26 marzo, 2015

Prevención temprana es clave en cáncer infantil

Redaccion septiembre 2, 2014

Aproximadamente 140 niños en edades tempranas son detectados todos los años en Costa Rica con algún tipo de cáncer, la detección temprana puede ayudar a salvar a cerca de tres cuartas partes de estos casos.

Esta cifra se reportó entre 2007 y 2011, entre estos, los dos tipos de cáncer más comunes que suelen desarrollarse en los pequeños son la leucemia y el linfoma, sin embargo únicamente un 1,5% de los casos diagnosticados son tumores malignos, según datos de la Caja Costarricense del Seguro Social.

A pesar de ser un porcentaje relativamente bajo, no se debe olvidar que los tumores malignos son la cuarta causa de mortalidad infantil en pequeños mayores de un año en el país.

El linfoma es un tipo de afección que se desarrolla en los glóbulos blancos llamados linfocitos, que son parte del sistema inmunológico. Existen dos tipos de linfoma, el de Hodgkin y el linfoma no Hogdkin.

A la hora del diagnóstico es de suma importancia diferenciarlos ya que ambos se comportan de manera distinta al tratamiento y se propagan de forma diferente por el sistema también.

Al originarse en el tejido linfático, la enfermedad puede desarrollarse en casi cualquier parte del cuerpo. La buena noticia es que, a nivel global, el 75% de los diagnósticos de cáncer realizados a niños, sobreviven al padecimiento.

“La detección temprana es prioritaria en el cáncer infantil ya que se puede atacar la enfermedad con mucha más precisión, lo que incrementa la posibilidad de que esta sea eliminada del sistema por medio de los tratamientos adecuados”, aseguró Mariechen Lachner, directora de Fundación GiáMaLa.

Los síntomas más comunes de este padecimiento son la fatiga, la fiebre y los escalofríos intermitentes, además los sudores fríos y excesivos son comunes en los pacientes pediátricos que padecen alguno de los dos tipos de linfoma.

Se debe poner especial atención a niños que se quejen de dolores en la parte baja de las costillas ya que esto se da debido a la inflamación del hígado y del bazo. También puede presentarse la piel enrojecida y caliente.

A la hora de sospechar que existe el padecimiento, se realizan pruebas de sangre, de médula, tomografías, conteo sanguíneo del tórax y finalmente la tomografía por emisión de positrones.

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