La periodista Beatriz Parga tenía 24 años y una maleta llena de sueños cuando llegó a Miami.
Por Eugenio Mendoza G.
Tenía 24 años y una maleta llena de sueños cuando llegó a Miami. Ya para entonces, Beatriz Parga era una periodista reconocida por los lectores de El Tiempo en Colombia. En Miami, su historia estaba por escribirse…
Poco tiempo después y ella misma pasaría a convertirse en una estrella del periodismo. De hecho, en su carrera profesional ha entrevistado a todo lo que vale y brilla en el mundo del espectáculo, incluyendo a Julio, Enrique y Chaveli Iglesias, Vicente Fernández, Emilio y Gloria Estefan, Tom Cruise, Dwayne Johnson, Juan Gabriel, Mario Kreutzberger “Don Francisco”, Raúl de Molina, María Celeste Arrarás, Lili Estefan, Marco Antonio Solís, Rocío Dúrcal, Rocío Jurado, Erik Estrada, José Feliciano, José José, Jaime Bayly, Robert F. Kennedy Jr., el astronauta Franklin Chang Diaz, el escritor Paulo Coelho, entre otros.
“He sido muy afortunada”, dice. “Con cada uno de ellos se aprende”.
Lo cierto es que seis meses después de llegar a Miami con un premio de periodismo de la Inter American Press Association y la John S. Knight Foundation, su destino parecía muy lejos de los escenarios. Con el servicio de prensa de la agencia ALA viajó a California a entrevistar a César Chávez, líder de los trabajadores agrícolas en Estados Unidos y más tarde al ex preso político cubano Huber Matos, a su salida al exilio; la nombraron gerente editorial de la revista Caribbean Review sobre el acontecer político en el Caribe; se había convertido en una cara conocida en el programa “Actualidad Semanal” hablando de política por el Canal 23 y dirigía una revista que circulaba en los aviones de las aerolíneas Avianca, Varig y Aeroméxico.
Asimismo, era estudiante de tiempo completo en la Universidad Florida International University (FIU), y tenía dos hijas.
Fue entonces cuando la enviaron a cubrir para el periódico de la universidad una reunión de destacadas mujeres hispanas y entrevistó a alguien que le daría un nuevo giro a su carrera, dentro del mundo del entretenimiento: la periodista y directora de la revista Cosmopolitan, Cristina Saralegui.
“Con Cristina, tuve la mejor maestra”, dice.
Más tarde, trabajó con el sello musical RCA Records y con José Luis Rodriguez, “El Puma” antes de regresar al periodismo con la revista Harper’s Bazaar. Después, trabajó siete años con “El Nuevo Herald” y 12 años con “Los Angeles Times Syndicate International”, como columnista con su muy leída columna “Candelero” y entrevistando celebridades. Ya para entonces su nombre era reconocido en el mundo del entretenimiento.
Así la recuerda el periodista y escritor Álvaro Vargas Llosa:
“A la Beatriz que conozco es a la periodista endiabladamente bien informada, que nos cuenta, en sus columnas y entrevistas, todo lo que sabe y los demás ignoramos del mundo del entretenimiento, en su versión latina y su versión anglo, y también su versión anglo-latina, una de las dimensiones más importantes de la cultura hispana de los Estados Unidos”.
Hasta que en 1998 decidió dedicarse a los bienes raíces. “Algunos de mis clientes llegaron a ganarse un millón de dólares en una propiedad en tres años; y es que aparte de conocer los contratos y las opciones inmobiliarias, hay que tener un buen ojo para las inversiones”, dice señalando que en las noches, robándole horas al sueño, escribía sus columnas y se lanzó al mundo de los libros.
¿Entonces tenemos a Beatriz Parga; la periodista, Beatriz Parga, la autora y Beatriz Parga la corredora de bienes raíces?”.
Suelta una carcajada. “Por un tiempo la periodista era la que sostenía mi hogar, hoy por hoy, la corredora de bienes raíces es la que sostiene a la escritora”.
Muy pronto, esto parece cambiar. Uno de sus libros, “La Maestra y el Nobel”, sobre Rosa Fergusson, la primera maestra del escritor Gabriel García Márquez, y de su versión del método Montessori para expandirle la imaginación, está próximo a convertirse en una película realizada por dos grandes de Hollywood que trabajaron como productores ejecutivos de las dos más recientes películas de Martin Scorsese .
“Si esa linda historia llega a un Oscar, creo que seria algo muy hermoso”, dice.
Miami: Un sueño
“Mi caso le puede servir a muchos latinoamericanos que sueñan, y de pronto les ocurren cosas inesperadas que los llevan a conquistar aquello que ni se atrevían a imaginar posible”, dice recordando que empezó su carrera como periodista en Puerto López, una población muy remota y sin presencia en los mapas de Colombia.
Su ventaja consistía en estar en una región en la que era la única realizando el trabajo que ella hacía. Su primera entrevista fue con Robert F. Kennedy Jr. quien años más tarde se convertiría en uno de los abogados más destacados en Estados Unidos en defensa del medio ambiente.
“Trabajaba duro, en tiempos en que las corresponsalías se hacían por teléfono, desde una estación de Telecom. El internet llegaría en el futuro”, explica agitando las manos con entusiasmo.
Había empezado escribiendo en las páginas editoriales del periódico, al lado de firmas de mucho prestigio. El director del periódico asoció su nombre con el de una prima de su papá, de gran perfil en la sociedad colombiana. “La primera vez que fui a saludarlo, le pedí a mi mamá ropa prestada. Necesitaba aparentar más edad y el camuflaje de sus sastres de diseñador era perfecto”, recuerda.
Más tarde, cuando Beatriz regresó a Bogotá, la ciudad en la que creció. (Su tatarabuelo, Gonzalo Carrizosa y Aranda, fue alcalde de Bogotá, en 1824). Se propuso entrevistar al nuevo presidente colombiano Julio César Turbay Ayala, quien estaba por tomar el mando.
“Cada mañana, camino al trabajo, pasaba por su casa y me sentaba a esperar que él entrara a su oficina. Me saludaba y después yo me iba a trabajar regresando al atardecer. Cuando él se retiraba a descansar, pensaba que lo había estado esperando todo el día”, recuerda señalando que Turbay le concedió la única entrevista que dio antes de llegar a la presidencia.
Años después, cuando se ganó el premio de la Inter American Press Association consistente en una beca para ampliar sus conocimientos de periodismo, tenia la opción de hacerlo en cualquier universidad de Estados Unidos o Canadá que escogiera; la organización periodística se encargaba de ayudarla a ser admitida. “Me empeñé en estudiar en Miami”, dice.
La revista Cosmopolitan, fue su pasaporte al mundo de las celebridades. Viajaba cada dos semanas a Nueva York Kennedy, quien estudiaba en Virginia, le dejaba la llave de su apartamento en Manhattan. “Era una gran ayuda para una joven reportera que viajaba a cubrir historias de Studio 54, Calvin Klein, la condesa Braschi, Fernando Botero, Bianca Jagger y otros famosos”, recuerda.
Trabajaba en mil frentes, dice. De hecho, a través de una agencia de viajes organizaba grupos que viajaban a Estados Unidos y a Italia a convenciones de computadoras, minas, petróleos e industrias farmacéuticas.
“Mi sueño había sido llegar a Miami, por el tiempo que fuera. Viajé antes una vez, y me sentí cautivada por su belleza”, dice quien después de destacarse en la arena política se ganó un lugar como periodista de entretenimiento y celebridades aparte de sacar adelante dos hijas y su hijo menor, David, quien llegó a sus 47 años.
“Ese momento lo cambió todo. Fue cuando decidí dedicarme a los bienes raíces para estar más horas al lado de mi hijo”, explica señalando que desde entonces poder manejar su tiempo se volvió algo prioritario.
Sus libros “La Maestra y el Nobel”, sobre la profesora de Montessori de Gabriel García Márquez; “La Cenicienta de la Casa Blanca”, acerca de Columba Bush, la joven mexicana casada con el ex candidato a la presidencia de Estados Unidos, Jeb Bush; “El Macho Latino” y “Cada noche una historia”, dos novelas románticas que tienen a Italia como escenario, y muy pronto, “Siguiendo el olor de la pólvora” sobre el recientemente fallecido Edén Pastora, el “Comandante Cero”, quien después de luchar en las montañas de Nicaragua contra el sandinismo y Daniel Ortega se unió a su gobierno. Además, incluye al final una entrevista con Hugo Spadafora, el líder panameño asesinado por mandato del general Manuel Antonio Noriega.
Sobre este nuevo trabajo editorial, escribe Álvaro Vargas Llosa:
“Con este libro, Beatriz, la colombiana de Miami y Ia miamense de Colombia, prueba que yerra quien la confunde con una periodista light, alejada de los grandes temas y los grandes tormentos de América Latina. Su libro descubre a una periodista completa y versátil, y revela que en ella el entretenimiento no está reñido con los temas más serios y dramáticos, ni con las técnicas del periodismo de aventura e investigación, y que cabe en su cabeza mucho más de lo que a ella, sencilla y discreta, le gusta enseñar”.
¿Cuál es su secreto para lograr todo lo que se ha propuesto?
“Puedo decir que cuando algo no se da, siempre, a la larga, ocurre que Dios tiene algo mejor para ti. Sigue adelante, que pronto te darás cuenta”.
¿Alguna locura?
“Si, soñar que el productor de la película se gane el Oscar con mi libro”.
¿Por qué se ha demorado tanto la película?
“Porque hace años el cine era un riesgo, y los productores encontraban dificultades en convencer a los inversionistas. Hoy las cosas han cambiado y gracias a Netflix el mundo del cine es uno de los sectores más rentables, por encima del petróleo y muchos otros renglones. De hecho, hoy hay fondos de inversión vinculados al cine”.
¿Qué le falta?
“Viajar más… Conozco 27 países, pero me cuesta progresar en eso, porque algunos de estos lugares me gustan tanto, que los he visitado varias veces. Ahí me cuesta trabajo enfocarme”.
¿Qué opina del Covid-19?
“Que pasará, igual que pasa todo en la vida”.
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