Si quiere prevenir la mayoría de las enfermedades o está viviendo con una afección, el azúcar tiene que ser lo primero que debe regular.
El cuerpo y el cerebro requieren glucosa para funcionar, por lo que hay validez en la existencia del azúcar, pero no todo se crea igual o tiene un buen propósito para nuestro cuerpo.
Algunos tipos de demencia se forman hasta 30 años antes de que aparezcan los primeros signos. El azúcar ha sido fuertemente relacionado con esto. Los altos niveles de azúcar dañan las células. La diabetes tipo 2 casi duplica el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, y sabemos que un aumento en los niveles de azúcar, incluso sin presencia de diabetes, está relacionado con un deterioro en la función cognitiva. Si puede controlar el azúcar, cuanto más joven mejor, reduce sus posibilidades no solo de tener demencia, sino de contraer múltiples enfermedades.
Cuando comemos una barra de chocolate o algún tipo de dulce, obtenemos un rápido aumento de azúcar y una gran cantidad de este de una vez. Inunda nuestro sistema; producimos una gran cantidad de insulina para contrarrestarlo y equilibrar el nivel de glucosa en sangre.
Nuestro cuerpo tiene que trabajar muy duro para restaurar un nivel de homeostasis (que es necesario para un cuerpo saludable). Repetir esto varias veces al día, haciendo que los niveles de azúcar en sangre fluctúen, genera problemas. Los niveles de azúcar inestables no solo están relacionados con la diabetes, sino también con la enfermedad de Alzheimer.
A nuestros cuerpos no les gusta tener demasiada glucosa o muy poca glucosa. Ninguna opción es buena para su hígado, riñones o cerebro. Un grupo de investigación en Wisconsin descubrió que una dieta llena de azúcares refinados puede hacer que el cerebro reaccione al azúcar como si fuera un virus o bacteria. Esto puede llevar a déficits cognitivos, lo cual es lo que estamos tratando de evitar.
El azúcar afecta lo siguiente:
- La capacidad de atención.
- La memoria a corto plazo.
- Provoca pensamiento confuso.
- Aumenta las hormonas del estrés.
- Afecta los patrones de sueño.
- Ha sido vinculado a migrañas.
- Mala visión.
- Enfermedades autoinmunes.
- Gota.
- Osteoporosis.
- Artritis reumatoide.
Entonces, cuando comemos algo como una manzana, que también tiene un alto contenido de glucosa, ocurre un proceso más lento en nuestro cuerpo porque la manzana está llena de fibra y otros nutrientes que ralentizan la liberación de glucosa. ¡En el momento en que exprimes la manzana, tienes el mismo problema que con la barra de chocolate! Cuando comemos alimentos integrales, la liberación más lenta significa que el páncreas no está trabajando a toda máquina para mantenerse al día y no estamos causando estragos en nuestros sistemas debido a lo que hemos comido. Aún así, esto no significa que podamos vivir solo de frutas, pero si vas a consumir cosas dulces… es mejor optar por glucosa natural de cereales integrales, verduras y frutas.
3 pasos para dejar el hábito:
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Identificar
Es hora de leer las etiquetas y ver qué estamos consumiendo. El azúcar se cuela en tantos productos, así que mire lo que está comiendo. Durante una semana, lleva un diario de alimentos. Anote lo que come, las horas en que lo consume y si tuvo antojos de lo que comió. Después de una semana de observación, podrá ver qué patrones son personales para usted y analizar qué estaría dispuesto a cambiar. Es importante simplemente observar, sin juzgar, y comenzar a unir poco a poco sus hábitos para luego tomar medidas desde allí. Lea las etiquetas de los alimentos y comience a ver qué está introduciendo en su cuerpo. Sea amable consigo mismo, todos tenemos pequeños hábitos difíciles de abandonar, así que recuerde solo observar primero.
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Planificar
Una vez que conozca sus hábitos, es hora de ver qué estaría dispuesto a cambiar y explorar. Observe los tipos de alimentos que anhela en diferentes momentos. ¿Son hábitos o hay un vínculo emocional? ¿Qué cree que podría cambiar según sus observaciones? ¿Hay equilibrio y está comiendo variado? ¿Con qué frecuencia come entre comidas?
Lo que busca hacer con su ingesta es equilibrarla con alimentos frescos y completos que le brinden la energía que necesita sin el azúcar refinado. Recuerde que esto se trata de prevenir enfermedades y la dieta es un factor clave, y reducir el consumo de azúcar está en la cima de los cambios. ¡Elimine todos los alimentos procesados y chatarra!
Elabore un menú y un plan de alimentación. Tres comidas al día que sean coloridas, llenas de alimentos completos y cargadas de cosas buenas. Si le resulta más fácil, prepare las comidas con anticipación y planifique una semana completa de una vez. ¡Sé organizado!
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Compromiso
El trabajo duro está hecho, ahora es momento de comprometerse con el plan. Los antojos de azúcar pueden ser difíciles, y el dolor de cabeza será algo más mientras su cuerpo se deshace de las toxinas.
Dado que una desintoxicación de azúcar puede ser incómoda durante la primera semana aproximadamente, es importante idear un plan sobre cómo vas a manejarlo. Pregúntese por qué lo está haciendo y haga una pequeña lista para recordar cuando sea difícil. Cuando los antojos aparezcan, también puede hacer lo siguiente:
- Beber un vaso de agua.
- Dar un paseo rápido o ocuparse con algo que lo enganche.
- Masticar chicle o tomar mentas sin azúcar.
- Cepillarse los dientes.
- Evitar entrar en un supermercado o tienda.
- Asegúraese de comer comidas adecuadas con un buen equilibrio de proteínas (esto facilita evitar los refrigerios azucarados).
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Habrá días en los que el azúcar se cuele y no se castigue por ello. Tómese un momento para usted, averigüe qué sucedió y vuelva a intentarlo. Nadie es perfecto, ¡pero todos somos capaces de lograr cosas épicas!
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