Empresas de todos los tamaños tratan de descubrir cómo diseñar la oficina perfecta, pero resulta que, menos trabajadores podrían terminar usando esos espacios. En un futuro no muy lejano, la humilde cafetería podría representar millones de salas de trabajo formales. Analicemos por qué esto podría llegar a buen término.
El ruido de la cafetería puede ayudarnos a ser creativos.
En un artículo reciente de Harvard Business Review, David Burkus destaca dos estudios. El primero, dirigido por Ravi Mehta de la Universidad de Illinois, mostró que el nivel correcto de ruido ambiental ayuda al cerebro a pensar de forma más creativa, con aquellos expuestos al ruido alrededor de 70 decibeles (aproximadamente lo que obtiene en la charla en la cafetería) superando a aquellos expuestos a otros niveles de decibeles. Los investigadores plantearon la hipótesis de que el ruido blanco podría alterar los patrones normales de pensamiento, lo que permitiría al cerebro sumergirse en el proceso más abstracto necesario para la creatividad. El segundo estudio, dirigido por Luke Laverty, tuvo resultados similares y demostró que la exposición a la conversación y la interrupción, como en común en la oficina diaria, afecta negativamente la creatividad.
Fácilmente podemos escapar de los comportamientos mezquinos e irritantes de nuestros compañeros de trabajo.
Todos los clientes son iguales en las cafeterías, en comparación con la oficina donde hay una jerarquía. En el espacio de trabajo tradicional, ciertas personas pueden participar deliberadamente en conversaciones ruidosas u otras conductas de interrupción para demostrar su influencia.
Es probable que la conversación en la cafetería sea más fácil de desconectar, ya que generalmente no es relevante para nosotros de la misma forma que lo hace la conversación en la oficina.
Usted tiene más control en una cafetería, como reforzar el deseo de no ser interrumpido por el uso de auriculares con la expectativa de que nadie le pedirá que los elimine. En una oficina abierta habitual, las personas pueden sentir que tienen derecho o hacer un favor a la empresa si lo llevan a lo que creen que es importante.
Los empleados ya han demostrado que pueden trabajar fuera de la colmena
Un estudio realizado con 500 voluntarios descubrió que las personas que trabajaban desde casa eran un 13,5% más eficientes y un 9% más comprometidas que sus compañeros que trabajaban en la oficina. También tomaron descansos más cortos y días de enfermedad y tomaron menos tiempo libre, y las tasas de deserción fueron 50% mejores. La satisfacción laboral también fue más alta en general. Otro estudio realizado por los espejos TinyPulse tuvo resultados positivos similares. Posteriormente, cada vez más empresas, especialmente las de transporte, informática, sistemas de información y matemáticas, están dando a los trabajadores el margen para trabajar fuera del cubículo estándar. A estas compañías no les importa particularmente dónde trabajan los colaboradores, siempre que terminen los trabajos asignados a tiempo con el nivel de calidad esperado.
Muchos trabajadores eventualmente regresaron a la oficina cuando se les dio la oportunidad. Los trabajadores quieren flexibilidad, pero también querían alejarse de estar tan aislados y combatir la percepción precisa de que no se los consideraría de manera prominente para las bonificaciones y la promoción. Otra investigación determinó que el 0% de los millennials encuestados quieren trabajar exclusivamente desde casa. Esto sugiere que, si bien la cafetería podría convertirse en el lugar donde los trabajadores pasan la mayor parte de su tiempo, las empresas deben hacer que los trabajadores se encuentren cara a cara al menos durante la semana, donde sea que eso ocurra.
El esfuerzo que vemos en las cafeterías es contagioso
Un estudio dirigido por investigadores belgas demostró que las personas ponen más empeño en las tareas cuando ven que otros trabajan duro también. El equipo concluyó que el esfuerzo es contagioso. Y en una cafetería, sus modelos generalmente son personas que se enfocan en lo que hacen, ya que pueden enfocarse de manera efectiva. Estar cerca de ellos puede llevarlo a trabajar más duro.
Las empresas y los trabajadores pueden demostrar confianza al cortar el cubículo
Los empleados están particularmente preocupados por trabajar para empresas en las que pueden confiar. Permitir que las personas trabajen en cafeterías u otros espacios remotos es una forma sencilla para que los empleadores demuestren fe en su personal, y cuando los trabajadores experimentan esta confianza, es más probable que correspondan y sientan que el negocio los tratará de manera justa.
La economía gig está creciendo
Hasta el 43% de la fuerza de trabajo estadounidense se involucrará en la economía gig para 2020, lo que significa que muchas más personas necesitarán un lugar para completar las tareas. Mientras que algunas personas dentro de esta economía, como los conductores de Uber o tutores en línea, no necesariamente encontrarán cafeterías como el espacio de trabajo ideal, otros que sí trabajan como escribir, diseño gráfico o incluso creación de sitios web pueden encontrarlo más que adecuado, sobre todo porque es rentable y, hasta cierto punto, puede proporcionar una sensación de no estar completamente separado de los demás.
Por supuesto, esto es todo desde la perspectiva del empleado y el empleador. La respuesta de las cafeterías afectará la rapidez con que los trabajadores invaden también. Los trabajadores en algunas tiendas no pueden soportar a las personas que entran y salen todo el día, ya que eso significa que hay menos espacio para clientes adicionales. Estas empresas incluso se esfuerzan por ofrecer un diseño ergonómico y atractivo y una conexión a Internet confiable y rápida. Puede ser que ciertas tiendas se conviertan en centros para los trabajadores, mientras que otras se conviertan en centros de compras para los compradores en general.
Artículo publicado en Inc.
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