• 2 enero, 2024

La fotografía romántica de Valeria Plaza Dager

La fotografía romántica de Valeria Plaza Dager

Es una fotógrafa que le gusta crear comunidad y que sus clientes la busquen más porque vieron u oyeron sobre su trabajo que por haber ganado un premio.

Por Milagros Sánchez Pinell

Tenía diez años cuando le regalaron su primera cámara Point and Shoot. A partir de allí comenzó a fotografiar a todas las personas que se cruzaban frente a ella hasta convertir su pasatiempo en una profesión que le apasiona.

La joven ecuatoriana, quien reside en Guayaquil, cuenta con una década de experiencia y siempre se ha destacado por capturar imágenes en diferentes campos como el periodístico – político, corporativo, espectáculo, etc.

Sin embargo, en los últimos cuatro años Valeria se especializa en inmortalizar los mejores momentos del día más feliz de muchas personas. Su especialidad es la fotografía nupcial.

Inspirada por su sensibilidad que la caracteriza, ama capturar con su lente todas las miradas, roces y manos entrelazadas de las parejas que apuestan por su trabajo.

Ha tomado múltiples cursos de fotografía entre los que se destacan: Doubleclick en Guayaquil, Ecuador; Choochoo Camp – Lookslike Film en Nueva York, Estados Unidos y Nómada Workshop en Ciudad de México.

Y aunque ama la fotografía, su mejor momento es al lado de Nicolás, su pequeño hijo de 4 años, cuyas imágenes ocupan mayormente el álbum de su celular.

¿Cómo descubrió su vocación?

Mi mamá también era fotógrafa periodística en el área de política y siempre me llevaba a todos los eventos desde pequeña.  A los diez años me regalaron mi Point and Shoot  y a los 15 me dieron mi primera cámara profesional. Obvio, ella hizo un “update” de su cámara y me pasó la suya. Fue entonces que comencé a ir más con ella y como estaba más dentro del círculo me empezaron a buscar.  Ella se retiró de la fotografía y yo me quedé aquí.

¿Sus estudios siempre estuvieron relacionados con la fotografía?

Por un tiempo estudié Psicología. Se que es algo diferente a lo que hago, aunque quizás sí tenga que ver un poco porque ayuda a entender al ser humano y ver cómo sentimos, qué es lo que necesitamos y cómo cada uno tiene su forma única e inigualable de expresar lo que siente y piensa. Y a mí me encanta poder plasmar eso en una foto. El último año de mi carrera estaba muy despuntada con la fotografía y tenía problemas con el tiempo. Entonces, dejé la carrera y me dediqué 100 % a lo que estoy haciendo, así que me fui a Nueva York y a Argentina para capacitarme.

¿Qué le pareció a su mamá que abandonara los estudios de Psicología?

En mi casa siempre apoyaron la decisión que yo tomé porque el arte es muy valioso para nuestra familia. El hecho de que yo decidiera ir por mis sueños y por lo que de verdad me apasiona es para ellos algo muy valiente y admirable.  Recuerdo que me dijeron que contaba con todo su apoyo.

¿Por qué le apasionan las bodas?

Me gusta conectarme con todo lo que están sintiendo y retratar esos pequeños momentos que hacen que la vida tenga sentido. Las bodas tienen su propia magia. He tenido la suerte de que mis parejas tienen un amor muy bonito y hacen que el corazón se estruje. Me encanta poder ver esto y ayudarles a que se congele en un segundo ese espacio del tiempo en donde el cariño está a tope. Ese pequeño espacio que tuvieron para quererse y retratar todo lo que estaban sintiendo me llena. ¡Soy una romántica!

Un momento especial para fotografiar es…

Me encanta siempre hacer las previas de los novios por separado. Ese momentito antes de verse es muy especial porque tienen los nervios a flor de piel. Están felices, llenos de emoción y hay muchos sentimientos involucrados.          Me parece hermoso poder ver esa transformación de nervios hasta cuando ya entran a un altar o una ceremonia. Es una magia inexplicable.

¿Qué tipo de reacciones le gusta provocar en las personas fotografiadas?

Depende mucho de la pareja. Hay quienes les gusta más la fiesta y cuando ven su galería recuerdan que se divirtieron  y que pasaron hermoso. Hay otras personas que son más sensibles y me encanta poder darles el momento más íntimo de ellos. Yo entrego una galería digital y un slideshow con musiquita. Todo lindo, como contando la historia de su día. Me gusta ser fiel a lo que son las personas.

¿Qué la hace diferente como fotógrafa?

Cada persona tiene su propio estilo y gracias a la experiencia uno le va poniendo un sello a las cosas que hace. A mí me gusta muchísimo retratar la parte más romántica y de pareja. Pero, también me gusta muchísimo retratar las fiestas y mis fotos de fiestas son increíbles. Tienen mucho movimiento y mucha cercanía. Logro retratar la alegría genuina de las personas cuando están disfrutando, porque al final del día lo que más quieres de tu matrimonio es disfrutarlo con tus seres queridos.

¿Hay alguna fotografía suya más especial?

Hace diez años fui a la India por un mes y tengo un retrato que es precioso. Es una niña vendiendo ofrendas con una enorme sonrisa y la luz le pegaba maravillosamente en su cara. Era una niña muy humilde, con un vestido amarillo con flores rojas y sin zapatos. Pese a ser una situación muy fuerte puedo decir que en su cara había tanta devoción y alegría mientras vendía las ofrendas que son entregadas en el Ganges. Este retrato tiene mucho valor sentimental porque a nivel personal fue uno de los primeros que hice fuera de Ecuador. Me dio tanta ternura y emoción ver la devoción en su cara y el momento se dio perfecto. Esa fotografía me encanta y la tengo enmarcada en mi estudio de edición, un espacio donde soy cien por ciento fotógrafo.

¿Qué más debemos saber de Valeria?

La maternidad me agarró super de sopetón. Tuve un parto prematuro a los siete meses y a raíz de eso tuve un cambio grande de cómo percibir la vida y cómo quería vivirla y disfrutarla. Siento que ese tipo de experiencias te enseñan a ver qué es lo que importa de verdad. ¡Me encanta pasar tiempo con mi hijo! Descubrí que quiero contemplar la felicidad del día a día con él.  Eso me llena.

¿Es complicado combinar la maternidad con su trabajo de fotógrafa de bodas?

He encontrado mucho balance en ese sentido. Me organizo muy bien todos mis días con apoyo de mi esposo Francisco Vélez, sobre todo porque trabajo de tarde – noche y de dos o tres veces por semana.  Entre semanas, mientras Nicolás está en el kinder, yo hago deportes y edición. Una vez que lo recojo entro a mi faceta de mama, marco tarjeta y el trabajo de fotógrafo se queda a un lado.

Para finalizar, ¿cómo se define?

Cambiamos tan rápido todos los días que definirme en una sola palabra sería muy difícil. Puedo decir que me encanta definirme como la mamá de Nicolás. Es un rol del que estoy orgullosa y me hace feliz.  Hoy en día siento que soy una romántica que tiene un alma fiestera dentro de mí, que le encanta salir y hacer que el resto descubra que tiene esa parte dentro de sí mismos y que disfrutan una buena fiesta. Sin embargo, también me gustan los silencios y disfrutar de la calma.

Etiquetas: Ecuador / fotógrafa / retratos / Roaring 20

Recomendaciones sobre este tema

La mejor pastelera del mundo en Sikwa Restaurante

La mejor pastelera del mundo en Sikwa Restaurante

Clientes probarán platillos ecuatorianos y pastelería de la ganadora del World Best Pastry Award 2023.
Con la mirada puesta en Centroamérica

Con la mirada puesta en Centroamérica

Emprendedora nicaragüense aspira a darle esperanza y herramientas a las pymes centroamericanas para que se vuelvan más exitosas…
Emprendiendo en equipos de seguridad industrial

Emprendiendo en equipos de seguridad industrial

Las ganas de crecer y superarse a nivel personal y profesional inspiran a Gustavo Tinker a vencer cualquier…