El recuerdo de las historias y los logros de Juan Carlos Zabala y de Delfo Cabrera, ganadores de esta prueba en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 y Londres 1948.
El atletismo tiene una prueba que es la piedra basal de la resistencia. Esa distancia que cada vez abraza a más intrépidos que buscan saber lo que implica el desafío. Se trata de la maratón.
Los 42,195 kilómetros retumban en el inconsciente de cada aficionado que comenzó a trotar porque sí, se apasionó con ese estilo de vida y un día decidió animarse a hacer saltar la banca. Porque eso es la maratón. Y sólo quienes se entrenaron para encararlo saben por qué celebraron tanto al cruzar la meta. Sean amateurs o profesionales, a todos ellos, en este 7 de agosto, vaya un feliz Día del Maratonista.
Ahora bien, ¿por qué esta celebración en un día más recordado como el de San Cayetano? Porque el destino quiso que dos argentinos ganaran la maratón olímpico el mismo día, con 16 años de diferencia: Juan Carlos Zabala, en Los Ángeles 1932, y Delfo Cabrera, en Londres 1948. Íconos del atletismo y del deporte argentinos, vaya si tuvieron que trabajar justo en el día del santo del laburo.
Sus tiempos son incomparables con los que hoy se ven en las múltiples maratones de calle en las que keniatas, etíopes y otros africanos hacen de las suyas y hasta desafían la lógica en busca de acercarse cada vez más a menos de las dos horas. Como es Eliud Kipchoge, que en el 2018 logró un tiempo de 2:01:39 en la Maratón de Berlín.
Si Zabala ganó en Los Ángeles en 2:31:36 y llegó apenas 19 segundos antes que el inglés Samuel Ferris al Coliseum Stadium, Cabrera se colgó el oro en Wembley luego de 2:34:51, sólo 16 segundos antes que el galés Thomas Richards.
Claro que hay dos historias detrás de estos maratonistas. Y la primera es la de Zabala, el ganador más joven en la historia olímpica de esta prueba, porque lo logró a los 19 años… aunque todos pensaron que tenía 20, la edad mínima para competir.
¿Cómo lograron que igual fuera a Los Ángeles? Su entrenador le pidió al Comité Olímpico Argentino que llegara hasta el despacho del presidente Agustín P. Justo y en el pasaporte figuró el 21 de septiembre de 1911 como fecha de nacimiento, cuando en realidad había nacido un año después, como escribió el periodista Víctor Pochat en “Coronados de gloria”, libro imprescindible sobre los medallistas olímpicos argentinos.
Zabala quedó huérfano a los seis años, fue a un reformatorio y allí lo conoció Alejandro Stirling, un profesor de Educación Física que enseguida le vio condiciones. Su gira europea de 1931 fue triunfal, con dos puntos cumbre: en Kosice, ganó el primer maratón que corrió en 2:33:19; y en Viena logró el récord mundial de los 30.000 metros en pista, en 1:42:30.
La maratón olímpico se largó el 7 de agosto de 1932, a las 15.30, con 29 atletas de 15 países. Cuando el finlandés Lauri Virtanen aflojó hasta abandonar y al inglés Duncan Wright ya no le respondía el cuerpo, Zabala abrazó la punta en el kilómetro 39 para no abandonarla hasta ganar con récord olímpico. Fue el máximo logro de “El Ñandú Criollo”.
Delfo Cabrera nació en Armstrong, a los 13 años supo de la conquista de Zabala y comenzó a correr antes de ir a trabajar. A los 18 se mudó a Buenos Aires, donde hizo la colimba, fue obrero textil y bombero, con un régimen especial de no ir a los incendios para cuidar su físico ya entrenado y consagrado como campeón nacional de los 3.000 y 5.000 metros.
Viajar en barco hacia Londres fue tanto un sueño olímpico como un desafío porque la cubierta sólo tenía 300 metros para trotar. Pero suplió ese déficit al llegar un mes antes a la sede olímpica y preparó la estrategia junto a sus dos compatriotas: Eusebio Guíñez y Armando Sensini, mucho mayores que él.
Wembley fue el punto de partida aquel 7 de agosto de 1948 para 41 maratonistas de 21 países. Dominaba el belga Etienne Gailly cuando Guíñez miró a Cabrera y lo animó a buscar la victoria. “No te desanimes, pasá adelante si podés”, le dijo a su compañero, como se lee en el libro de Pochat.
El duelo brutal con el belga terminó con éste entrando primero a Wembley pero con un resto de energía. Cabrera lo superó en la vuelta en el mítico estadio y cruzó la meta en éxtasis.
Un puñado de atletas de elite y miles de aficionados se entrenan cada semana para seguir sus sendas. Esa gloria que espera a todos aquellos que corren los 42,195 kilómetros.
Algunos datos de las maratones
- El primero en correr la maratón fue un mensajero de guerra. Los hombres de Atenas estaban luchando una batalla, y las mujeres habían acordado suicidarse si a la puesta del sol no sabían nada de sus maridos. Los griegos ganaron pero, temiendo no llegar a tiempo, enviaron a Filípides, que tuvo que correr 42 km para evitar una tragedia y, tristemente, murió nada más cumplir su cometido.
- La distancia definitiva de 42km 195m se fijó en 1908 en Londres para que la carrera acabara justo bajo los balcones del palacio y la familia real pudiera tener una buena vista de la línea de meta.
- La maratón más famosa es la de Nueva York, en la que corren cerca de 50.000 personas cada año.
- La más rápida es la de Berlín. Celebrada en la capital alemana desde 1974, es una de las seis pruebas que configuran la World Marathon Majors. Se disputa en un circuito llano con rectas largas, apenas por encima del nivel del mar, con un clima generalmente templado y que ha acogido bastantes de los últimos récords mundiales de la distancia. De hecho cuatro de las cinco mejores marcas de la historia se han conseguido allí.
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