Si todo sale bien en este lanzamiento, Estados Unidos dejará de depender de las cápsulas rusas Soyuz y por fin dará paso definitivo a una era de misiones espaciales con cohetes reutilizables.
La NASA tuvo que posponer el lanzamiento del Crew Dragon, el primer vuelo tripulado que realiza en conjunto con Space X, por las condiciones climáticas, y dejarlo para el próximo sábado 30 de mayo. Pero se ha preguntando cuál es la importancia de este regreso al espacio.
Esta misión espacial en la que estarán los astronautas Bob Behnken and Doug Hurley, es importante para Estados Unidos, que si todo sale bien podrá dejar de depender de las cápsulas rusas Soyuz y por fin dará paso definitivo a una era de misiones espaciales con cohetes reutilizables como los Falcon 9 o los espectaculares Starship., informa Xataka.com
Unos viajes que además podrían salirle espacialmente rentables al abrir la puerta al turismo espacial.
Un paso para regresar a la Luna y llegar a Marte
Algo así no se consigue de la noche a la mañana: Elon Musk creó SpaceX en 2002 con el ambicioso objetivo de poner algún día a un hombre en Marte. O a muchos. Esa empresa fue logrando hitos notables que acabaron convirtiéndola en «socia» de la NASA (junto a Boeing, que tuvo un tropiezo reciente) a la hora de plantear el futuro de las misiones espaciales en los Estados Unidos.
La evolución de SpaceX ha sido desde luego espectacular. Hace ya más de cuatro años que vimos cómo un Falcon 9 de SpaceX lograba despegar y luego aterrizar suavemente con éxito. Esa capacidad planteaba un ansiado punto de inflexión y lograba por fin ofrecer cohetes reutilizables que abaratarán de forma notable el coste de las misiones espaciales.
Ahora esos cohetes serán usados para llevar la cápsula Crew Dragon a la Estación Espacial Internacional (ISS, por International Space Station), algo que es un logro muy especial para SpaceX y la NASA.
Hace casi una década que la NASA depende de las cápsulas y las plataformas de lanzamiento rusas y de su cápsula Soyuz para sus misiones espaciales tripuladas, pero con esta misión, que ahora promocionan con un trumpiano «Launch America«, recuperan su independencia total.
Este lanzamiento forma parte del programa llamado Commercial Crew, que como explica la NASA convierte a la ISS en un elemento crítico «para comprender y superar los retos de un vuelo de larga duración como el que será necesario para el viaje a Marte«.
La NASA, SpaceX y Boeing sueñan con reconquistar la Luna y llegar a Marte, pero antes de poder hacer nada de eso deben demostrar que es posible llevar de forma segura a astronautas a una órbita terrestre baja.
Si lo logran, la misión Demo-2 —nombre poco agraciado para un hito de esta magnitud— se convertirá en la primera misión tripulada de SpaceX en sus 18 años de historia, y como decimos, la primera que permite enviar astronautas en una nave estadounidese y desde suelo estadounidense desde hace casi una década.
Un buen negocio
El programa Space Shuttle tuvo su primera misión tripulada el 12 de abril de 1981 y se supone que iba a tener una duración de 15 años. Su ciclo de vida fue mucho más largo, y 135 misiones después —dos de las cuales, la Challenger y la Columbia, acabaron en tragedia— la última misión, Atlantis, se lanzó el 21 de julio de 2011.
Desde entonces ninguna plataforma estadounidense (nave y cohete) ha sido utilizada para lanzar misiones tripuladas. De repente Estados Unidos tuvo que apoyarse en Rusia, que se convirtió en un singular aliado para esas misiones.
La cápsula Soyuz permitió seguir mandando astronautas en misiones de la NASA, pero la factura se estaba haciendo cada vez más grande. Aunque China también tenía naves de este tipo, la NASA tiene prohibido trabajar con dicho país sin la aprobación explícita del Congreso de los EE.UU.
Eso convertía a Rusia en un singular monopolio que se aprovechó de la circunstancia para ir incrementando el precio del billete espacial. De los 21 millones que costaba en 2008, antes de la retirada del programa Space Shuttle, se ha pasado a los US$90 millones que cuesta un vuelo planificado para el mes de octubre.
Pero ahora con la Crew Dragon ese costo baja a los US$ 55 millones . Los papeles podrían invertirse gracias a esa circunstancia, y Roscosmos, la agencia espacial rusa, podría verse obligada a bajar los precios de esos billetes espaciales.
Además, con este convenio podría iniciarse la era del turismo espacial, ya que la nave Crew Dragon tiene espacio para siete astronautas, algo que permite que las misiones de investigación en la ISS sean mucho más compatibles con la labor de mantenimiento de la veterana estación espacial.
No solo eso: se espera que cuando la NASA reserve un lanzamiento con SpaceX, se reserve cuatro asientos para sus astronautas. El resto de asientos estarán disponibles para astronautas privados, o, como los llaman en la industria «participantes en vuelos espaciales».
Eso permitirá que se planteen esos lanzamientos también como una forma de iniciar de forma mucho más clara una nueva era de turismo espacial que incluso permitiría a esos astronautas privados pasar varias noches en la ISS al precio de US$35.000 por noche. No parece mucho dinero, sobre todo teniendo en cuenta que Richard Garriott, un emprendedor británico, pagó US$30 millones por poder pasar dos semanas en la ISS en 2008.
El negocio promete: en febrero SpaceX anunciaba que ya ha vendido cuatro de esos billetes a través de una empresa llamada Space Adventures. Otra agencia de viajes espaciales privados, Axiom Space, llegaba a otro acuerdo con SpaceX en marzo.
Fuente: Xataka.com
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