Entre los 65 y 74 años la pérdida auditiva en el ser humano ronda el 30% de esa población
Es esperable que el oído se deteriore con el paso de los años, lo que se convierte en un problema para los adultos mayores especialmente, por no entender el lenguaje y para sus familias, porque se dan problemas de comunicación.
Según los especialistas, existe una estrecha relación entre la edad y la pérdida auditiva. Los datos oficiales hablan que el 18% de los adultos entre 45-64 años padecen de pérdida auditiva, la cifra aumenta a 30% entre los 65-74 años y el 47% de los mayores de 75 años padecen deterioro auditivo por edad (conocido como Presbiacusia).
Si bien esta es una realidad “esperada” por el deterioro del organismo, explica el Dr. Carlos Pereira de Clínicas Audición, hoy la tecnología y los diagnósticos oportunos buscan evitar problemas de comunicación y mejorar la calidad de vida.
“Se puede mejorar la percepción y comprensión del habla por medio de instrumentos tecnológicamente desarrollados para tales efectos”, explicó Pereira.
Recomendaciones
Teniendo en cuenta esta realidad, lo primero es que la familia busque la ayuda profesional para una evaluación inicial del adulto mayor por parte del audiólogo.
“Lo segundo es aceptar la situación y conocer la problemática de la comunicación, no solo de la persona afectada, sino también del grupo familiar”, explica el especialista de Clínicas Audición.
El siguiente paso es probar la ayuda, que en muchas casos, puede significar utilizar una prótesis auditiva. Por último es el seguimiento con el Audiólogo.
“El seguimiento es vital porque nos permite medir los beneficios de la amplificación y la calidad de vida del paciente”, agregó Pereira.
Papel de la familia
La familia del adulto mayor con problemas de audición juega un papel transcendental en su proceso de adaptación.
De acuerdo con el Dr. Pereira de Clínicas Audición, además del esfuerzo que debe hacer la familia en el éxito de la rehabilitación auditiva del paciente, es posible encontrar diferentes tipos de actitudes ante la deficiencia auditiva del adulto mayor:
La familia pasiva. No saben qué hacer, simplemente no entienden la situación y no creen lo que sucede. Son los que regularmente buscarán una segunda opinión sin prisa y con la gran esperanza de que todo sea una mala interpretación.
La familia proactiva. Dejan de lado el dolor de la noticia y quieren acelerar cualquier proceso para no retardar ninguna terapia que ayude a la rehabilitación del paciente. Harán lo que sea para conseguir lo indicado.
La familia emotiva. Son los que explotan en ira, llanto, frustración, desesperación y otros sentimientos propios de su perfil. Ante esta situación, lo mejor es dejar que se calmen los ánimos y brindar toda la información necesaria enfocada hacia la acción oportuna.
La familia neutra. Entran en depresión fácilmente y no reaccionan ante ningún evento. Son personas a las que hay que marcarles metas claras en tiempo y objetivos, brindarles mucha orientación, ubicarlas con grupos de apoyo y darles un estricto seguimiento en pro de la rehabilitación.
La parte psicologica también cuenta
El especialista recuerda que la parte psicológica de los adultos mayores no puede dejarse de lado a la hora de tratar a un paciente con pérdida de audición.
El paciente puede reaccionar de diferentes formas, de acuerdo con su perfil:
La persona en negación. Regularmente son pacientes que niegan a toda costa tener problemas auditivos, ya que se sienten discriminados y enfermos.
La persona que evita soluciones. Ante la noticia de su pérdida auditiva, rechaza de inmediato el uso de prótesis auditivas o cualquier ayuda tecnológica o terapia. Regularmente señala el factor estético como su mayor desmotivación cayendo en la “ocultación” de su padecimiento.
La persona que distorsiona la percepción del mundo exterior. Este tipo de paciente a la hora de recibir la noticia de su pérdida de audición, proyecta su problema a los demás, aseverando que no le hablan claro, que la gente ahora habla muy enredado. No falta el que justifica su aislamiento no solo por su deficiencia auditiva, sino por su pérdida de interés, muchas veces falsa, en participar de reuniones o conversaciones con los demás.
La persona que manifiesta frustración. Recibe la noticia con carácter destructivo, con comentarios como “de todas formas ya ahorita me muero” o “para lo que hay que escuchar”. Este tipo de paciente presenta muchas veces cuadros de depresión, sentimientos de soledad o abandono, desesperanza, y menosprecio por la vida.
La persona dócil. Es quizás el paciente más fácil para tratar, ya que acepta lo que se le sugiera o lo que su familia crea más conveniente. Regularmente son personas muy protegidas y cuidadas por sus familiares, los cuales colaboran activamente en el proceso.
“Brindar al adulto mayor y su familia una apropiada información, realizar una buena entrevista para determinar sus necesidades individuales en diferentes ambientes acústicos, dar el correcto seguimiento de su caso y el apoyo oportuno a sus necesidades y sobre todo, entender que es una paciente integral y no solo un oído afectado. Lo que intentamos devolver no es solo mejor audición, sino mejor comunicación para una mejor calidad de vida”, concluyó el especialista.
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