• 8 enero, 2014

“Debemos mejorar las condiciones”

Hasta el 2018, el hondureño que se destaca como promotor de iniciativas de desarrollo humano en la región, continuará al frente de este organismo multilateral. Centroamérica, como explica Rischbieth, ha de enfrentar importantes retos debido a la ralentización del crecimiento de sus principales socios. Mientras, el BCIE continuará apoyando iniciativas en pro del desarrollo social, la competitividad y la integración regional.

Fue en 1960 cuando nació el banco de desarrollo para Centroamérica, su socio estratégico y proveedor de recursos, cuya sede está en Honduras. En la actualidad, la institución que promueve la mejora de la calidad de vida de los centroamericanos, orienta sus acciones –de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas–, en el apoyo a iniciativas que generan empleo, el financiamiento a la micro, pequeña y mediana empresa, así como el mejoramiento de su productividad y la calidad de sus productos, entre otras. Además, el Banco va a seguir contribuyendo al desarrollo del capital humano, por ejemplo, con el financiamientos de proyectos educativos y de salud. También, explica Nick Rischbieth, continuará respaldando actividades en pro del fortalecimiento de la cobertura de servicios y de atención a las necesidades básicas, a través de la promoción de proyectos de inversión en infraestructura social (agua, saneamiento, electrificación y vivienda social).
Tras más de 50 años de trayectoria, el BCIE se destaca por su solidez crediticia y financiera.

¿Cuáles son los principales objetivos en desarrollo social que se marcará hasta el 2018 para elevar el impacto regional del banco?

Actualmente, estamos frente a una región que requerirá financiamiento para megaproyectos de grandes dimensiones nacionales y de integración, para incrementar la competitividad y reducir la pobreza, para lograr un desarrollo sostenible inclusivo y efectivo. Mantendremos la relevancia y el impacto de la institución, que siempre debe estar lista para los grandes cambios en la arquitectura del desarrollo de Centroamérica.

Desde mi perspectiva, el BCIE deberá realizar una profundización agresiva en la generación de programas y proyectos sociales de infraestructura social, vivienda, desarrollo rural, seguridad alimentaria, salud, educación y reducción de la brecha tecnológica, todo centrado en el desarrollo humano de la región.

¿Qué destaca de la gestión que termina este 2013?

Durante el período 2010-2013 se ha beneficiado a más de un tercio de la población de Centroamérica con los programas y proyectos aprobados. Se han generado más de 150.000 empleos (fijos y temporales), se ha incrementado la red vial regional en más de 1.200 kilómetros, con importantes externalidades además de la propia vía de la integración, con elementos asociados a la mejora en competitividad, acceso a mercados y reducción de costos de transporte, y efectos de mejora para acceso a servicios de salud y educación. A esto se agregan acciones en las que se estima un aumento de la cobertura energética regional sobre el 13% de la oferta existente en el 2009 (de la que dos tercios son proyectos renovables), o el impulso a programas que permiten el fortalecimiento de la industria, el propio sector agrícola y el fondeo al sistema financiero regional.

Para ello, el BCIE ha llevado a cabo, entre el período 2010-2013, aprobaciones por un monto cercano a los US$6.000 millones. Ha focalizado sus esfuerzos en el eje de competitividad con una participación cercana al 43,9% del monto total aprobado, en el eje de desarrollo social con 41,9% e integración regional con cerca del 14,2% del monto agregado. En tanto, a nivel de desembolsos, el valor entre el 2010 y el 2013 es superior a los US$5.100 millones, donde el eje de competitividad compone el 52,9% del monto total, mientras que el eje de desarrollo social e integración representan el 35,2% y el 11,9%, respectivamente.

Su primer mandato se caracterizó, entre otros aspectos, por modernizar el Banco, ¿en qué consistió esa reestructuración?

La gestión para el período 2010-2014 tuvo como pilar fundamental la necesidad de modernizar la propuesta institucional ante los nuevos retos de la economía mundial, y en torno al papel que el BCIE debe asumir en el desarrollo de las economías de sus países miembros beneficiarios, tras cincuenta años de operaciones.
Por lo tanto, la institución ha llevado a cabo una importante cantidad de acciones, tal como la propia definición de mecanismos operativos que garanticen las intervenciones aprobadas por la institución, fundamentadas en principios selectivos de impacto, de sostenibilidad financiera y de riesgo prudencial.

El 2012, con los mejores resultados financieros de su historia, fue un año excepcional para el Banco. ¿Cómo se perfila el 2013?

Las proyecciones de aprobaciones del BCIE para el 2013 presentan un valor cercano a los US$1.500 millones, mientras tanto los desembolsos del activo productivo rondarán los US$1.400 millones, ambas cifras similares a los valores registrados en el 2012. Por otro lado, para los resultados financieros, se estima que al cierre del 2013 los activos totales presenten una tasa de crecimiento del 0,94%, respecto al saldo de activos totales del 2012, por US$7.505,7 millones; mientras que se proyecta que el saldo del pasivo total refleje una disminución del 1,03% en cuanto al monto de pasivos generados en el año anterior, por US$5.364,1 millones.

Cabe destacar que ello da como resultado una estimación de fortalecimiento patrimonial para el 2013 por el orden del 5,9%, respecto al patrimonio por US$2.141,7 millones alcanzado en el 2012. Adicionalmente, se proyecta una razón de crecimiento de la utilidad neta del 14,3% en relación con la obtenida el año anterior, cercana a los US$103 millones.

El BCIE destaca por su solidez financiera.

Es el resultado de sus políticas financieras conservadoras, lo cual ha sido determinante para que el BCIE sea calificado como uno de los mejores riesgos en toda Latinoamérica. Su sana posición le ha permitido mejorar continuamente su calificación de riesgo, lo cual está en línea con lo establecido en nuestra estrategia que busca ubicar a la institución en una posición óptima para desarrollar su rol de intermediación financiera, manteniendo su relevancia hacia los países miembros beneficiarios.

En los últimos años, hemos emitido bonos en mercados de Centroamérica, Latinoamérica, Estados Unidos, Asia y Europa. Recientemente, concretamos exitosamente la tercera emisión en el mercado suizo, por un monto aproximado de US$300 millones, lo que reafirma la buena percepción que mantienen los inversionistas internacionales sobre la solidez crediticia y financiera del BCIE.

¿Cómo se vislumbra la lenta recuperación de la economía mundial desde la ventana del banco de los centroamericanos?

La lenta recuperación mundial, así como los tangibles riesgos a la baja, continuarán imponiendo grandes retos a las economías centroamericanas y marcarán la tónica del desempeño económico en el mediano plazo. En ese contexto, el BCIE percibe como medulares las medidas que están siendo adoptadas por las principales economías avanzadas, especialmente aquellas vinculadas al proceso de saneamiento de los balances soberanos y la resolución de las debilidades estructurales de la banca en Europa, la absorción del impacto del recorte del gasto público y de la política de endeudamiento de Estados Unidos, así como la ralentización del consumo de los mercados emergentes y las reformas en el modelo de la economía china.

La institución está consciente de que el impacto de la volatilidad de esta recuperación mundial podría verse reflejado a nivel de Centroamérica. Por lo tanto, la región continuaría en presencia de tasas modestas de crecimiento, volatilidad en los precios internacionales de las materias primas y de los principales productos de exportación y modesto empuje del intercambio comercial, por lo que sería conveniente que estas economías estén atentas a la evolución de estas variables y fortalezcan sus fundamentos económicos, los márgenes de maniobrabilidad (especialmente en materia de sostenibilidad de las finanzas públicas), el apoyo para el sistema financiero regional, así como los factores que contribuyan al aumento de la competitividad y el crecimiento inclusivo.

¿Y la situación económica regional en el año que empieza?

Centroamérica enfrenta importantes retos asociados al lento crecimiento de sus principales socios comerciales, las condiciones financieras más restrictivas vinculadas al proceso de normalización de la política monetaria de Estados Unidos y el continuo deterioro de los términos de intercambio.

Ante ese escenario, las estimaciones definidas por diferentes organismos prevén un crecimiento cercano al 3,3% el próximo año. Los países de la región deben tratar de fortalecer sus fundamentos económicos y los márgenes, para poder aplicar políticas con el fin de estar mejor preparados para los difíciles tiempos que se avecinan y para reducir el conjunto de vulnerabilidades existentes.

Cabe destacar aspecto tales como la consolidación fiscal, con el fin de establecer objetivos de mediano plazo consistentes con la estabilidad macroeconómica y la sostenibilidad de la deuda pública, un marco monetario más sólido para consolidar los avances en la reducción de la inflación y afianzar el anclaje de las expectativas inflacionarias, un sistema financiero más seguro, avanzando de forma acelerada en la implementación de la supervisión basada en riesgos, el fortalecimiento del marco normativo para la supervisión consolidada, y la formulación de mecanismos de protección contra el contagio, y el propio fomento del crecimiento inclusivo, con la finalidad de reducir la pobreza y la desigualdad en la distribución del ingreso.

¿Veremos crecer el número de socios extrarregionales?

Estamos trabajando en ello. Creemos que es relevante para incrementar los flujos de capital y aumentar la focalización internacional hacia la región. Buscamos atraer nuevos países que vengan a fortalecer los alcances del Banco para el desarrollo regional, tanto con recursos financieros como no financieros.
Mediante la incorporación de nuevos países extrarregionales y aportes de capital de los socios actuales, se seguirá consolidando la sostenibilidad financiera; esto complementará el fortalecimiento proveniente de nuestras utilidades y permitirá incrementar la cantidad y calidad de la oferta de recursos para el desarrollo de los países.

¿Qué países ajenos a la institución están colaborando con ustedes?

Alemania (Kreditanstalt für Wiederaufbau), Francia (Ministerio de Asuntos Exteriores), Japón (Japan Bank for International Cooperation), Italia (Ministerio de Relaciones Exteriores), Korea (Eximbank), Emiratos Árabes (Abu Dhabi Fund for Development), Dinamarca (Eksport Kredit Fonden), Países Bajos (Ministerio Holandés de Asuntos Exteriores) y Suecia (Swedish International Development Cooperation Agency).

¿Le han convertido en un gran conocedor de Centroamérica sus casi 20 años ligado al banco?

El análisis específico de la región me ha permitido constatar que uno de los retos más importantes es mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, especialmente porque más de un cuarto de la población centroamericana vive en pobreza extrema (el 90% de las aprobaciones efectuadas por el Banco poseen un componente orientado a reducirla).

Creo que es importante destacar los esfuerzos de los países tratando de implementar estrategias que van desde impulsar la universalización de un paquete de prestaciones básicas de salud, a través de cambios en el financiamiento y la gestión de los servicios, hasta el impulso de proyectos orientados a la ampliación de la cobertura de la educación pública, primaria y secundaria; así como un mayor acceso a la educación para mejorar la productividad y el desarrollo de programas de transferencias, entre otros.

El BCIE concentra sus esfuerzos en apoyar el desarrollo social de la región, en el período estratégico vigente la institución ha desembolsado más de US$1.800 millones en intervenciones dedicadas a mejorar las condiciones de vida de la población.

¿Qué resultados arroja la medición de sus acciones en el desarrollo regional a través del I-BCIE?

Luego de tres años de implementación de nuestro Sistema de Impacto en el Desarrollo (I-BCIE), contamos con información de cada una de las intervenciones financiadas por el Banco en cuanto a objetivos de erradicar la pobreza extrema y el hambre y de garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.

En ese periodo, el Banco ha aprobado operaciones por un monto de US$4.652,9 millones, donde podemos mencionar como principales efectos en el desarrollo: la generación de cerca de 160.000 empleos fijos y temporales; más de US$583 millones de ingresos para el Estado por concepto de ingresos tributarios y ahorros, y más de US$341 millones de ingreso nacional por concepto de pago de salarios.

Se ha mejorado el acceso de la población a servicios básicos, así como la conectividad física de la región por medio del apoyo a la construcción y rehabilitación de 1.364,4 kilómetros de carreteras, la instalación de 6.838 conexiones domiciliarias de agua potable, la generación de 1.788 MW de energía, principalmente a base de recursos renovables, entre otros. Asimismo, se benefició a 1,2 millones de usuarios diarios de la red vial de la región, más de 185.000 usuarios de servicios de agua y saneamiento, 1,3 millones de abonados a los sistemas interconectados de energía, 2,7 millones de familias, más de 48.000 mipymes y más de 2.000 de educación superior.

¿El principal escollo de la integración pasa por la modernización de los pasos fronterizos?

Sin duda, uno de los elementos necesarios para poder completar el proceso de integración regional implica la eliminación total de las barreras arancelarias y no arancelarias en la subregión, un tema que sigue siendo tratado en las agendas de los países, especialmente porque significan una violación de las normas jurídicas del comercio intrarregional. Existen importantes esfuerzos en torno a reducirlas. Asimismo, es importante destacar que la apuesta por reducir las asimetrías y la dinámica de la integración es justificada por razones de cohesión, pero también para el mejor desempeño de la subregión en su conjunto; sin embargo se debe reconocer que los resultados obtenidos han sido menores a los estimados. Esto deriva entonces en un proceso de integración a varias velocidades. Por ello el apoyo del Banco al proceso está vigente y forma parte vital de su quehacer institucional.

¿Avanzamos a buen ritmo en competitividad regional?

Centroamérica presenta leves avances en las áreas de infraestructura, preparación tecnológica y en menor medida en salud, educación primaria y en educación superior y en capacitación. Sin embargo, aspectos vinculados a la estabilidad macroeconómica, la sofisticación de negocios, la calidad institucional, el mercado financiero o el mercado de bienes, permanecen invariables, quedando una asignatura pendiente en términos del mercado laboral.

Dicha comparación refleja la necesidad de profundizar de mejor forma en aquellos aspectos ligados al desempeño regional, con una agenda que logre concentrar los recursos de una forma adecuada. En esa línea, existen esfuerzos que toman como fundamento los planes de desarrollo nacionales, y que van desde mejorar la calidad institucional y el desarrollo de políticas macroeconómicas consistentes, hasta aquellos que derivan en aumentar la productividad, mediante la creación de condiciones para incrementar el número de empleos formales, la formación y desarrollo de capital humano y el aumento de capital físico (inversión). Aunado a ello, planteamientos como el de Alaimo y otros, coinciden en que la región debe contemplar prioridades vinculadas al ambiente normativo, la gobernabilidad y el crimen como variables para tomar en cuenta.
En ese ámbito, el BCIE concibe como uno de sus ejes estratégicos el impulso a la competitividad de sus países miembros, y en esa línea, en los últimos tres años, la institución les ha provisto de recursos financieros con un monto cercano a los US$2.600 millones.

En cuanto a proyectos energéticos, destaca Areca (Proyecto Acelerando las Inversiones en Energía Renovable en Centroamérica y Panamá). ¿Cómo se está avanzando?

Hemos impulsado más de 178 proyectos de energía en la región, por un monto superior a US$3.500 millones, donde se va aumentando la capacidad instalada de Centroamérica en 4.575 MW, equivalente al 37% del total.
Es importante resaltar que el 79% de los recursos ha sido destinado a proyectos de generación de energía renovable y el 21% restante se orientaron para el financiamiento de líneas de transmisión, estaciones de transformación y redes de distribución, que han contribuido a la integración y desarrollo sostenible de los países centroamericanos. Con esto, Centroamérica pasó de una capacidad instalada en el 2001 de 7,393.1 MW a 12,452.8 MW en el 2012, es decir un crecimiento promedio anual del 4,9%.

En este sector, el BCIE ha contribuido con la generación de más de 8.000 empleos, generando ahorros en la importación de alrededor de 20 millones de barriles de petróleo y contribuyendo en la reducción de más de 30 millones de toneladas de CO2 en la región. Entre los proyectos finaciados destacan el Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (Siepac); el Proyecto Hidroeléctrico Reventazón y la Central Geotérmica Las Pailas (Costa Rica); los parques eólicos Cerro de Hula (Honduras) y Amayo (Nicaragua); el Proyecto Hidroeléctrico Xacbal (Guatemala) y la expansión de la Central Hidroeléctrica 5 de Noviembre (El Salvador), entre otros.

¿Su acuerdo con Katalysis Red Microfinanciera de Centroamérica cómo va a beneficiar a ese sector?

La renovación del convenio entre ambas instituciones viene a afianzar, entre otras, las oportunidades de financiamiento verde disponibles por el BCIE, en el sector microfinanciero y mipyme, para impulsar el desarrollo de pequeños proyectos de energía renovable y eficiencia energética. Esto en particular a través de programas como Iniciativa Mipyme Verde, que integra los esfuerzos del BCIE, KfW y la Unión Europea, a través del instrumento Facilidad de Inversión de América Latina.

Asimismo, coinciden en sumar esfuerzos para continuar apoyando al sector de la mipyme por medio de capacitaciones y eventos desarrollados entre ambas instituciones, con el fin de analizar la nueva ruralidad y los sistemas financieros rurales, que propicien la identificación de necesidades y desafíos para la expansión de los servicios financieros rurales en la región centroamericana.

¿Qué acciones destaca del BCIE en pro de la equidad de género?

Uno de nuestros objetivos es garantizar y estimular una participación equitativa de mujeres y hombres en el proceso de desarrollo, por lo que derivamos los esfuerzos en la ampliación y mejoramiento de la participación femenina en la fuerza de trabajo y en viabilizar el propio aprovechamiento de las oportunidades económicas para las mujeres, especialmente conscientes de su representatividad y aporte al crecimiento económico, al combate a la pobreza y a la ampliación de los mercados, principios fundamentales de la integración económica. En tal sentido, la institución se rige con lineamientos que van desde promover la generación de empleo formal, emprendimientos, fomentar programas, productos y proyectos que promuevan la equidad de género, entre otros, hasta la propia implementación de un enfoque de equidad de género a lo interno del BCIE.

¿Cuántos trabajadores conforman el Banco, y qué porcentaje son mujeres?

Laboran 295 colaboradores, de los que el 45% pertenece al sexo femenino.

¿Estamos cada día más cerca del objetivo prioritario del banco: erradicar la pobreza extrema en la región?

El combate a la pobreza extrema es un trabajo continuo. El BCIE busca que los proyectos que financia promuevan la generación de empleo y la mejora de las condiciones de vida de las comunidades centroamericanas, principalmente de aquellas más vulnerables.

El reto del desarrollo social es impostergable para abordar el tema de la pobreza en el marco de un proceso amplio, que permita insertar a los centroamericanos en un modelo de desarrollo sostenible.

Durante el 2013, el 45,4% de las aprobaciones (aproximadamente US$615,1 millones) se han destinado a las áreas de salud, educación, vivienda social, seguridad ciudadana, agua y saneamiento. Con estas operaciones, el Banco busca dinamizar las economías de la región y atender las necesidades básicas de la población, fomentando el desarrollo económico y social y, por ende, combatir la pobreza extrema en la que aún se encuentran inmersas miles de familias centroamericanas.

¿Dónde se ve dentro de diez años?

Continuando con mi compromiso de mejorar la calidad de vida de los centroamericanos.

Myriam B. Moneo
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Etiquetas: BCIE / Honduras / Nick Rischbieth

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