16 diciembre, 2013

Cuando las cartas dejaron de escribirse

Rommel Téllez septiembre 2, 2014

Hoy, una situación así se asemeja más a una escena de cine clásico que a la realidad. La consolidación de Internet ha forzado a las empresas de transporte de correspondencia a repensar sus funciones y, así, asegurar su supervivencia.

Correos de Costa (CCR) bien puede ser el arquetipo de este fenómeno. Una compañía estatal cuyas circunstancias le obligaron a revolucionar su modelo de negocios y aumentar su oferta de productos, los cuales pasaron de 20 en el 2006 a 52 en la actualidad.

Parte de ese gran crecimiento se ha dado gracias a la alianza que tiene la firma con el sector público de Costa Rica. La estrategia se ha enfocado en facilitar la vida de los consumidores frente a los trámites, y eventualmente convertirse en una ventanilla única para las gestiones entre los habitantes y el Estado.

En consecuencia, los costarricenses hoy pueden solicitar el envío o entrega de documentos del Registro Público de la Propiedad, recibir los cobros de los servicios básicos, así como notificaciones judiciales e incluso hacer recargas telefónicas. A los extranjeros CCR les permite tramitar sus cédulas de residencia a través de sus oficinas.

Dentro de las novedades que la firma implementará en el corto plazo, se destaca la gestión de permisos de portación de armas y la posibilidad de que los estudiantes de secundaria puedan solicitar becas.
“Algo muy novedoso es que hemos hecho un convenio con el Ministerio de Seguridad Pública para poder llevar suministros y provisiones a los distintos organismos adscritos a la entidad”, señala Mauricio Rojas, gerente comercial de CCR.

Ofrecer estas facilidades es posible gracias a la amplia red de distribución de la firma, que actualmente posee 114 oficinas en todo el territorio costarricense y le permite tener un alcance verdaderamente nacional.

Socios privados

Si bien la alianza con lo público ha permitido a CCR superar los abruptos cambios que se han dado en el universo postal, el sector privado también ha jugado un rol esencial.

Quizás el ejemplo más claro de esto lo ofrece la industria financiera, que delega en CCR gran parte de la entrega de los estados de cuenta.

Además, las empresas que se dedican a la venta por catálogo y aquellas que venden sus productos por Internet se han convertido en clientes fieles de la institución, pues esta les permite alcanzar hasta los mercados que se ubican en zonas alejadas.

“Nos complace pensar que no solo estamos haciendo un buen negocio, sino que estamos democratizando el acceso de las compras por Internet en comunidades que habían quedado al margen de esta posibilidad”, manifiesta Rojas.

“Nuestra visión de negocio va más allá de la mera paquetería, ya que deseamos ofrecer soluciones integrales y para ello incluso hemos desarrollado centros de contacto. Hemos innovado porque no recibimos un presupuesto fijo del Gobierno y nos encontramos en plena competencia”, añade.

Como siempre hay espacio para mejorar, en CCR saben que deben invertir aún más en la publicidad de sus servicios, pues para muchos costarricenses aún queda la imagen de una empresa que se dedicaba solo a las cartas y telegramas.

“Un reciente estudio que encargamos nos indicó que un 23% de la población aún no tiene conciencia de todo lo que ofrecemos. Es cuestión de educación y vamos a aumentar ese porcentaje. Por ahora nos sentimos muy satisfechos con el trabajo hecho”, indica Rojas.