. Eso tampoco es sano. El ahorrador sabe cuándo guardar para cosas más importantes y cuándo gastar, no desperdicia su dinero. Es una sutil pero importante diferencia.

No sirve de nada ahorrar porque siempre hay crisis. Por un lado esto es falso: si ahorra y llega una crisis será mucho más sencillo afrontarla, y segundo, si ahorra y aprende a cubrir sus riesgos y a invertir su dinero de manera adecuada para que no le peguen la inflación y las depreciaciones ¡hasta puede aprovechar oportunidades cuando otros sólo ven problemas!
En lugar de dedicar tiempo en generar excusas hay que concentrarnos en ver los beneficios del ahorro: nos quita preocupaciones, nos da margen de maniobra, nos permite alcanzar mayores objetivos y que el dinero deje de ser un obstáculo.

Etiquetas: ahorrar / Centroamérica / Finanzas / MasterCard

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