Panamá destaca por su crecimiento de un 36,3% en la IED.
En contraste con la tendencia mundial, los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia América Latina y el Caribe aumentaron 13,2% en 2018 con respecto a 2017, sumando US$184.287 millones, con lo que se revierten cinco años de caídas, aunque la cifra alcanzada el año pasado está aún por debajo de los valores registrados durante el ciclo de auge del precio de las materias primas, informó en Santiago de Chile la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
En 2018, la IED en Centroamérica creció 9,4% con respecto a 2017 por el impulso de Panamá. En el Caribe, las entradas se redujeron 11,4% debido a menores inversiones en la República Dominicana (US$2.535 millones, -29%), principal receptor en esta subregión.
País | Inversión en 2017 (en US$ millones) | Inversión en 2018 (en US$ millones) | Diferencia en porcentaje |
América Central | 11.698 | 12.798 | 9,4 |
Guatemala | 1.170 | 1.032 | -11,8 |
El Salvador | 889 | 840 | -5,5 |
Honduras | 1.186 | 1.226 | 3,4 |
Nicaragua | 772 | 359 | -53,5 |
Costa Rica | 2.856 | 2,764 | -3,2 |
Panamá | 4.826 | 6.578 | 36,3 |
República Dominicana | 3.571 | 2.535 | -29 |
“Al analizar los diferentes componentes de la IED, se observa que la recuperación del dinamismo en 2018 no se fundamentó en el ingreso de aportes de capital, que sería la fuente más representativa del renovado interés de las empresas por instalarse en los países de la región, sino en el crecimiento de la reinversión de utilidades y de los préstamos entre compañías”, señala el documento La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2019.
El estudio muestra gran heterogeneidad en los resultados nacionales: En 16 países hay un aumento de las entradas con respecto a 2017 y en 15 países hay una disminución. La mayor parte del crecimiento de la IED en 2018 se explica por las mayores inversiones en Brasil (US$88.319 millones, 48% del total regional) y México (US36.871 millones, 20% del total).
“En un contexto internacional de reducción de los flujos de IED y de fuerte competencia por las inversiones, las políticas nacionales no deberían orientarse a recuperar los montos registrados a inicios de la década, sino a atraer cada vez más IED que contribuya a formar capital de conocimiento y avanzar hacia patrones de producción, energía y consumo sostenibles”, plantea Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL.
El 47% de las entradas de IED en 2018 correspondieron a la industria manufacturera, un 35% a servicios y un 17% a recursos naturales. Por otra parte, las megaoperaciones de fusión y adquisición transfronterizas se concentraron en Chile y Brasil, en los sectores de minería, hidrocarburos y servicios básicos (electricidad y agua).
Con respecto al comportamiento de las empresas transnacionales latinoamericanas, conocidas como translatinas, el documento de la CEPAL informa que la salida de IED desde los países de América Latina disminuyó en 2018 por cuarto año consecutivo y llegó a US$37.870 millones. El 83% de la inversión directa en el exterior procedente de América Latina tuvo su origen en Brasil, Chile, Colombia y México.
La mayor parte del capital que ingresó a la región provino de Europa (que tiene una mayor presencia en el Cono Sur) y de Estados Unidos (principal inversor en México y en Centroamérica). China, en tanto, perdió participación en las fusiones y adquisiciones en América Latina y el Caribe, apunta el informe La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2019.
El documento también analiza el aporte de las transnacionales de la República de Corea a la transformación productiva de la región, así como las ventajas que podría tener una IED de calidad en la cadena agroalimentaria.
América Latina y el Caribe ha sido el destino de alrededor del 5% del total de las inversiones coreanas en el período 2007-2018. El país asiático, que utiliza principalmente la modalidad de nuevos proyectos de inversión (greenfield), ha apoyado el desarrollo de manufacturas de alto valor agregado en la región, especialmente en la industria automotriz de México y Brasil. La instalación de empresas coreanas en la región constituye una oportunidad para favorecer un tejido productivo más sofisticado, siempre que las políticas de captación y mantenimiento de IED estén integradas a un proyecto de desarrollo nacional, indica la CEPAL.
Finalmente, el informe señala que 7,9% de la IED recibida por América Latina entre 2012 y 2016 se dirigió a la cadena agroalimentaria, especialmente al sector agroindustrial, porcentaje que sube a 15,5% en el caso de Uruguay, 14,5% en Paraguay, 14,4% en México y 11,9% en Argentina. “La IED puede contribuir a que en las cadenas agroalimentarias regionales se produzca el cambio necesario para enfrentar los desafíos ambientales y sociales de las próximas décadas”, concluye la CEPAL.
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