La estimulación multisensorial incorpora la participación de todos los sentidos: tacto, oído, vista, olfato, gusto; así como el sistema vestibular y propioceptivo mediante el cual, el cerebro recibe la información sobre la posición y el movimiento de las partes del cuerpo entre sí y en relación a su base de soporte a través de una serie de receptores distribuidos por todo el organismo.
Ha demostrado ser una técnica eficaz y positiva para tratar capacidades diferentes, problemas de aprendizaje, de conducta o reforzar habilidades en niños.
Por tal razón la máster en psicopedagogía y estimulación temprana, Patricia Güendel instaló en su consultorio en Montelimar de Guadalupe, una nueva sala de estimulación multisensorial para brindar terapia con una técnica que encanta a los niños.
Nueva sala
Cubos luminosos que cambian de color cuando los niños los tocan, piscina de bolas con vibración y música, iluminación que varía según las emociones de los niños o el trabajo que van realizando durante la terapia, lámparas de lava; cama de agua, un retroproyector para hacer seguimiento visual, claves musicales para mejorar la coordinación y atención; rollos de fibra óptica para mejorar la sensibilidad visual y táctil son algunos de los elementos que tiene la sala del Centro de Estimulación Sensorial Güendel.
“Se trabajan los sentidos en un ambiente de estímulos controlados, donde se facilita la exploración, el descubrimiento y el disfrute de diferentes experiencias sensoriales. Los pacientes pueden experimentar sensaciones intensas lo que les permite expresar emociones contenidas y así se avanza en la terapia y en lo que requiere cada paciente para mejorar”, explica Patricia Güendel, psicopedagoga.
Técnica Snoezelen
A finales de los 70, dos terapeutas holandeses, Jan Hulsegge y Ad Verheul, decidieron construir una tienda de campaña sensorial con objetos simples, mientras trabajaban en el instituto de Hartenberg. El concepto Snoezelen se deriva de Snoezelen; una contracción del idioma holandés de las palabras: snuffelen (explorar) , doezelen (relajarse) cuya filosofía es la de brindar estímulos sensoriales que facilitan una sensación de bienestar a partir de estimulación o relajación que permita experimentar una mezcla de sensaciones, luz, sonidos, olores, gustos, movimientos y experiencias táctiles variadas.
¿Para quiénes es apropiada la estimulación sensorial?
Ideal para estimular bebés y atraer su atención o enseñarle nuevas habilidades; ayuda a estrechar lazos entre el bebé y sus padres porque favorece la relación física, potencia la exploración del mundo exterior e interior del niño y le permite sentirse amado y protegido.
La estimulación multisensorial Snoezelen es tan versátil que niños de todas las edades se ven beneficiados de actividades que fortalecen y amplían las conexiones neuronales del cerebro, para lograr un mayor desarrollo de sus capacidades cognitivas y psicomotrices a través de actividades que favorecen la autoconfianza, la autonomía y la formación de su personalidad.
Problemas de aprendizaje, asperger, trastorno generalizado del desarrollo (autismo), trisomía 21 (Síndrome de Down), déficit atencional, enfermedades mentales o con dolor crónico en adultos mayores, son otras de las necesidades que se atienden en el Centro de Estimulación Sensorial Güendel y que encuentran una gran mejoría tras poco tiempo de terapia.
“El objetivo es mejorar las condiciones de vida de cualquier persona que entre a la sala sensorial y de psicomotricidad. Cuando estimulamos sensorialmente enviamos sensaciones y percepciones que facilitan la entrada de información al sistema nervioso central y logrando una serie de conexiones neuronales para un mejor aprendizaje. Cuando hay un rico estímulo sensorial permitimos un mejor desarrollo cognitivo, una mejor atención, mejor memoria, facilidad para la resolución de problemas, mejora en el lenguaje y el razonamiento. Mi trabajo es de guía, observación, diagnóstico psicopedagógico y sensorial; y con la ayuda de todos los recursos con que cuenta esta sala, obtengo mejores resultados de mis pacientes”, comenta Güendel.
“El lenguaje expresivo, la parte comprensiva, problemas de voz, la parte de lectoescritura, intención comunicativa, fluidez de la voz (tartamudez), sordera, son más fáciles de tratar en esta sala que cuenta con tantos estímulos, Por ejemplo los sensores y altavoces que hay, permiten hacer ejercicios para manejar la voz, los colores de los paneles luminosos facilitan la expresión de emociones, la intención comunicativa y la mejoría en el vocabulario”, explica Ana Patricia Vega, especialista en terapia de lenguaje.
“Dependiendo de los objetivos o la patología que se requiere trabajar, utilizamos la música, canciones, y todos los objetos de estimulación para una mejor técnica. Por ejemplo, un niño con Síndrome de Down requiere de trabajo en diferentes áreas como es la de lenguaje con canciones, el área de atención con seguimiento de instrucciones o patrones rítmicos o el área emocional”, comenta Ana Cecilia Lizano, psicóloga especialista en musicoterapia.
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