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Para transmitir un mensaje debemos estar conscientes que tan importante es la forma en que comunicamos verbalmente como también cómo utilizamos el lenguaje no verbal, en este caso, lo relacionado con la expresión corporal. Es evidente que cuando nuestras palabras van acompañadas de gestos, posturas y expresiones faciales coherentes, el impacto del contenido que deseamos transmitir se ve reforzado.
Desde la postura y los gestos hasta las expresiones faciales y el contacto visual, cada aspecto de nuestro lenguaje corporal puede llegar a marcar la diferencia en la forma en que nos conectamos con nuestra audiencia y transmitimos nuestras ideas. “El lenguaje corporal ayuda a que el aprendizaje se fije y para ello utilizamos la repetición”, anota Álvaro Bonilla en su libro Lenguaje Corporal Poderoso y comenta que por eso es necesario repetir los gestos para darle mayor fuerza a lo que se deseemos comunicar. Por eso es importante conocer cuáles son los aspectos que se deben cuidar para que nuestro mensaje llegue con la mayor eficacia.
1. Postura y presencia
En su libro El Lenguaje Corporal no Miente, Mateo Holm expone que la postura ideal es cuando nuestro cuerpo se nota flexible y en alerta para atraer a nuestros interlocutores y hacerlos sentir cómodos en nuestra presencia. Una postura erguida y equilibrada transmite confianza y autoridad, mientras que una postura encorvada o tensa puede proyectar inseguridad o falta de interés. Los expertos en comunicación no verbal aseguran que mantener la espalda recta y los hombros relajados ayuda a proyectar confianza y facilitar la respiración y fluidez durante el discurso.
La presencia o cómo nos presentamos ante los demás es relevante, por eso debemos estar conscientes de nuestro entorno y de las personas con las que actuamos para mantener una presencia enérgica y enfocada, mostrando interés y atención hacia los demás. Plutarco afirmaba que Cleopatra era irresistible por su personalidad y en cómo la hacía patente.
2. Gestos
Son aliados importantes cuando nos comunicamos ya que pueden enfatizar y resaltar ciertos aspectos del mensaje. Si queremos ayudar a visualizar ideas abstractas o indicar la importancia de ciertos puntos del discurso, los gestos con las manos son muy útiles para dar énfasis en las palabras. Pero estos auxiliares deben ser coherentes con el mensaje, así como surgir de manera natural. Bonilla afirma que los seres humanos tenemos posiciones corporales, gestos y ademanes que utilizamos como muletillas, las cuales debemos evitar porque reducen nuestro impacto y se pueden malinterpretar porque se podría reflejar nerviosismo en lugar de seguridad.
3. Expresiones faciales
Nuestro rostro transmite emociones y pueden influir en cómo se interpreta el mensaje. Una sonrisa genuina y cálida puede ayudar a establecer una conexión positiva con los demás y transmitir amabilidad y apertura. Por otro lado, una expresión facial tensa o fruncir el ceño puede generar tensión o desconfianza.
Diego Barahona, en su libro Cómo Leer a las Personas anota que es importante poner atención a las microexpresiones. Estas ocurren en cuestión de milisegundos y pueden revelar nuestros verdaderos sentimientos incluso cuando intentemos ocultarlos. Ser consciente de ellas permitirá ajustar y alinear nuestras emociones con el mensaje que deseamos transmitir, para evitar cualquier conflicto entre ambos.
4. Contacto visual
Es una forma poderosa de establecer conexión y vernos sinceros. Mantener el contacto visual adecuado muestra respeto y atención hacia la otra persona. Pero si es demasiado intenso puede resultar intimidante, mientras que evitarlo puede dar la impresión de evasión o falta de interés, por lo que es importante que encontremos un equilibrio.
En este sentido, Barahona recalca que debemos estar conscientes de los aspectos culturales para hacer contacto visual durante la comunicación para evitar cometer errores o hacer sentir incómoda a la otra persona. Para tener un contacto visual efectivo se recomienda que sea suave y natural, así como hacer pausas regulares para mirar a los ojos de la otra persona, así como desplazar la mirada de manera relajada para proporcionar una sensación de conexión y confianza mutua.
5. Coherencia
El equilibrio entre nuestro lenguaje verbal y no verbal es esencial para transmitir un mensaje efectivo. Si nuestras palabras expresan una cosa, pero nuestro lenguaje corporal dice lo contrario, podemos generar confusión o desconfianza en nuestros interlocutores. Por lo tanto, debemos verificar que nuestros gestos, expresiones faciales y postura respalden y refuercen lo que decimos.
Para lograr esta coherencia, es fundamental practicar y desarrollar una mayor conciencia de nuestro propio lenguaje corporal. “Las personas atractivas saben cómo ajustar sus voces para encajar en el entorno. Controlan el volumen, la altura y el tono a los requisitos de la situación. Eligen el lenguaje apropiado para la circunstancia y hablan claramente, confiadamente. Además, las personas más atractivas dan su completa atención cuando los demás se expresan”, afirma Holm.
Es importante resaltar que un comunicador eficaz y persuasivo practica la coherencia entre el lenguaje verbal y no verbal. Por eso, debemos observar cómo nos movemos y qué señales no verbales emitimos de manera habitual. En la medida que estemos conscientes de nuestro cuerpo y sus movimientos podremos desarrollar una habilidad natural para utilizar la comunicación corporal de manera efectiva y reforzar la importancia de nuestros mensajes.
Por: Licda. Silvia Lanuza / Catedrática de la Escuela de Imagen Pública de Universidad Galileo
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