• 14 julio, 2015

La Honduras de los 80 y cómo conocí a don Miguel

La Honduras de los 80 y cómo conocí a don Miguel

Siguiendo los pasos de mi padre, Roberto J. Argüello-Téfel, en septiembre de 1973, ingresé al primer año de la Universidad de Notre Dame. Después de dos días de registrarme en las clases y de conocer la universidad, fui a visitar al reverendo padre Theodore M. Hesburgh, quien fue presidente de Notre Dame, entre 1952 y 1987.

El padre Hesburgh era una persona muy especial, quien siempre recordaba, con nombre y apellido, a los graduados latinoamericanos. Pero era claro que el padre Hesburgh tenía una conexión muy especial con don Miguel Faccusé. Durante los seis años que estudié en Notre Dame, cuatro años de Economía y dos en la maestría en Administración de Empresas con concentración en Finanzas, visitaba al padre Hesburgh, quien siempre me mencionaba a su amigo hondureño Miguel Faccusé.Le prometí al padre Hesburgh que, una vez graduado, conocería a su amigo don Miguel.

Padre Theodore M. Hesburgh, presidente de la Universidad Notre Dame e íntimo amigo de Miguel Facussé Barjum.
Padre Theodore M. Hesburgh, presidente de la Universidad Notre Dame e íntimo amigo de Miguel Facussé Barjum.

En febrero de 1981, fui transferido por el Northern Trust Company of Chicago a su filial de Miami. Siendo oficial del Northern Trust, logré conocer a numerosos hondureños, entre ellos al abogado Edgardo Dumas Rodríguez, una leyenda en Honduras, con quien logré desarrollar una relación superespecial, la cual recuerdo siempre con cariño muchos años después de su muerte, en julio del 2010. En una de mis pláticas con don Edgardo, le pregunté sobre don Miguel y me dijo que eran buenos amigos y que, con mucho gusto, me lo presentaba, cosa que así hizo.

Alrededor de 1983, realicé mi primer viaje a Honduras. Habían pasado casi cuatro años desde que la revolución sandinista había derrocado al entonces presidente de Nicaragua, general Anastasio Somoza Debayle. Recordemos que, en 1980, los militares hondureños, encabezados por el general Policarpo Paz García, bajo presión del gobierno de Washington, decidieron restaurar el poder civil en Honduras, bajo la nueva constitución de 1981. Debido a su popularidad entre los liberales, Roberto Suazo Córdova llegó a ser su candidato presidencial para las elecciones del 29 de noviembre de 1981. En noviembre de ese mismo año, Suazo se convirtió en el primer presidente constitucional de Honduras, luego de diez años de gobierno militar. Durante las elecciones presidenciales, el doctor Suazo Córdova derrotó convincentemente al candidato opositor del Partido Nacional de Honduras, Ricardo Zúñiga Agustinus, con el 53% del voto popular.

Las relaciones entre el gobierno de Honduras y el de Nicaragua, presidido por una Junta Militar, encabezada por el actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra, eran muy tensas.

En enero de 1981, había asumido la presidencia de Estados Unidos Ronald Reagan, enemigo ideológico de la izquierda internacional, quien había jurado restablecer la democracia en países dominados por la Unión Soviética, incluida Nicaragua. La administración Reagan presionaba al gobierno del presidente Suazo para que brindara apoyo logístico a los rebeldes nicaragüenses que peleaban contra el régimen de Managua.

Don Miguel se reunió con el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, a petición del presidente de Honduras.
Don Miguel se reunió con el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, a petición del presidente de Honduras.

La presión de la administración Reagan tuvo fuertes e inesperadas repercusiones en la situación económica de Honduras. Con la propagación de la insurgencia en los países vecinos de Honduras (Nicaragua, El Salvador y Guatemala), el gobierno hondureño comenzó a apoyar, con entusiasmo, las políticas estadounidenses en la región.

Esta alineación con el gobierno norteamericano dio como resultado un apoyo financiero que benefició a la población civil, así como a los ministerios y agencias militares de Honduras. Los gastos de defensa de ese país aumentaron a lo largo de la década de los 80, hasta consumir del 20% al 30% del presupuesto nacional hondureño. En 1981, la ayuda militar fue más del doble y ascendió a US$9 millones. En 1982, la ayuda alcanzó los US$31 millones y, en el año fiscal 1983, se situó en US$48,3 millones. Honduras se convirtió en el décimo país receptor de ayuda económica estadounidense en el mundo. En 1985, el apoyo alcanzó los US$200 millones y se mantuvo a no menos de US$100 millones para el resto de la década.

La creciente dependencia de la economía hondureña de la ayuda externa se vio agravada por una severa disminución económica, en toda Centroamérica, durante la década de 1980. La inversión privada se desplomó en 1980 y la fuga de capitales de ese año fue de US$500 millones. Complicó la economía el hecho de que los precios del café cayeran en el mercado internacional y se mantuvieran bajos durante toda la década.

En 1993, el ingreso promedio anual per cápita continuó siendo muy bajo, alrededor de los US$580, y el 75% de la población era pobre, según los estándares definidos internacionalmente.

El expresidente Ronald Reagan influenció en la política exterior de Honduras.
El expresidente Ronald Reagan influenció en la política exterior de Honduras.

Recuerdo, durante la primera cita con don Miguel, organizada por el abogado Edgardo Dumas Rodríguez, haber conversado sobre Nicaragua y Honduras. Me dijo entonces que, mientras muchos empresarios hondureños pensaban en disminuir sus operaciones en Honduras, él las iba a aumentar. Me mencionó que había invertido en una pequeña fábrica de jabones y detergentes llamada Químicas Dinant. Me dijo que iba a ir a Nicaragua, representando al presidente Suazo, a platicar con el presidente nicaragüense, Daniel Ortega Saavedra. Fue hasta el 2015 cuando me contó los detalles de las pláticas con el presidente Ortega Saavedra, lo cual relataré en este capítulo.

Durante tres décadas y media, visitaba por lo menos dos veces al año a don Miguel, siempre poniéndole mucha atención a cada palabra que decía, las cuales estaban llenas de realidad y de sabiduría. Cada vez que lo veía, aprendía enormemente. Ahora, imagino lo que debe haber aprendido su hijo Miguel Mauricio, su fiel compañero en los negocios, hoy encargado de Dinant, la gran empresa multilatina de snacks y detergentes que creó don Miguel.

Etiquetas: Centroamérica / Creadores de riqueza de Centroamérica y Panamá. / Honduras / Latinoamerica / Miguel Faccusé

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