6 agosto, 2021

Por qué los introvertidos pueden salvar a la sociedad

Redaccion septiembre 2, 2014

Ser tímido o introvertido es un rasgo evolutivamente valioso, especialmente en este momento.

“Los solitarios no son disfuncionales. Más bien pueden ser héroes”. Este es el hallazgo de unos investigadores de Princeton que demostraron empíricamente que, en todo el reino animal, los solitarios, definidos como «individuos fuera de sincronía con una mayoría coordinada», probablemente sirvan como planes de seguro evolutivos, asegurando la supervivencia de las especies. Por ejemplo, si la pandemia de COVID-19 golpeara a una especie, los introvertidos que se quedaron solos en sus hogares hasta que recibieron las vacunas tendrían una tasa de supervivencia del 100%. Sus tendencias antisociales los harían invulnerables a la amenaza del grupo.

Los solitarios existen en todo el reino animal, como pequeñas manadas que se saltan las migraciones grupales. Están por todas partes. «Ahora que estamos empezando a buscarlo, nos damos cuenta de que muchos sistemas no están perfectamente sincronizados», dice la coautora del estudio, Corina Tarnita, profesora asociada de Ecología y Biología Evolutiva en Princeton. Los humanos solitarios están muy extendidos. «Los llamamos inadaptados o genios, contrarios o visionarios, dependiendo mucho de cómo se sienta el resto de la sociedad sobre su comportamiento».

Pero hasta ahora, los biólogos evolutivos han luchado para determinar si los solitarios son aleatorios o parte de una estrategia de supervivencia, porque estudiar valores atípicos impredecibles es difícil. Entonces, los investigadores identificaron amebas solitarias en un hongo, las que, en momentos de inanición, no se fusionan con otros individuos. Descubrieron que es probable que los solitarios sobrevivan si regresa la comida, y también es probable que sobrevivan a varias desgracias. Después de todo, la acción colectiva conlleva el riesgo de un fracaso colectivo.

También descubrieron que los solitarios no son en absoluto aleatorios: los que se quedan atrás tienen un comportamiento solitario hereditario y que su número se estabiliza a medida que crece la población de esa especie. Esto significa que los individuos solitarios existen en función de su entorno y la comunicación con otras amebas, y pueden producir descendencia social, según las condiciones. Los investigadores escriben que los solitarios son «fundamentales para comprender los comportamientos colectivos y sociales» en todo el reino animal.

Fuente: Fast Company

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