• 6 agosto, 2021

Una chef de corazón dulce

Una chef de corazón dulce

La nicaragüense Inés Del Carmen Zablah se especializa en comida árabe y la comercializa a través de Instagram y Facebook.

Por Milagros Sánchez Pinell

Inés Del Carmen de Zablah jamás estudió artes culinarias, pero le apasiona cocinar. En sus recetas árabes encontró una forma de emprender y desde sus redes sociales promociona a La cocina de Maminés destacándose su delicioso baklava, uno de los dulces más populares de la gastronomía otomana.

También su sambousek, faláfe, mamul y kibbeh son manjares del cielo que se caracterizan por su sazón personal que enamoraron primero a su familia y ahora los degustan una clientela que cada día crece en Tegucigalpa, Honduras donde reside desde hace 40 años.

Inés del Carmen Zablah.

“La cocina de Maminés tiene tres años. Es un emprendimiento nuevo que empezó por motivación de la familia, aunque al principio uno no se atreve porque va dejando pasar los días por diferentes razones, pero me decidí y ahora estoy muy contenta”, expresó.

Maminés, como cariñosamente le llama su familia, está tan complacida que asegura que se siente realizada. “Estoy tan contenta que no se me ocurre trabajar para nadie más, así me llamaran para trabajar en algún ministerio, no se me ocurre de lo libre y de lo contenta que me siento con lo que hago”, dijo.

Inés Del Carmen de Zablah es una nicaragüense graduada de Administración de Empresas en la Universidad Centroamericana (UCA) en Managua, Nicaragua y desde hace 42 años está casada con Rolando Zablah, de origen árabe, con quien procreó dos hijos: Juan Alberto y Vivian Inés.

Según su curriculum fue asesora especial en el Ministerio de Educación en Honduras, Encargada de Asuntos Políticos y Económicos en la Embajada de Nicaragua, Coordinadora General de Cumbres Presidenciales del SICA en el período del presidente hondureño Ricardo Maduro y ha gerenciado sus propias empresas como son: Oficinas Modulares, Inversiones y Arrendamientos S.A y Artículos Promocionales S.A.

Platillo de La Cocina de Maminés.

La cocina de Maminés, catalogada por su creadora como “un emprendimiento informal” porque desde la cocina de su hogar elabora sus exquisitas recetas de forma personalizada.

“Mi éxito está en que yo personalmente elaboro las cosas, así que puedo garantizar la calidad de mi producto con mi toque único, mi sazón. Y como soy bien organizada siempre mantengo mi cocina en orden y ahí voy poco a poco a mi ritmo”, aseguró.

Imparte clases de cocina a privadas de libertad 

Su talento culinario, más allá de una actividad económica, le ha servido para llevar bendición, junto a su amiga y consuegra Leda Vides, a las privadas de libertad de la Penitenciaría Nacional Femenil de Adaptación Social (PNFAS) en el valle de Támara, Honduras, donde imparte clases de cocina desde el año 2015.

Es así como cada martes a las 9:00 a.m., antes de la pandemia del Covid -19, un grupo de mujeres con delantal amarillo en la prisión de Támara esperaban la llegada de la chef que con receta en mano y una amorosa sonrisa compartía sus secretos de cocina como una forma de motivarlas a que cuando salgan de prisión emprendan un negocio que las mantenga alejada de los problemas.

“Como vi las necesidades que había recurrí a mis amistades quienes patrocinaron con todos los insumos necesarios para estas clases de cocina y la respuesta fue maravillosa. Yo les digo a ellas que no necesitan tener una profesión para salir adelante, las clases de cocina es una herramienta de trabajo que les estoy dando para cuando salgan porque no he visto negocio de comida que fracase”, dijo Maminés.

Platillo de La Cocina de Maminés.

Además de sus clases de cocina como parte de su apostolado, doña Inés imparte clases de catecismo en el PNFAS para que las privadas de libertad reciban los sacramentos de bautismo, confirmación y comunión.

Y es gracias a su otro oficio remunerado como asesora de liturgias de bodas, donde coordina y prepara toda la parte religiosa y espiritual de los novios y de la ceremonia matrimonial, obtiene los recursos para patrocinar las biblias, cuadernos y lápices que obsequia a las mujeres de Támara para sus clases de catecismo.

“Ayudar a las privadas de libertad es una de las cosas que más me llena y me da más satisfacción porque muchos las ven como menos que ser humano. Ellas ven lo que uno hace por ellas y lo aprecian tanto que para ellas soy la madrecita, la tía, la reina. Es muy bonito”, manifestó.

Gracias a ese compromiso cristiano, Maminés ha logrado muchas obras dentro de la cárcel de Támara como la primera promoción de belleza y cosmetología y la construcción de un parque infantil para los hijos de las reclusas.

Aunque a raíz de la pandemia sus visitas al PNFAS están en pausa, dijo que muy pronto estará retomando su apostolado.

“Me da mucha paz saber que lo que hago es una forma de dar gracias a Dios por todas las bendiciones que he recibido. Me llena de ilusión saber que voy a ir a Támara y ver la cara de satisfacción de los niños que conviven con sus madres encarceladas porque les llevamos juguetes y las de ellas porque también reciben ropa que nos donan. La satisfacción y paz que me da es invaluable”, concluyó.

Etiquetas: ayuda social / Cocina árabe / comida / Honduras / Nicaragua

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