15 junio, 2015

Trayectoria

Roberto J. Argüello septiembre 2, 2014

Hemos seguido en el tiempo cómo el doctor Mario Enrique Sáenz ha venido construyendo ladrillo a ladrillo una de las mejores y más conocidas firmas de abogados en Centroamérica y ha representado a importantes compañías e inversionistas de sectores como las telecomunicaciones, generación de energía, gas e importantes empresas de franquicias comerciales, así como bancos comerciales que hacen negocio en el país.

Sáenz & Asociados es una de las firmas de mayor crecimiento en El Salvador, y desde hace más o menos tres años ha iniciado una estrategia de expansión de sus servicios legales en otros de los países de Centroamérica; ya tiene oficinas en Guatemala y Costa Rica. Según nos indicó el Dr. Sáenz, su empresa está en proceso de abrir oficinas en Nicaragua y Honduras, con lo cual se convertirá en una firma regional, bajo un sistema de oficinas propias y no de simples corresponsalías.

Le preguntamos a Daniel E. González, líder del Área de Práctica de Arbitraje Internacional de la reconocida firma inglesa-americana Hogan Lovells, sobre el porqué del éxito de Sáenz & Asociados, y nos respondió: “En la vida profesional de un abogado, siento que realmente solo llegamos a conocer a unos pocos abogados verdaderamente excepcionales que combinan la inteligencia, la ética, el trabajo duro y la perseverancia necesarias para ser conocido como un ‘superabogado’, que es exactamente lo que el Dr. Mario Sáenz es. Lo felicito por todos sus logros y el gran despacho y familia que ha creado como un legado digno de admirar por todos nosotros”.

A ese comentario no hay que añadirle una sola palabra.

La historia del doctor Mario Enrique Sáenz comienza en 1947, cuando su padre, el doctor Humberto Sáenz, se gradúa de abogado de la prestigiosa Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador, empezando con él la primera generación de abogados.

De su matrimonio con doña Miriam Cevallos de Sáenz nacen seis hijos: Humberto, Miriam Beatriz, Mario Enrique, Jorge Armando, Anabell y Claudia Margarita. De los seis, cuatro se hacen abogados, Miriam Beatriz decide ser médico y Anabell se dedica a la administración bancaria.

En 1979, los hermanos Humberto y Mario Enrique deciden fundar formalmente su bufete de abogados, en ese entonces bajo una alianza estratégica con familiares que se dedicaban a la contabilidad y auditoría empresarial. Empiezan con una fuerte clientela en el sector bancario y de la industria de la construcción. Recordemos que esos años fueron difíciles, ya que El Salvador se encontraba inmerso en un grave conflicto armado; la guerrilla había llegado a tener una posición significativa de poder, y las Fuerzas Armadas, a pesar del apoyo logístico y económico que recibían de los Estados Unidos, no eran capaces de controlar y vencer a los alzados en armas. El futuro del país parecía incierto y la amenaza no solo de una desestabilización social total, sino el peligro personal de perder la vida era un sentimiento normal en los habitantes de El Salvador.

Los hermanos Sáenz, incluyendo al menor de los varones, el también abogado Jorge Armando, se reunían en familia para hacer planes sobre cómo “conquistar” El Salvador desde un punto de vista profesional; se sentían jóvenes, fuertes y capaces.