• 26 junio, 2023

Detectar y diagnosticar el trastorno de «atracón» alimentario: una necesidad urgente

Detectar y diagnosticar el trastorno de «atracón» alimentario: una necesidad urgente

Quienes padecen este trastorno alimentario, el más común en EE. UU., pueden pasar décadas con síntomas sin recibir el diagnóstico necesario para su tratamiento.

El trastorno por «atracón» es el trastorno alimentario más frecuente en Estados Unidos. Las cifras exactas varían, pero según el Instituto Nacional de Salud Mental, casi un 3% de la población estadounidense ha sufrido trastorno alimentario por atracón en algún momento de su vida, más del doble de las cifras declaradas de bulimia nerviosa y anorexia. Sin embargo, se habla poco de este trastorno y es poco reconocido tanto por el público en general como por los profesionales de la medicina, en parte porque muchos desconocen el diagnóstico o su posible gravedad.

Suele pasar que la gente muestre síntomas durante décadas antes de que se le diagnostique, afirmó Cynthia Bulik, directora fundadora del Centro de Excelencia para Trastornos Alimentarios de la Universidad de Carolina del Norte. “Durante demasiado tiempo se les han dicho cosas como: ‘Ah, no, esto es solo comer por causas emocionales’, ‘está fuera de control’, ‘es porque no tiene fuerza de voluntad’, ‘la glotonería es un pecado’ o como sea que la gente lo explique, y no se dan cuenta de que tienen una enfermedad que se puede tratar”, afirmó.

El trastorno por «atracón» es relativamente nuevo en el mundo de las enfermedades mentales diagnosticables; se incluyó hace 10 años en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, que los médicos e investigadores utilizan para clasificar las enfermedades mentales. En ese momento, el diagnóstico fue bastante polémico, según B. Timothy Walsh, quien lideró un grupo que recomendó hacer cambios a los criterios existentes para los desórdenes alimentarios y propuso añadir nuevos a esa edición del manual. Walsh comentó que algunos pensaban que “patologizaba la normalidad” y no entendían en qué se diferenciaba de simplemente comer en exceso.

Pero los comportamientos del trastorno por atracón son distintos, dijo. En promedio, una persona con este trastorno tiene al menos un episodio de atracón a la semana durante tres meses o más, durante el cual ingiere una cantidad objetivamente grande de comida en un periodo breve (por ejemplo, tres o más platos fuertes de una sentada) y, sobre todo, siente una pérdida de control y le cuesta dejar de comer. “No se trata de: ‘Me comí un trozo de pizza de más que desearía no haberme comido’; sino de: ‘Me comí varios trozos, varias pizzas, en este breve periodo de tiempo’”, explicó Holly Peek, directora médica adjunta del Centro de Trastornos Alimentarios Klarman en el Hospital McLean en Massachusetts.

Quienes padecen este trastorno a veces desarrollan bulimia y viceversa.

Las personas con trastorno por «atracón» también tienden a comer más rápido de lo habitual durante un episodio; muchas también comen a escondidas y se sienten culpables, afirmó Kelly Allison, directora del Centro de Peso y Trastornos Alimentarios de la Universidad de Pensilvania.

Quienes padecen este trastorno a veces desarrollan bulimia y viceversa, según Andrea Vazzana, psicóloga clínica especializada en trastornos alimentarios del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York. Los que padecen bulimia también experimentan episodios de atracones, pero además tienen conductas recurrentes de purga, como vómitos inducidos o ejercicio excesivo, para “compensar” la ingesta. El trastorno por atracón en sí no está relacionado con conductas purgativas recurrentes.

Los investigadores siguen trabajando para identificar cómo interviene la genética; el trauma, en particular un historial de abuso sexual, también puede predisponer a alguien a padecer este trastorno, comentó Vazzana.

En algunos casos, las dietas restrictivas pueden llevar a las personas a desarrollar ese trastorno. Rachel Goode, profesora adjunta de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Carolina del Norte, denomina eso como el “efecto bumerán”, ya que la gente pasa de no comer a darse atracones. Cuanto más tiempo se privan de comer, más probabilidades hay de que se den un atracón porque tienen hambre.

La terapia cognitiva conductual es el tratamiento estándar para el trastorno por «atracón». A veces, los médicos utilizan otro tipo de terapia verbal, conocida como psicoterapia interpersonal, pero es menos común. Los grupos de apoyo también pueden ser de ayuda y la Asociación Nacional de Trastornos Alimentarios tiene un listado de recursos y opciones de apoyo de bajo costo en su sitio web. La Asociación Multiservicios de Trastornos Alimentariostambién proporciona recursos.

La Administración de Alimentos y Medicamentos solo ha aprobado un medicamento para tratar el trastorno por atracón: Vyvanse, un fármaco utilizado a menudo para tratar el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Algunos médicos recetan antidepresivos, aunque no está claro si esos medicamentos son para tratar las conductas de atracón o si abordar una depresión subyacente puede ayudar a aliviar los síntomas.

 

Fuente: The New York Times

Etiquetas: atracón / comer en exceso / Comportamiento / trastorno

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