El café es identidad y orgullo de latinoamérica para el mundo.
Por César Augusto Echeverry
Soy Campesino de las Montañas Occidentales de Colombia, donde mi familia desde hace más de 100 años ha vivido, crecido y nutrido de la caficultura; de la cual nos sentimos inmensamente orgullosos y soñamos que nuestros hijos y nietos puedan continuar por generaciones en este legado de mantener este tejido social y conservar la estabilidad de los ecosistemas de estas laderas Andinas.
El café es identidad y orgullo de latinoamérica para el mundo; pero también es capital social estratégico, articulador y dinamizador económico de la ruralidad de nuestros países y sustentabilidad ambiental de los ecosistemas. Que no se podrá dejar perder, ni siquiera debilitar en su estructura organizacional y económica; por coyunturas transitorias de los mercados y/o la crisis institucional cafetera y/o de gobernabilidad por parte de los estados.
Desde niño me enseñaron que la caficultura tenía tiempos buenos, regulares y malos (tal vez más regulares y malos que buenos en las últimas décadas); a causa de la oferta ambiental (el clima, las enfermedades como la roya y la broca) y/o de los mercados internacionales en bonanza o depresión de precios; pero que si siempre se cultivaba bien la tierra y se sembraba con pasión, amor y esperanza; se podrían esperar cosechas de bienestar y progreso para nuestras familias y comunidades. Mandato que continuamente hemos cumplido y aspiramos mantener; pues sin dedicación, esfuerzo y perseverancia no habrá nunca oportunidades para seguir adelante…
Conscientes de esa responsabilidad trascendental, hemos puesto todas nuestras capacidades y recursos para lograr sustentabilidad de largo plazo en nuestra empresa cafetera; para ello se priorizaron esfuerzos en brindar formación y capacitación a las nuevas generaciones; pretendiendo el intercambio efectivo de saberes tradicionales y aprendizajes académicos, a través del complemento generacional; permitiéndonos el desarrollo de un sistema tecnológico, enfocados en un modelo agroforestal; que continua manteniendo su viabilidad económica (a pesar de dificultades del mercado), con una promisoria equidad social y ante todo un aprovechamiento racional y profundo respeto por nuestros recursos naturales.
Pero nuestra preocupación radica, que esta situación es un caso atípico en nuestra caficultura; pues la realidad del común es que hay una verdadera erosión del talento humano de las zonas rurales cafeteras, especialmente de las comunidades más vulnerables, como son las nuevas generaciones; una de las causas del desestimulo y la limitada apropiación tecnológica por parte de nuestros cafeteros; construyendo un círculo vicioso de brecha tecnológica, baja productividad, bajos ingresos, falta de recursos para mantener el sistema productivo, baja competitividad y perdida de mercados. Pues infortunadamente el gran esfuerzo en educación de jóvenes desarrollado por décadas en las zonas cafeteras; ha fallado por la falta de pertinencia del conocimiento y la limitada practicidad de las enseñanzas, que impide la aplicabilidad tecnológica; conllevando a cientos de miles de jóvenes académicamente acreditados a migrar de las zonas rurales a centros urbanos y muy especialmente a los países del Norte, donde podían aspirar a mayores ingresos económicos, relegando a comunidades más adultas y académicamente menos capacitadas, a resignarse sobreviviendo de las duras y mal remuneradas tareas del campo.
Este análisis, No se trata nunca de resistencia al cambio tecnológico, sino la necesidad de generación acertada de conocimiento, con apropiación y ajuste tecnológico para adaptarnos y construir escenarios de mediano y largo plazo; agregando criterios de ecoeficiencia y agroecología a nuestros sistemas productivos; que trasciendan más allá, de la necesaria mirada productivista y de adecuada competitividad en el corto plazo; que permanentemente es permeada por afanes políticos, de mostrar resultados inmediatos de gestión; cuando los sistemas naturales son resilientes y que ante todo obedecen a una lógica natural trascendente.
El desarrollo de este modelo productivo “revolucionario” (dependiente); se vio ampliamente favorecido por un escenario de mercado internacional regulado por pactos de cuotas cafeteras (sustentado por un componente geopolítico); con precios estables y al alza; combinado con manejos macroeconómicos del estado; que garantizaban el mantenimiento de unas tasas de cambio altamente competitivas; que permitían transferir un buen poder adquisitivo al café y un importante porcentaje de ahorro para la inversión social y la estabilización de precios a largo plazo. Lo que les permitió sobrellevar con éxito las vicisitudes ambientales y mantener una muy importante participación en los mercados internacionales; hasta cuando en 1989, principalmente por razones políticas; se rompe el pacto cafetero y se expone nuestra caficultura a la libre competencia de los mercados internacionales; que por demás, el café es uno de los comodites más volátiles de las bolsas de valores, donde el 99% de las transacciones son toma de posiciones especulativas, donde poco o casi nada tiene que ver los factores fundamentales de los mercados; la oferta, la demanda, los inventarios o lo quizás más importante la calidad integral del producto…
Durante estos últimos 34 años en la montaña rusa del “libre mercado”; se han venido estableciendo intermediarios de la cadena de provisión del café, oligopolios de gran poder de negociación, que han venido capturando recursos, a través de la obstrucción del libre y transparente relacionamiento entre productores y consumidores; invisibilizando particularidades de los productos y limitando la agregación de calidad (pues su negocio son las mezclas de tipos y orígenes de café); impidiendo así la transferencia de valor; llegando a la absurda cifra que al productor primario se le pueda estar transfiriendo menos del 5% del valor que paga el consumidor final por su producto.
Los estados Latinoamericanos y las instituciones cafeteras han sido incapaces de gestionar una solución a esta absurda realidad, permitiendo un gran atraso tecnológico y en infraestructura, con grandes ineficiencias y sobrecostos logísticos (con falta absoluta de trazabilidad interna); resultado que queda manifestó cuando perdimos la participación del mercado y una fuerte caída en la producción, la pregunta que como cafeteros les tenemos a nuestras autoridades es… Cuál es la visión estratégica (más allá de unos transitorios y limitados subsidios, que parece es donde han concentrado todos sus esfuerzos), que tienen para desarrollar nuestra caficultura generadora de valor y bienestar para nuestras comunidades; porque lo que evidenciamos miles de familias es el escenario grotesco del conflicto, con la pérdida del liderazgo, la desesperanza y la desilusión frente a nuestro futuro…
Podría afirmarse con toda claridad y contundencia que no se logra un alineamiento de objetivos de calidad en cadena; para generar conjuntamente océanos azules de la innovación y sustentabilidad de largo plazo. Allí puede estar la clave del mercado, con alta diferenciación, posicionamiento y valoración con productos y coproductos de los ecosistemas cafeteros; donde se construyan círculos virtuosos de trabajo articulado en procesos de ciencia, tecnología e innovación; vinculando comunidades científicas y académicas, para realizar investigación aplicada (preferiblemente con la utilización de la Investigación Acción Participativa); involucrando proactivamente a las comunidades productoras y técnicos de campo; con miras a una efectiva apropiación tecnológica; combinando objetivos con los actores claves de la cadena, como son los tostadores y baristas (quienes tienen más cerca la percepción de los mercados), que permita satisfacer cada vez más adecuadamente las necesidades y expectativas de clientes y consumidores que nos reconozcan, prefieran y valoren a través de modelos de negocios prosperar + prosperar que sean más inclusivos, equitativos y justos para todos; pues solo así podremos lograr la sostenibilidad… con esto esperamos que nuestros hijos y nietos, puedan decir con cada vez más orgullo y menos resignación, que son Cafeteros con prosperidad, progreso y bienestar; porque Unidos Logramos Todo…
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