Los tiempos cambian y la industria alimentaria también debe hacerlo con nuevas fuentes de
proteínas, productos más saludables, listos para consumir, empaques más versátiles, una mayor
productividad y que sean amigables con el medio ambiente.
Aunque serán más apetitosos que las futuristas cápsulas que aparecen en las películas sobre la conquista del espacio -a las que se les agrega agua y aparece un manjar-, los alimentos experimentarán un cambio notable en los años por venir, y la industria alimentaria ya está trabajando
en ello.
La unión de varios factores obliga a este sector a adaptarse a las nuevas tendencias y a la realidad
que vive la humanidad.
Por un lado, la población alcanzará los 9.600 millones de almas sobre la tierra en el 2050, es decir,
casi un tercio más que los 7.600 millones de seres humanos de la actualidad, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“El gran objetivo es cómo alimentar a una población mundial cada vez mayor, con mayores necesidades de proteínas y de mayor variedad de alimentos”, asegura el doctor Antonio Villafuerte Martín, ingeniero agrónomo y profesor del Instituto Internacional San Telmo en Agribusiness y Marketing.
Por otra parte, la presión sobre las tierras agrícolas, para albergar a esa población creciente, disminuye la disponibilidad de terrenos para sembrar alimentos y obliga a pensar, no solo en una mayor productividad por hectárea sembrada, sino en distintas opciones para alimentar a la humanidad.
“La sostenibilidad de la oferta alimentaria y su diversidad futura se encuentran bajo amenaza,
a menos que cambiemos la forma en que hacemos las cosas”, explicó la representante regional de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la Organización de las Naciones Unidas (FAO),
Eve Crowley, quien explicó que 127 millones de toneladas de alimentos se pierden o desperdician anualmente en América Latina y el Caribe.
Según la FAO y la Organización Panamericana de la Salud, hay que hacer más eficiente y sostenible el uso de la tierra y de los recursos naturales, mejorar las técnicas de producción, almacenamiento y transformación y procesamiento de los alimentos, y reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos para asegurar el acceso equitativo a estos.
Cambios en los hábitos alimenticios
La obesidad, que antes parecía un mal de países desarrollados y que no tenía lugar en una región en proceso de desarrollo, es hoy una realidad en América Latina y el Caribe. Esta realidad está delineando la forma en que se fabricarán los alimentos en el futuro cercano ya que, cerca del 58%
de los habitantes de la región, unos 360 millones de personas, viven con sobrepeso.
Así lo afirma el informe Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe, y señala que, con excepción de Haití (38,5%), Paraguay (48,5%) y Nicaragua (49,4%) el sobrepeso afecta a más de la mitad de la población de todos los países de la región. Chile, con un 63%, México con el 64% de su población y las Bahamas, con el 69%, presentan las tasas más elevadas de
sobrepeso.
Por otra parte, la obesidad afecta a 140 millones de personas, el 23% de la población regional, y las mayores prevalencias se pueden observar todas en países del Caribe: Bahamas (36,2%) Barbados (31,3%), Trinidad y Tobago (31,1%) y Antigua y Barbuda (30,9%).
“El sobrepeso y la obesidad son el sexto factor principal de riesgo de defunción en el mundo. Cada año fallecen alrededor 3,4 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad. Además, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la carga de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad”, asegura la FAO.
La Organización Mundial de la Salud define al sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. En el caso del sobrepeso, el IMC es igual o superior a 25 y, en el caso de la obesidad, igual o superior a 30.
A nivel mundial, en el año 2014, más de 1.900 millones de adultos de 18 años o más tenían sobrepeso,
de los cuales más de 600 millones eran obesos.
Reacción de la industria
Ante esta situación, las compañías fabricantes de alimentos han reaccionado con la fabricación de productos con nuevas fórmulas que reduzcan la cantidad de grasas y que resulten más saludables.
“Las personas están buscando soluciones de alimentos más saludables y por ello estamos ofreciendo
opciones que satisfagan esa necesidad, a través de nuestra nueva línea de embutidos Natural, que viene libre de preservantes artificiales, altos en proteína y bajos en grasa”, explica Jorge Calderón,
vicepresidente de Relaciones Gubernamentales para Cargill en América Latina.
Con él coincide la directora de Alimentos de Unilever para Middle Américas, Marcela Chaves, quien
asegura que su compañía identificó esta tendencia desde el 2000, año en que implementaron la estrategia de Nutrición Sostenible, que quiere contribuir a mejorar el sistema alimentario en el planeta, en el que los consumidores puedan tener una dieta saludable para su propio beneficio y el de los suyos.
“Existe una tendencia mundial y creciente hacia el consumo de alimentos más saludables y sostenibles, que va de acuerdo con las necesidades y gustos de los consumidores. Como empresa líder de alimentos, tenemos que responder a ese llamado y ofrecer una variedad amplia de productos que
satisfagan todos los gustos. Por esta razón, trabajamos constantemente en la innovación de productos, sin que estos dejen de ser sabrosos y nutritivos, siempre promoviendo un fuerte apoyo a la variedad de cocinas alrededor del mundo”, afirma.
Entre los compromisos hechos por Unilever a nivel mundial, se han comprometido a que en el 2020, el 75% del portafolio cumpla con el objetivo de la Organización Mundial de la Salud de consumir 5 gramos de sal por día.
Esta preocupación ha llegado también a algunos ministerios de Salud y de Educación centroamericanos, como en el caso de Costa Rica, que emitieron el Programa de Alimentación y Nutrición del Escolar y del Adolescente, que promueve hábitos alimentarios saludables, hábitos de
higiene y comportamientos adecuados en torno a la alimentación diaria.
Hacia el futuro
Calderón asegura que los consumidores cada vez tienen menos tiempo para preparar los alimentos en sus casas y por eso buscan opciones listas para cocinar, que les requieran menos tiempo en la cocina.
Esta tendencia también ha propiciado la innovación en los empaques, lo cual ha llevado a Cargill a ofrecer productos con presentaciones resellables, de forma que los alimentos se puedan almacenar de forma más segura y práctica.
Para Antonio Villafuerte Martín, profesor del Instituto Internacional San Telmo en Agribusiness y Marketing, el futuro de la alimentación se encuentra en la integración de los productores con la cadena agroalimentaria en general; es decir, que no se visualicen solo como productores, “sino como empresas que tienen el objetivo y la misión de alimentar al mundo, con protección ambiental, con suficiente generación de alimentos y alta calidad de estos”, asegura Villafuerte.
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