A través de las manualidades, su creadora quiere que los niños aprendan y se diviertan.
Por Milagros Sánchez Pinell
La pandemia del COVID-19 despertó e incentivó la creatividad de muchas personas. Ese fue el caso de Andrea Gautreau, una joven maestra de República Dominicana, que encontró una forma de entretener y educar a los niños desde la casa con The busy box.
Esta novedosa iniciativa, que nació en junio del 2020, en pleno confinamiento por la pandemia, consiste en una caja llena de manualidades en la que se pueden encontrar distintas actividades con la que los niños exploran y desarrollan su creatividad.
Además, explica su creadora, ayuda a reforzar la autoestima, regular el estrés o ansiedad, contribuye a desarrollar la motricidad fina y gruesa, así como también les ayuda a estimular los sentidos.
“Yo las creé con la intención de que los niños las disfruten. Las actividades que contienen son pensadas para que los niños crezcan, pero a la vez se diviertan aprendiendo. Hace mucha falta este tipo de iniciativas y es algo que las mamás me lo dicen mucho”, dijo.
Cabe destacar que las cajas son diseñadas por su creadora, quién también define las cuatro actividades que contiene cada una de ellas, de acuerdo con la temática y son vendidas a través de Instagram y WhatsApp.
El contenido de cada caja está respaldado por la formación académica de Andrea, quien obtuvo una licenciatura en psicología con mención en estudios de educación, gestión y liderazgo y una maestría en educación especial con una especialización en dificultades de aprendizaje en la Universidad Americana en Washington DC.
También posee un diplomado intensivo en el método Orton Gillingham en The Lab School de Washington. Este sistema está diseñado originalmente para ayudar a los estudiantes que tienen dificultad para leer, a través de la enseñanza explícita de las conexiones entre las letras y los sonidos.
“Desde que tenía 12 años sabía que quería dedicarme a la educación primaria, ya que me apasionaba ayudar a niños y niñas a aprender. Desde entonces hice pasantías en distintos colegios y fundaciones de niños con bajos recursos y cada día me enamoré más de la educación. Ese fue y será siempre mi norte”, reflexiona.
A raíz de la excelente experiencia con The busy box y el levantamiento de las medidas restrictivas producto de la pandemia, surgió Busy Summer Days, un campamento que ofrece actividades como: manualidades, cocina, deportes, experimentos, teatro, baile, inglés, escritura y lectura. Una actividad que espera repetir este año 2022.
Otra de las iniciativas de Andrea y que materializó el pasado mes diciembre, fue su evento Holly Jolly Christmas, en donde los niños realizaron las actividades que van dentro del “box”, pero de forma presencial y acompañados de profesionales, quienes fueron guiándolos en cada paso.
Creciendo y aprendiendo con los niños
Para Andrea, trabajar con niños es muy divertido porque ningún momento del día es igual. Considera que la interacción con ellos prepara a los maestros o tutores para estar listos en cualquier cosa que se les presente.
“Cada situación inesperada y momento te enseña algo nuevo y cada segundo de cada día te obliga a crecer como profesora, pero también como persona. Creo que es justo decir que, por encima de todo, lo que la gente busca en la vida es un propósito. Todos necesitamos encontrar lo que nos impulsa, lo que nos empuja a profundizar y trabajar más duro, todo porque queremos, nunca porque tenemos que hacerlo”, expresó.
Enfatiza que trabajar con niños brinda la oportunidad de desarrollar un nuevo propósito cada día. “Nada va a ser fácil, pero es muy gratificante llevar a un niño y verlo tener ese momento de ‘ajá’ por el que ambos se han esforzado”, expresó.
Actualmente, Andrea trabaja como maestra de primer grado y su tiempo libre lo dedica a crear sus cajas educativas y organizar eventos para niños.
Si bien es cierto que la educadora es ella, la joven maestra reconoce que ha aprendido de los niños dos cosas importantes: escuchar el doble de lo que se habla y las cosas más pequeñas hacen las diferencias más grandes.
“Pensaba que mi trabajo se trataba de que yo fuera la persona que todo lo sabía en el aula, a quien los estudiantes debían escuchar. Controlaba las lecciones para poder transmitir mi sabiduría y mis alumnos pudieran absorber todo lo que debían saber. Con el tiempo me di cuenta de que mi verdadero trabajo es hacer que mis alumnos hablen, interactúen y den sentido al mundo, tanto con mi contenido como entre ellos. Cuanto menos hablo, más aprendemos todos”, explica.
A ello añade que las lecciones jamás son lo que los alumnos más recuerdan en el futuro. “Lo que realmente importa, son los pequeños detalles que los profesores pueden infundir en su enseñanza y el ambiente que crean en el aula”.
Acerca de cuán gratificante puede ser su trabajo, asegura que saber y ver la evidencia del impacto en la vida de una o varias personas es sumamente reconfortante.
“Trabajar para que los niños descubran cómo crecer y cómo aprender es lo que más me hace feliz. Además de ver a los niños crecer, tienes la oportunidad de celebrar sus éxitos e inspirar creatividad”, expresó.
Sobre sus planes a corto plazo espera seguir creciendo y aprendiendo de sus colegas y estudiantes. Además, desea crear un espacio para niños en donde aprendan, se diviertan y puedan expresarse libremente.
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