• 24 agosto, 2018

Los selfis son los nuevos deseos en las cirugías plásticas

Los selfis son los nuevos deseos en las cirugías plásticas

Cada vez más personas demandan cirugías estéticas que buscan transformar su aspecto físico para conseguir emular al máximo posible sus fotos retocadas con filtros de las aplicaciones.

Nos hemos acostumbrado a vernos desde con unas orejas de perro sobre nuestra cabeza hasta con unos ojos totalmente desproporcionados. Los filtros de aplicaciones como Snapchat e Instagram permiten que cambiemos la apariencia física a nuestro antojo. En muchas ocasiones es porque el selfi quedó demasiado oscuro, pero en otras para resaltar los pómulos o blanquear la piel. Estas apps se han convertido en verdaderos laboratorios fotográficos digitales en búsqueda de la aprobación social del like. Hemos llegado al punto que ahora hay pacientes de cirugía estética que quieren parecerse a su yo del teléfono celular. Este fenómeno tiene nombre gracias a un artículo de la doctora Neelham Vashi en la revista de cirugía plástica JAMA: dismorfia de Snapchat.

Un estudio de la Academia Estadounidense de Cirugía Facial, Plástica y Reconstructiva asegura que el 55% de los cirujanos estéticos vio en 2017 a pacientes que querían operarse para verse mejor en los selfis, sobretodo adolescentes. Como explica Vashi en la publicación, se trata de personas que intentan parecerse a una versión fantasiosa de ellas mismas.

“La gente trae sus fotos desde determinados ángulos o con ciertos tipos de luz”, añade. El riesgo de querer convertirnos en una versión filtrada de nosotros mismos, de transformar el físico a golpe de aplicación y de obsesionarnos con eso que llamamos defectos es caer en un trastorno dismórfico corporal (TDC). “Las redes sociales se convierten en un acelerador para este tipo de personas, que se preocupan por cómo lucen ante los demás”, advierte la doctora.

¿Cuáles son los trastornos que hay con los selfis?

El TDC, que afecta alrededor del 2% de la población mundial, tal y como concluyen Martha Giraldo, doctora en psicología, y Amparo Belloch, catedrática de psicopatología, continúa siendo un trastorno poco reconocido y poco diagnosticado por la ocultación de los síntomas por parte de los pacientes. “La identificación temprana es un punto clave en el desarrollo y el curso del trastorno, así como en la efectividad del tratamiento”, zanjan. La dismorfia de Snapchat ha unido a psicólogos y cirujanos estéticos, por alejados que parezcan sus mundos. La doctora Ainhoa Placer, especialista en cirugía plástica y reparadora, no ha tenido que atender todavía a nadie que se presentara en su clínica selfi en mano. Aun así, es consciente de cuál es la limitación ética en su profesión. “Si sospecho que el paciente tiene un TDC, no lo operaría y lo derivaría a un especialista en trastornos mentales”, argumenta.

Confusión de realidades

La exposición pública no ha dejado de aumentar conforme las redes sociales se han asentado como una opción más de consumo tecnológico. Influencersyoutubersinstagramers… un sinfín de nuevas profesiones que comparten su exhibicionismo cotidiano. Pero el resto de usuarios también se ha sumado al escrutinio de los demás y ya hasta tiene problemas para discernir entre la vida real y la virtual. Un estudio de la Royal Society for Public Health publicado en mayo determinó que Snapchat, Facebook, Twitter y sobre todo Instagram afectaban mentalmente a los jóvenes. “Exageran las preocupaciones por el cuerpo; empeoran el acoso y el insomnio; y favorecen los sentimientos de ansiedad, depresión y soledad”, resumió la directora de la investigación, Shirley Cramer.

En esta tendencia por convertirse en un selfi constante, como recuerda la doctora Placer, hay que poner un poco de cordura. “El paciente debe hablar con un cirujano antes de realizarse cualquier procedimiento, saber las posibilidades de tratamiento, conocer las expectativas realistas para cada caso y valorar los riesgos”, afirma. La voz de alarma ya la han comenzado a dar en Estados Unidos, al margen de todos los consejos que se pongan encima de la mesa para prevenir trastornos aún mayores. Snapchat ha conseguido dar nombre a un TDC con su facilidad para alargar pestañas, estrechar cinturas y remarcar mandíbulas. Una cosa es compartir en las redes sociales fotografías y otra querer dar nombre, literalmente, a un filtro mediante retoques en un quirófano.

Fuente: El País

Etiquetas: APP / Belleza / cirugía / redes sociales / Salud / Selfie

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