Empresario de éxito, vinculado a negocios de construcción, inmobiliarios y de energías renovables, es un hombre hecho a sí mismo.
Por Jose Herguedas Lacayo, periodista deportivo
A lo largo de la historia del fútbol español han surgido presidentes de clubes que se han convertido en personajes históricos. José Castro Carmona (Utrera, Sevilla, 1958), es sin duda alguna, uno de ellos. Pepe Castro, como se le conoce cariñosamente, creció siempre con el Sevilla presente en su vida y se define como una persona de consenso y no autoritario.
Empresario de éxito, vinculado a negocios de construcción, inmobiliarios y de energías renovables, es un hombre hecho a sí mismo.
Socio del club desde el año 1976 con carnet nº 689, miembro del consejo de administración del Sevilla FC en 1997, vicepresidente en 1999, accede a la presidencia en el 2013, es uno de los responsables del salto deportivo y cualitativo logrado bajo su mandato, en el que se han conquistado entre otros títulos, cuatro copas UEFA Europa League, 2014, 2015, 2016 y 2020.
Vida y Éxito conversó con José Castro Carmona sobre su exitosa trayectoria en el club entre otros temas.
Háblenos de su infancia creciendo con su familia en Utrera y sus inicios en el fútbol ¿Quién le inculcó el amor por el deporte?
Desde pequeño me gustó jugar al fútbol, como a la gran mayoría de los niños de mi época. Jugábamos en las plazuelas y en el Colegio. Yo estudié en los Salesianos y allí siempre se ha hecho deporte y fútbol. Mi tío fue el que me inculcó el amor por el Sevilla, pues es el que me trajo por primera vez al estadio a ver al equipo. Desde ese día siempre he ido al estadio Ramón Sánchez Pizjuán.
Desde temprana edad ha estado relacionado con el mundo de los negocios. ¿Cuando supo que quería vincularse con el fútbol de élite?
Yo tenía un restaurante en Utrera y a él venía gente de fútbol. Fue ahí donde surgió la posibilidad. El Sevilla necesitaba ayuda de sevillistas y yo no me lo pensé, pese a que en aquella época la situación del club no era la mejor en el aspecto económico.
Con 40 años se convierte en vicepresidente del Sevilla FC, en ese entonces en la Segunda División. ¿Cómo fueron sus inicios en la institución?
Si, fue un paso complicado y difícil de dar, pero a veces el corazón toma decisiones sin contar con la razón, afortunadamente. El Sevilla FC estaba en peligro de muerte y no podíamos dejarlo solo.
Como Vicepresidente usted es testigo directo del ascenso meteórico del Sevilla FC, hasta llegar a conquistar los primeros títulos internaciones, las Copas UEFA en Eindhoven y Glasgow, con una Supercopa Europea entre medias venciendo a nada menos que el FC Barcelona por 3-0. ¿Cómo vivieron usted, el club y la ciudad esos años?
Es una época preciosa. En solo cuatro años pasamos del suelo al cielo. Fíjese que cuando entró Roberto Alés de presidente estábamos en Segunda e hicimos un equipo para cumplir el expediente. Apostamos por Monchi y Caparrós y la jugada salió redonda. Volvimos a Primera de forma brillante y en tres temporadas ya nos clasificamos por primera vez para la UEFA en el siglo XXI. ¡Desde entonces solo hemos faltado una vez! El equipo que tuvo el Sevilla en aquella supercopa que ganamos al Barcelona era de ensueño. Con Daniel Alves, Renato, Kanouté, Navas, Luis Fabiano, Adriano… Incluso llegamos a pelear la Liga.
En el 2013 accede a la presidencia de la institución y durante su mandato se han conquistado cuatro UEFA Europa Leagues. ¿Qué significa para usted presidir al Sevilla en lo que es, sin duda alguna, la época más gloriosa en su larga historia?
Significa por un lado orgullo, porque me considero un sevillista de a pie que ha tenido la fortuna de vivirlo como presidente, pero por otro lado es una gran responsabilidad. Para alguien como yo el Sevilla no es un negocio aunque el fútbol actual lo sea. Para mí el Sevilla es parte de mi vida, es como alguien más de la familia.
El ejemplo de la afición del Sevilla CF, más de cuarenta mil almas cantando su hermoso himno, es la envidia del futbol continental. ¿Qué siente Ud. cuando está en el palco y su equipo parece que vuela en el Ramón Sánchez Pizjuán?
Es una sensación indescriptible, algo único. Se me ponen los vellos de punta. Cuando elegimos el himno tuve la suerte de ser el primero que lo había escuchado y sabía que mis compañeros de Junta iban a alucinar con él. Nadie dudó en votar por la canción del Arrebato.
¿Que repercusiones económicas y deportivas ha enfrentado el Sevilla FC ante la pandemia del COVID-19?
Deportivas, afortunadamente, muy menores, pues el equipo no solo cumplió el objetivo de conseguir la plaza Champions sino que además consiguió la UEFA Europa League. Y económicas, dado que en lo deportivo fue muy bien, la cosa no fue un desastre. Evidentemente hemos perdido ingresos que antes eran fijos como los de ticketing, pero gracias a una buena planificación el club no se ha resentido demasiado.
Por último, presidente, ¿cómo ve el futuro del Sevilla FC y que legado le gustaría dejar a las futuras generaciones sevillistas?
Mire, el futuro del Sevilla es ilusionante. El club no para de crecer, nuestro objetivo es consolidarnos como equipo habitual en la Champions y seguir dando pasos sostenidos poco a poco, con la idea de alguna vez acercarnos un poco más en presupuesto a los tres grandes. Como legado, sería fantástico poder seguir remodelando el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. Desde 2015 estamos adecuándolo a lo que debe ser un estadio moderno y pese al freno de la pandemia no hemos dejado de hacerlo. Nos quedan proyectos en estudio como la ampliación o la cubierta que hay que ver cómo y cuándo se podrán realizar, pero que ello tenga su impacto en el potencial deportivo.
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