• 19 julio, 2023

La fuerza silenciosa y sanadora del taichí

La fuerza silenciosa y sanadora del taichí

Combina concentración mental y esfuerzo físico para generar fuerza, flexibilidad y consciencia plena. Le mostramos cómo comenzar.

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Acariciar la crin del caballo”. “Ondear las manos como nubes”. “Abrazar al tigre y regresar a la montaña”. Estos no son títulos de canciones ni poemas. Más bien son movimientos engañosamente complejos de taichí.

 

El taichí, con sus 250 millones de practicantes, podría considerarse una de las actividades físicas más populares del mundo. Se originó en China en el siglo XVII como arte marcial. A diferencia del karate o el taekwondo, el taichi se centra en la fuerza silenciosa más que en el combate, lo que lo hace más accesible a los adultos mayores o a quienes han sufrido lesiones.

 

Shirley Chock, de 48 años, empezó a practicarlo a los 20 años, tras romperse el ligamento cruzado anterior. Había practicado wushu kung-fu, un arte marcial más acrobático que le causó la lesión, pero el taichí le ofreció una forma de rehabilitación de bajo impacto. Chock, quien trabajó en finanzas, nació en Nueva York y pasó su infancia en Taiwán, descubrió que el tai chi también era beneficioso para controlar el estrés. Al cabo de dos años, empezó a enseñarlo y acabó haciéndose cargo de Aiping taichí, la escuela de Connecticut donde se había formado.

 

Cuando hablamos de taichí nos referimos tanto a la práctica como a la filosofía subyacente del yin y el yang.

 

Desde entonces, “lo que más he oído decir a alumnos mayores es: ‘Ojalá hubiera descubierto esta práctica cuando era más joven’”, afirmó Chock. A continuación le explicamos lo que hace que el taichí sea tan útil y cómo empezar a practicarlo cuando estés preparado.

 

 

El taichí combina la concentración mental y el esfuerzo físico para generar fuerza, flexibilidad y consciencia plena, explicó Peter Wayne, director del Osher Center for Integrative Medicine y autor de The Harvard Medical School Guide to Taichí

Las posturas se hacen de pie y son menos exigentes que muchas de, por ejemplo, el yoga, otra disciplina del cuerpo y la mente. “Como el taichí evolucionó en términos de función física e interacción, creo que se traduce mejor en actividades de la vida diaria, como levantar las bolsas de la compra, empujar puertas para abrirlas o recoger cosas que se caen”, explica Wayne. El taichí también se diferencia de técnicas pasivas como la meditación porque combina la respiración profunda con el movimiento, lo que, según los expertos, ayuda a calmar el sistema nervioso.

 

Las investigaciones sugieren que el taichí también puede mejorar el equilibrio y la movilidad, incluso en personas con enfermedades neurológicas como el Parkinson. También ayuda a prevenir caídas en personas mayores. Al fortalecer los músculos circundantes, el taichí también reduce la tensión en las articulaciones, afirmó Amanda Sammut, jefa de reumatología del Hospital de Harlem y profesora clínica adjunta de medicina en la Universidad de Columbia.

 

Por esta razón, se recomienda su práctica en las pautas para el manejo de la osteoartritis de rodilla y cadera del Colegio Estadounidense de Reumatología. Los estudios también sugieren que dos o tres sesiones por semana pueden conducir a mejoras en la depresión, la ansiedad, el bienestar psicológico y la flexibilidad cognitiva.

 

 

Cuando hablamos de taichí nos referimos tanto a la práctica como a la filosofía subyacente del yin y el yang : que no hay bien sin mal, ni oscuridad sin luz, explicó Chock.

 

Existen varios estilos —como yang, chen y sun— cuyos nombres provienen de importantes maestros o fundadores. “Aunque presentan diferencias, hay muchas más coincidencias”, comentó Wayne y no hay ninguna evidencia científica de que alguno sea superior. Para principiantes, Chock recomienda el estilo yang; es el más conocido, así que encontrarán muchas clases de dónde elegir.

No hay una certificación estándar para los instructores, así que Wayne sugiere buscar en internet escuelas y clases. Si está interesado en comprender la filosofía, busque a quienes la hayan estudiado en profundidad en lugar de clases que solo enfaticen el ejercicio físico.

 

Asista  al menos a dos clases para asegurarse de que se siente cómodo con el espacio, el estilo de enseñanza y tus compañeros. “El taichí es una experiencia; tiene que probarlo y sentirlo”, recomendó Chock.

 

Las clases para principiantes incluyen ejercicios básicos, e introducen de forma lenta conceptos y principios antes de pasar a una coreografía simple para que no te sientas abrumado por pasos complicados. También es de ayuda ver los nombres de los movimientos de taichí (a menudo referencias a la literatura china) como herramientas que ayudan a la visualización, afirmó Chock. Por ejemplo, si está haciendo “La grulla blanca despliega sus alas”, puede “realmente imaginar a una grulla desplegar sus alas”

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A pesar de que proviene de las artes marciales, lo más probable es que no vaya a pelear. Los alumnos avanzados pueden hacer sparring contra compañeros, pero en la mayoría de las clases se enseñan movimientos individuales.

 

 

Etiquetas: concentración / flexibilidad / reducción del estrés / Salud / Tai Chi

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