28 diciembre, 2023

Un último adiós a Francisco Zúñiga

Redaccion septiembre 2, 2014

De Don Francisco hay miles de recuerdos que serán difíciles de borrar de nuestra memoria, como la mirada reflexiva antes de argumentar sobre un tema.

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Por Magally Leiva Ledezma

Cuando el Chairman de la revista, Roberto J. Argüello, me solicitó que escribiera estas líneas, asumí que sería sencillo porque mi corazón reboza de agradecimiento para con Don Francisco Zúñiga, mejor conocido como “Chico”, y que las palabras brotarían llenas de buenos recuerdos, los mejores consejos de vida y las gratas experiencias vividas junto a él y su esposa Angelita.

Sin embargo, no fue tan sencillo, sin antes derramar algunas lágrimas, pensando que no tuvimos la oportunidad de despedirnos. Me es muy difícil expresar mi dolor y sentimientos en pocas palabras ya que Don Francisco Zúñiga representó por muchos años, un bastión en mi vida de trabajo y de familia.

De Don Francisco hay miles de recuerdos que serán difíciles de borrar de nuestra memoria, como la mirada reflexiva antes de argumentar sobre un tema, o el gesto elocuente bordeado por una sonrisa, donde no existían los pensamientos fugases, ni las palabras vacías.

Amante de su natal y linda Nicaragua, del arrullo de las olas, el azul del mar, la tibia arena y el reflejo del sol en la playa donde vivía. Maestro de las sobras de la cocina, con las que podía reconstruir cualquier platillo, amante del buen vino y caballero de la buena mesa, conversador culto e inteligente, lleno de anécdotas de trabajo y de vida, siempre silbando alguna melodía o tarareando alguna canción de antaño. Con gran habilidad para descifrar a las personas, y leerlas claramente, y una sensibilidad humana incomparable.

Este ángel que un día llego a nuestro universo, hablando de alegrías, de penas y heridas, de esperanza y de mejores horizontes, en un segundo estaba en nuestro mundo con la mano extendida para consolarnos, para escuchar nuestras quejas y aullidos, y para hacernos reír a carcajadas y brindarnos un atisbo de la luz de Dios que habitaba en su corazón. Llegó para cuidarnos y darnos un respiro, hacer el aire y el trabajo más liviano.

Me siento afortunada de que cruzaras por mi calle, por la luz que nos brindaste, por la huella indeleble de tus palabras sabias, por el amigo bondadoso, el compañero de altos principios y valores, el jefe que nos mostraba el camino con el ejemplo, transparencia, y pasos de gran rectitud.

Don Chico fue un gran ser humano, de altos valores morales y espirituales, un gran amigo, un admirable padre y un devoto esposo, respetuoso y afable, buen conversador y de gran calidad humana y dotes de buen pastor comprometido con Dios, con la iglesia y con una fe inquebrantable.

En Vida y Éxito queremos recordarte siempre ecuánime, siempre con la palabra precisa, con el consejo que solo la experiencia de los años puede brindar. Queremos recordar la confianza, el respeto profesional y el apoyo incondicional que siempre nos brindó. Queremos recordar su carácter conciliador, su amor por la vida. Queremos recordar su devoción por el trabajo, la disciplina y las buenas prácticas.

Su palabra amable, reflexión acertada, y sus anécdotas de trabajo, de amigos y de su vida familiar serán inolvidables. Vida y Éxito llorará por siempre tu partida. Te recordamos hoy y siempre.

Adiós compañero de batallas, la historia de Vida y Éxito sería muy diferente sin tu presencia y tu sombra.

Como olvidarte. Antes de que cierre este año, queremos brindar por tu vida y tu legado, dedicarte una oración y decirte gracias, gracias, gracias”.

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