27 abril, 2018

La magia del Atitlán

Arturo Castro febrero 26, 2015

Su magnífica belleza escénica y sus poblaciones convierten su visita al lugar en una experiencia
única, con un claro aroma a naturaleza, impregnado de la herencia cultural maya.

Uno de los más bellos del mundo. Así catalogó al lago Atitlán el famoso escritor inglés, Aldous Huxley, en su libro “Más allá de la bahía mexicana”, en 1934.

Más directo y contundente fue el célebre explorador alemán Alexander von Humboldt, quien lo llamó categóricamente “el más bello del mundo”, criterio que compartió TripAdvisor, al publicar su artículo “Humboldt tenía razón”. En el 2015, la prestigiosa publicación NatGeo en español también coincidió con ellos y utilizó esos mismos calificativos.

Y es que, en un día soleado, la hermosura de sus aguas y la majestuosidad de sus volcanes se transforma en la virtuosa acuarela de un hábil artista, que transmite al observador paz y tranquilidad en cada reflejo del sol sobre el lago, en los miles de tonos verdes de su vegetación y en los perfiles transparentes de las montañas y volcanes que lo rodean.

Del náhuatl “entre las aguas”, el lago Atitlán se encuentra a 144 kilómetros de la Ciudad de Guatemala y constituye el atractivo natural más importante y más conocido de esa nación centroamericana.

Sus 125 kilómetros cuadrados de superficie, a 1.560 metros sobre el nivel del mar, se encuentran enmarcados por tres espectaculares volcanes, el Tolimán, el Atitlán y el San Pedro.

Sus aguas ofrecen la oportunidad de desarrollar distintas actividades, como la pesca deportiva, velero, navegar en kayaks, vuelo libre, esquí acuático y la recreación naturalista.

En pequeñas embarcaciones, el visitante puede visitar a las poblaciones mayas ubicadas alrededor del lago, cuya cultura, gastronomía y artesanías constituyen uno de los mayores atractivos del área.

Santa Catarina Palopó. Cuenta la leyenda que Santa Catalina llegó a Atitlán en compañía de San Andrés. Sin embargo, como tenía que lavar ropa y acarrear agua, decidió asentarse en la orilla del lago, mientras que San Andrés se fue a lo alto de la montaña.

El nombre de este municipio, parte del departamento de Sololá, deriva del cruce del español “palo” y el cakchiquel “pó”, que significa árbol de amate, debido a su abundancia en el lugar.

Aunque existen pocos datos históricos para reconstruir su pasado prehispánico, el territorio fue dominado por el grupo cakchiquel durante el periodo posclásico (c. 900 al 1524 d. C.).

Con una economía basada en la producción agrícola, principalmente en el cultivo del maíz y el frijol, en su producción artesanal se destaca la confección de tejidos y trajes típicos, especialmente el traje regional utilizado por sus pobladores.

San Antonio Palopó. Sin duda alguna, el pequeño poblado constituye un destino impresionante a orillas del lago Atitlán. Destaca por ser un pueblo muy colorido, con ventas de artesanías únicas en todos sus rincones y con una joya colonial sembrada sobre un muro empedrado, que brilla en medio del paisaje y con una excelente vista al lago.

Sus hoteles y restaurantes con terrazas hermosas permiten a los visitantes disfrutar de la estadía, en un ambiente donde la calidez humana de sus habitantes constituye un atractivo más de la zona.

Panajachel. En su casco antiguo destaca la iglesia de San Francisco, de arquitectura colonial, con su fachada hecha de piedra. Además, en la localidad del altiplano guatemalteco, se encuentra la calle Santander, arteria principal del municipio, con cafeterías, bares y puestos de venta de artesanía y textiles.

También, se puede visitar desde aquí el sitio arqueológico precolombino Iximché que, desde su fundación en 1470 hasta su abandono en 1524, fue la capital del reino maya cakchiquel.

Santiago Atitlán. Destacado punto cultural en la ruta de los pueblos del lago Atitlán. El renombre de su iglesia –una de las más grandes y antiguas fundadas en el territorio de los tzu’tujiles–, así como su historia, vence el paso de los años y se ubica en un lugar de privilegio en los corazones y mentes de los habitantes locales.

Cuenta con un hermoso muelle flotante, inaugurado en el 2017, que permite la comunicación con otros pueblos de la zona, ubicado en la playa pública Chi Nim Ya y que incluyen a Santiago dentro de la travesía del Crucero de Atitlán, un recorrido de seis horas por diferentes comunidades del lago.

San Lucas Tolimán. Dedicado al santo patrono San Lucas Evangelista, el municipio del departamento de Sololá, descansa en las faldas del volcán Tolimán, a orillas del lago de Atitlán.

Su nombre combina al famoso escritor bíblico con el náhuatl Tolimani “lugar donde se recoge el tule” -planta acuática que abunda en el municipio- o también a Tolomán, que significa “jefe de los toltecas”.

De origen prehispánico, se constituyó como pueblo alrededor de 1540, cuando se procedió a la reducción o concentración de los indígenas en los denominados “pueblos indios”.

El visitante podrá disfrutar de su biodiversidad. Los amantes de observar aves podrán ver más de 50 especies de pájaros. Sus colores rojo y blanco, su historia ancestral, cultura, personajes, sitios turísticos, naturaleza, gastronomía, fiestas y tradiciones hacen de San Lucas un destino para recordar.

San Pedro La Laguna. Es muy posible que, al llegar, le saluden en idioma tzu’tujil, lengua oficial del 77% de los habitantes, aunque no tendrá dificultad para comunicarse en Español (23%).

San Pedro La Laguna cuenta con clima templado, una extensión territorial de aproximadamente 24 kilómetros cuadrados y constituye un lugar muy tranquilo, con ambientes naturales, apto para tomar clases de pintura, que ofrecen los locales.

También puede visitar el volcán del mismo nombre de 3.020 metros de altura, de cráter pequeño, cubierto por grandes extensiones de vegetación, así como el museo de las culturas y de la riqueza natural de Atitlán o disfrutar de hidromasajes y hamacas relajantes.

Sin duda alguna, la visita al lago de Atitlán y sus pueblos mágicos le ayudarán a descansar y disfrutar en una zona cargada de herencia viviente de un pasado precolombino.