Hoy martes 31 de marzo se celebra el Día Internacional de la prevención del cáncer de Colón.
El cáncer colorrectal es uno de los que mejor pronóstico ofrece al diagnosticarse oportunamente. Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, este tipo de enfermedad es curable en el 90% de los casos si se detecta en etapa temprana y el paciente no sufre una recaída o metástasis, en los cinco años posteriores a su diagnóstico.
Puede originarse tanto en el colon como en el recto; partes esenciales del aparato digestivo humano. La mayoría de los casos de cáncer colorrectal inicia como un pólipo -masa anormal de tejido en la pared interna del colon o recto que puede convertirse en maligna-; sin embargo, muchos se pueden diagnosticar a tiempo e incluso prevenir, a través de una serie de pruebas de detección que existen en el mundo.
“Transcurren entre 10 y 15 años desde que las primeras células anormales empiezan a crecer en el cuerpo para convertirse en pólipos, hasta que algunos de estos pólipos –no todos son malignos- se transforman en un cáncer colorrectal. Por ello, los especialistas practican ciertos exámenes que permiten prevenir esta enfermedad, diagnosticarla en fase inicial, cuando es altamente curable; o incluso en etapa avanzada”, detalló el Dr. Ricardo Montenegro, director Médico de Roche Centroamérica y Caribe.
Las pruebas de detección se realizan para descubrir y extirpar, de forma oportuna, pólipos o determinar la presencia de un cáncer colorrectal en aquellas personas que presentan pocos o ningún síntoma.
Dado lo anterior, el médico tratante puede recomendar uno o varios de los siguientes exámenes:
- Prueba de sangre oculta en heces (prueba de Guayaco): la presencia de sangre en las heces puede ser un signo de pólipos o cáncer. Se debe realizar una vez al año.
- Examen proctológico y rectosigmoidoscopía: la parte final del intestino grueso (colon sigmoide) y el recto se evalúan a través de un tacto. Este suele acompañarse de una rectosigmoidoscopía, para detectar y extraer pólipos o muestras de tejido canceroso. Debe practicarse cada cinco años.
- Colonoscopía: examina todo el colon y el recto. Descubre pólipos, que pueden extraerse a tiempo y sin dolor, y permite realizar biopsias. A nivel de control general, se recomienda cada 10 años.
- Colonografía por tomografía computarizada (CT, por sus siglas en inglés): permite explorar el interior del colon y del recto mediante una serie de radiografías. Se usa en personas que no pueden someterse a una colonoscopía.
“Detectar un cáncer colorrectal en etapa temprana o prevenirlo puede marcar una gran diferencia. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 1.3 millones de personas se diagnostican anualmente con esta enfermedad, a nivel global. De dicha cifra, alrededor de 819 suelen ser costarricenses”, comentó el Dr. Ricardo Montenegro.
¿Quiénes son más propensos?
De acuerdo con la Sociedad Americana contra el cáncer, la probabilidad de padecer un cáncer colorrectal, a lo largo de la vida, es de un 5%. Sin embargo, las personas mayores de 50 años e individuos que sufren colitis ulcerosa, de enfermedad de Crohn o de diabetes tipo 2, tienen más posibilidades de desarrollar un cáncer de este tipo.
“Las personas con un historial familiar de cáncer colorrectal o que presentan síndromes hereditarios como poliposis adenomatosa familiar y síndrome de Lynch, deben llevar un control adecuado con su médico debido a las elevadas probabilidades de padecer un cáncer de este tipo”, aseveró el director Médico de Roche Centroamérica y Caribe. “Inclusive factores como el fumado, la obesidad, el bajo consumo de fibra en la dieta diaria, la inactividad física e ingesta excesiva de bebidas alcohólicas, así como de carnes rojas y procesadas, también son considerados de alto riesgo”.
Un diagnóstico temprano
El cáncer colorrectal es uno de los más tratables y un diagnóstico temprano puede, incluso, mejorar las posibilidades de cura en una persona. Su tratamiento depende del lugar dónde esté ubicado, del tamaño, de la etapa de detección y si se ha diseminado o no a otros órganos, así como de la edad y salud del paciente.
La cirugía es el tratamiento más común del cáncer colorrectal y se usa para remover la parte del colon o del recto afectada por esta enfermedad. Posteriormente, suele utilizarse la quimioterapia, con el fin de disminuir el riesgo de que el cáncer reaparezca.
Las terapias dirigidas también son un tipo de tratamiento del cáncer colorrectal. Son medicamentos de tipo biotecnológico, que atacan las células cancerosas específicas y permiten preservar las saludables. Suelen utilizarse como terapia para casos en etapa avanzada.
“En los últimos 20 años, la tasa de mortalidad del cáncer colorrectal ha ido disminuyendo gracias a las diversas pruebas de detección, que permiten prevenir o diagnosticar a tiempo la enfermedad, y a los avances en su tratamiento. Sin embargo, para continuar con ese descenso, es necesario que las personas visiten a su médico con regularidad y reporten cualquier síntoma extraño”, mencionó el Dr. Montenegro.
Según cifras de la OMS, alrededor de 693.000 individuos fallecieron en el año 2012, en el mundo, debido a un cáncer colorrectal.
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