Julio Ligorria es reconocido por haber resuelto con éxito difíciles conflictos entre empresas y complejas crisis de distinta naturaleza a los largo y ancho de todo el hemisferio
El jueves desperté leyendo una de las principales noticias sobre Latinoamérica del emblemático diario español ABC, titulada Ex Embajador de Guatemala en Estados Unidos: “Giammattei puede ser un punto de inflexión en la historia de Guatemala». En ella Julio Ligorría exponía sus puntos de vista sobre los desafíos que enfrentará el recién electo mandatario guatemalteco que tomará posesión en enero 2020 y aseguraba que el electo presidente representaba esperanza para la agitada sociedad guatemalteca.
Leer la opinión de Julio Ligorría en el ABC me dio una enorme felicidad y me hizo reflexionar que tengo la obligación de escribir de este gran amigo, quien fue presentado a mi persona nada más y nada menos que por el Gobernador de la Florida, Jeb Bush, hijo y hermano de dos Presidentes de Estados Unidos, George H.W. Bush y George W Bush. Recuerdo que transcurría el primer semestre del año 1988, durante un almuerzo de la Fundación Nacional Cubano Americana, que presidía el legendario Jorge Mas Canosa, cuando Jeb, en aquel momento, Secretario de Comercio del Estado de Florida y luego Gobernador del Estado, se acerco a mi persona a presentarme a su amigo Julio Ligorría. “Roberto” me dijo, “quiero presentarte a Julio que es un buen amigo que está estableciéndose en Miami, pienso que ustedes pueden coincidir en muchos temas”.
Desde aquella época hasta nuestros días, he tenido una extraordinaria relación con Julio. Me queda claro que quienes le conocen pueden tener diversas opiniones de su encuentro con él, pero todos coincidirán que es siempre afable y un caballero dueño de una carismática personalidad pero sobre todo dueño de un ingenio y un talento para comunicar sus ideas que cautiva y convence.
Julio Ligorría organizó en aquella época desde Miami, una pequeña empresa consultora de comunicación y asuntos públicos que diez años más tarde, en el año 2000, fue reconocida por la revista norteamericana PR Week como una de las top 5 empresas de relaciones públicas de Latinoamérica, que competía con gigantes como Burson Masteller y Hill & Knowlton. Llegó a tener ocho oficinas asociadas en la región, desde Ecuador y Peru, Chile y México, Guatemala o Panamá hasta la República Dominicana y Madrid en donde tenía una estrecha relación con el legendario consultor español José Luis Sanchis. En 2002, por un tema de salud de su primera esposa con la que estuvo casado treinta años, se tuvo que retirar de sus actividades para dedicarse a atender ese sensible asunto familiar hasta el 2008 cuando perdimos a Elizabeth, una ejemplar y valiente mujer que dejó escrito un libro sobre sus experiencias con el cáncer de seno titulado “Mañana Viviré”, cuyo propósito es ayudar a otras mujeres que se vean expuestas a esta dolencia y que fue publicado por la editorial Planeta en 2009. Del matrimonio con Elizabeth, Julio tiene hoy a tres hijos, dos mujeres y un varón y cuatro nietos, tres varones y una mujercita.
Julio Ligorría ha tenido una vida profesional apasionante, ha conocido a cinco presidentes norteamericanos (Ronald Reagan, George HW Bush, George W Bush, Barack Obama y Donald Trump) y a numerosos presidentes de Latinoamericanos, algunos de los cuales han pedido su ayuda en delicados asuntos de Estado. Julio es reconocido por haber resuelto con éxito difíciles conflictos entre empresas y complejas crisis de distinta naturaleza a los largo y ancho de todo el hemisferio, es claro hoy día y no exagero cuando afirmo que Julio se convirtió en uno de los referentes de la resolución de conflictos en la región.
Ha escrito decenas de ensayos sobre la democracia y la libertad, tiene escritos cinco libros, uno de ellos sobre su profesión de los últimos treinta años titulado «Crisis la administración de lo inesperado». Su último libro “Guatemala frente al espejo” Paneta 2019, cuya edición en idioma inglés “Guatemala in the Mirror” ha visto la luz este pasado mes de Julio, es un valioso ensayo en el que Ligorría hace una aproximación a los desafíos que enfrenta su país natal y dedica uno de sus capítulos a describir con profundidad las serias consecuencias que tuvo para Guatemala el desastroso experimento de un “para-organismo” internacional denominado CICIG, que como dijo el Senador de la Florida, Marco Rubio (R), se constituyó en una operación promotora de la justicia selectiva que llegó a politizar el ya deteriorado sistema de justicia guatemalteco. Julio se encuentra entre las víctimas inocentes de ese organismo que dirigió el controversial y conflictivo fiscal colombiano Iván Velázquez.
Para suerte de Julio Ligorría, su caso quedó claramente establecido como un montaje político del que fue víctima. Cuando la Audiencia Nacional de España conoció su caso, por encontrase el en aquel país, la sentencia no solo le negó la extradición a Guatemala sino que agregó que los cargos y pruebas presentadas por el ministerio fiscal guatemalteco no constituían delito de ninguna naturaleza. Era muy claro que el verbo rector de la ley sobre el delito que se le imputaba no le aplicaba de ninguna manera.
Julio siempre tuvo una genuina y permanente preocupación por generar espacios de diálogo y búsqueda de consensos en su convulsa Guatemala, como cuando con el apoyo de otros tres colegas en medio de la guerra civil que azotaba a Guatemala en 1982 ,creó y organizó el primer debate de candidatos a Presidente de la República en la historia del país, evento que uno de los escritores más leídos de hispanoamérica, mi también amigo, Carlos Alberto Montaner calificó en su momento como una luz de esperanza democrática en medio de la barbarie. Julio lo organizó cuando era el director general de la Asociación de Gerentes de Guatemala, y ese evento con los años se convirtió en lo que hoy es la institucional “Noche Cívica” que patrocina en todos los eventos electorales la organización de los gerentes guatemaltecos.
De 2013 a 2015, Julio fue el embajador de Guatemala ante el Gobierno de los Estados Unidos, el único cargo público que ha tenido en su vida profesional. Lo visite numerosas veces en Washington y pude comprobar personalmente la excelente opinión que de su gestión se tenía en los “Think tanks”, en La Casa Blanca, Consejo de Seguridad Nacional, Departamentos de Estado y el Tesoro, así como en el Congreso y el Senado. De hecho hay un libro escrito por el conocido intelectual español Cesar Vidal titulado “El Águila y el Quetzal” de la conquista al plan de prosperidad del triángulo norte, en donde en una parte del mismo se recogen opiniones en las que se asegura que el embajador de la zona más apreciado por la administración norteamericana del Presidente Barack Obama, era Julio Ligorría que independiente de su histórica buena relación con los republicanos pudo establecer buenas relaciones con los demócratas .
Julio volvió a encontrar compañera de vida en una amiga de la infancia, una psicóloga, María Olga. El dice que ha tenido suerte dos veces en la vida, pues se le ha dado la oportunidad de compartir con dos mujeres maravillosas. Hoy Julio, reside en Madrid y sigue con sus actividades, una de ellas son cinco valiosos minutos de análisis semanales sobre temas internacionales y de Centroamérica que nos comparte en su video-blog “Nuevo Tiempo” que se transmite por la red norteamericana enfocada en el mercado hispano de Estados Unidos y en América Latina, Hispanopost.com
Al escribir estas líneas, como habitualmente hago cuando considero relevante escribir sobre diversas personalidades, me doy cuenta que la vida ha sido generosa conmigo al haberme puesto en contacto con muchas personas algunas de la cuales, bastantes diría yo, han terminado siendo grandes amigos, Julio Ligorría es uno de ellos, es mi amigo por más de treinta años.
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