A los 81 años, Eleanor Hamby y Sandra Hazelip viajaron desde las costas heladas de la Antártida hasta la majestuosidad rocosa del Gran Cañón.
Síganos en Instagram: @revistavidayexito
Cuando Eleanor Hamby y Sandra Hazelip se conocieron hace más de dos décadas, se convirtieron en mejores amigas desde el primer momento. Nunca imaginaron que, algún día, su amistad aparecería en las noticias, harían chistes sobre eso en Saturday Night Live y la gente se detendría en una estación de tren de Tokio para exclamar: “¡Dios mío, son las abuelas viajeras de TikTok!”.
Las mujeres se cruzaron por primera vez a finales de sus 50 años en una misión médica cristiana en Zambia, donde Hamby, fotógrafa documentalista, era la directora y Hazelip, viuda reciente, había acudido como médica visitante. Cinco años después, el esposo de Hamby también murió, de manera inesperada. Hazelip quería trasladar su consulta médica a Abilene, Texas, donde vivía Hamby, pero no quería mudarse del todo. Así que Hazelip le hizo una oferta a su amiga. “Me dijo: ‘Si me deja una cama dos noches a la semana, la llevaré a comer fuera’”, recordó Hamby.
Fue durante esas visitas semanales cuando descubrieron que compartían el amor por los viajes. “Un día le dije: Ellie, siempre he querido viajar en el tren transiberiano. ¿Crees que podríamos hacer un viaje juntas?”, relató Hazelip. Esa fue su primera gran aventura, en 2008, a la que siguieron viajes al Sudeste Asiático y Oriente Medio en 2010 y 2011.
En sus primeros viajes, el par utilizó un blog para mantener informados a sus amigos y familiares. Para la gira de 80 días, un amigo les ayudó a crear cuentas en Instagram y TikTok, y pronto miles de seguidores de todo el mundo las acompañaron.
“La gente no paraba de decir que éramos una inspiración, una inspiración para una buena amistad, una inspiración para salir y hacer cosas”, dice Hamby. Toda la experiencia “ha cambiado nuestra vida, sin duda”. Y no van a parar.
Las amigas no pueden viajar todo el tiempo —ambas siguen trabajando, Hazelip en un centro de cuidados paliativos y Hamby para la misión médica—, pero ya están preparando su próximo viaje, por Sudamérica, para 2024, dijo Hazelip. “Y nuestro tema será: ‘Tenemos 82 años y podemos viajar’”. (La siguiente entrevista ha sido editada y condensada).
¿Cómo planearon su viaje de 80 días alrededor del mundo?
Eleanor Hamby: Bueno, empezamos con el libro La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne.
Sandra Hazelip: Queríamos visitar tantas ciudades como el protagonista, Phileas Fogg, supuestamente visitó en su viaje. También sabíamos que queríamos visitar los cinco continentes; él no lo hizo. Y luego queríamos ver todas las maravillas creadas por el hombre o maravillas naturales del mundo que pudiéramos.
Hamby: Al final, visitamos 18 países y ocho maravillas. Sandy hizo un documento de Word para cada día del viaje. Siempre empezamos por el alojamiento, pensando en qué parte de la ciudad queremos quedarnos, porque la ubicación es lo primero. En realidad, solo necesitamos un lugar que esté limpio, porque no pasamos mucho tiempo en el hotel. Y luego buscamos el mejor precio. Nos encanta encontrar pequeños hoteles preciosos, como donde nos alojamos en El Cairo: US$13,50 la noche por persona. No era el típico lugar en el que se alojan los turistas —tuvimos que llegar por el callejón—, pero teníamos vistas impresionantes desde la azotea. Nos enorgullece el ahorro.
Hazelip: La gente dice: “Ojalá pudiera pagar un viaje así”. Yo les digo: “Bueno, compraste un auto nuevo el año pasado. Yo di la vuelta al mundo en 80 días”.
Hamby: Si hay algo grande y emocionante que sabemos que queremos hacer, como bucear en la Gran Barrera de Coral, le pediremos al hotel que nos recomiende una compañía y también reservaremos con anticipación. El resto, lo dejamos en manos de los lugareños para que nos lo cuenten.
¿Cómo se adaptan cuando a último momento ocurre un contratiempo?
Hamby: Sandy y yo básicamente tenemos una visión positiva de un problema. No es como pensar: “Ay de mí, ¿qué vamos a hacer?”, llorando. No, vemos el problema y sabemos que hay una solución. Solo tenemos que mantener la mente despejada y una sonrisa en la cara y la solución llegará.
¿Los viajes siempre fueron una gran parte de sus vidas?
Hamby: Crecí en una granja en Oklahoma, en una zona muy rural, y la verdad es que no viajé en absoluto. Pero constantemente leía sobre personas como Amelia Earhart o libros de autoras como Pearl S. Buck. Tenía un genuino interés en cualquier mujer que explorara. Mi esposo y yo nos casamos cuando yo tenía 18 años, y después de terminar la universidad hicimos un viaje económico a la Ciudad de México. Ese fue el comienzo, porque nos dimos cuenta de que no teníamos que ser ricos para viajar y podíamos disfrutarlo.
Hazelip: Mi esposo y yo viajábamos básicamente para reuniones familiares en Kentucky o para visitar a los abuelos. Nuestro primer viaje de verdad, después de que nuestros hijos crecieran, fue un crucero por el Caribe. Eso fue muy divertido, pero también fue mucho más el tipo de vacaciones de mi esposo.
Hamby: Sandy y yo no somos gente de cruceros. Nos gusta viajar para conocer a los lugareños, no a otros turistas.
Hazelip: Poco antes de que mi esposo se enfermara, plantó una semilla en mi corazón para comenzar a llevar a nuestros nietos en viajes misioneros durante el verano. Y así, después de su muerte, cuando me enteré de la misión médica de Zambia, decidí hacer ese viaje y llevarme a un nieto. Así fue como Ellie y yo nos conocimos. Y los viajes se han disparado desde entonces.
¿Qué es lo que más les gusta de viajar juntas?
Hamby: Sandy abraza a todo el mundo —no solo un pequeño abrazo casual, un buen abrazo— y siempre está sonriendo. Eso me gusta mucho de ella. Nunca me han gustado los abrazos, mi familia puede decírselo. No está en mi psique. Pero Sandy me ha enseñado a ser más abierta con la gente. Ha sido muy bonito ver cómo gente de todo el mundo necesitaba el abrazo de Sandy.
Hazelip: Ellie me ha enseñado que es muy importante estar en el lugar adecuado al amanecer y al atardecer para conseguir la luz adecuada para tomar una buena foto. Y es muy divertida.
Hamby: Tuvimos la suerte de cruzar nuestros caminos y llegar a la vida de la otra en el momento en que lo hicimos. Cuando se pierde a un cónyuge, es muy difícil, y es maravilloso tener una amiga que ha pasado por la misma experiencia y sabe cómo ser amiga de alguien cuando eso ocurre. Una amistad fuerte es realmente crucial para el proceso de duelo.
¿Cómo responden a sus familias cuando se preocupan de que emprendan estos grandes viajes o les dicen: “Abuela, ¿está segura de que quiere recorrer Laponia o Bali sola?”?
Hazelip: Puedo hacer eso y mejor que usted, pequeño. Y además con rodillas artificiales.
Hamby: Le decimos a todo el mundo: “No nos fuimos de vacaciones. Nos fuimos de aventura”. Y no perdimos ni un solo día; estábamos en una aventura o estábamos volando. Por eso no mucha gente viaja con nosotras. A mis hijos les gusta relajarse en la playa. Quieren alojarse en hoteles más caros.
Hazelip: Eso no es una aventura para nosotras.
¿Qué consejo darían a las personas que sueñan con una aventura como la suya?
Hazelip: Levántese de su sillón. Salga de su zona de confort. Haga planes y viva.
Hamby: La edad es solo un número. Si cree que quieres probar algo, no tenga miedo de dar el paso. Hágalo. Porque se arrepentirá si no lo hace y nunca se arrepentirá si lo hace.
¿Qué les han enseñado sus viajes?
Hamby: Confía en la gente, porque en el fondo es buena. Extiende la mano y sonríe. En serio, una sonrisa traerá amistad. Abrirá puertas. Derribará esa barrera o hará que esa persona esté más dispuesta a ayudarlo cuando tenga un problema. Le garantizo que su viaje será mucho más feliz y que conocerá a mucha más gente si sonríe.
Fuente: The New York Times.
- ¿Por qué invertir en mejoras y reparación de su vivienda? - 28 abril, 2024
- Conozca la respuesta a algunos de los mitos más frecuentes sobre las vacunas - 28 abril, 2024
- Realice un diseño con personalidad para su baño - 28 abril, 2024