La IA promete cambiarlo todo, una promesa palpable en las noticias y redes sociales donde todo lo relacionado a la IA tiene un enorme interés.
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Por Alberto Rigail Cabrera
Pocas generaciones viven una revolución tecnológica. Esto ocurre cuando una nueva tecnología impacta todos los campos de la vida y el trabajo humano. Cuando surgió el internet esto sucedió: se cambiaron las formas de comunicarse, trabajar, enviar dinero, comprar e incluso encontrar pareja. Los trabajos cambiaron. Se crearon y destruyeron fortunas. Se modificó la cultura. Nos encontramos ahora en la segunda revolución tecnológica de nuestra generación: la inteligencia artificial (IA).
La IA promete cambiarlo todo, una promesa palpable en las noticias y redes sociales donde todo lo relacionado a la IA tiene un enorme interés. Pero consideremos por un momento el impacto potencial de la IA: se estima que puede añadir entre US$2,6 y US$4,4 billones a la economía mundial (“trillions” en inglés) y puede automatizar actividades que toman 60-70% del tiempo de los trabajadores de hoy. Vale la pena preguntarse, ¿qué podemos aprender y cómo podemos aprovechar este momento histórico?
Hagamos primero un breve recuento del desarrollo de la IA. Aunque la IA en el colectivo cultural es reciente, sus orígenes se remontan a la década de 1950, cuando los primeros investigadores comenzaron a explorar la creación de máquinas que pudieran pensar y aprender cómo los humanos. Luego hubo otros avances como el desarrollo de algoritmos de aprendizaje automático, las redes neuronales, el reconocimiento de voz y visión por computadora, entre otros. La aplicación más común de la IA son los algoritmos de aprendizaje automático, que han utilizado las empresas de tecnología para sus sistemas de recomendación de contenidos, entre ellas Google, Facebook, Netflix y Spotify. Aunque todas estás distintas tecnologías están englobadas dentro de la IA, la ola de interés que estamos viviendo es el resultado de una tecnología específica: la IA generativa, o generative AI en inglés, especializada en la generación de contenidos como textos, imágenes y videos.
Todo cambió cuando en noviembre del 2022 OpenAI, el centro de investigación de IA más importante del mundo lanza ChatGPT. Hasta entonces, la IA generativa había estado mayormente reservada a las comunidades de académicos y desarrolladores de software. ChatGPT ofrecía una manera extremadamente sencilla de usarla: en un chat. Dentro de los siguientes dos meses ChatGPT adquirió 100 millones de usuarios, un crecimiento nunca visto en una aplicación de software. Sus usuarios encontraron un sinfín de formas de usarlo: responder preguntas de conocimiento general, escribir artículos, resumir papers académicos, crear recetas de comida, planificar viajes, entre otros. Los desarrolladores más talentosos del mundo empezaron a crear muchas aplicaciones con la tecnología de OpenAI, como agentes que resumen notas en videollamadas, creadores de contenido para marketing digital, generadores de prospectos y mucho más.
Ahora la velocidad a la que está avanzando la IA es impresionante. Frecuentemente aparece una IA nueva mucho más inteligente que las anteriores. El año pasado fue GPT-4; este año se viene GPT-5. Estas IAs superan a los humanos en ciertas tareas y alcanzan su rendimiento en otras. Pueden aprobar exámenes universitarios. Pueden escribir ciertos contratos legales. Pueden programar aplicaciones. Hay un montón de usos por descubrir.
La promesa de la IA es gigante, pero también se deben analizar sus riesgos. Existe el riesgo de una superinteligencia que actúe de forma maligna, poniendo en peligro a la humanidad. También preocupan los deepfakes, vídeos e imágenes generados por IA que parecen reales, pero son falsos, y que podrían usarse para manipular la opinión pública. Otro desafío son los sesgos que puedan tener los algoritmos que se usen para tomar decisiones que afecten a los seres humanos, replicando sesgos de discriminaciones humanas. Y quizás el mayor reto en el corto plazo son los desplazamientos laborales, pues muchos trabajos podrían ser automatizados por IA. La investigación, la industria, y las políticas públicas se están tratando de adaptar a esta realidad cambiante, pero aún queda mucho por hacer.
Nos encontramos en el comienzo de una nueva revolución tecnológica impulsada por la inteligencia artificial. Existirán muchos cambios que beneficiarán y perjudicarán a distintos grupos en el corto plazo. Necesitamos tener una mente abierta y curiosa que nos impulse a aprender y adaptarnos continuamente. Debemos desarrollar las habilidades humanas únicas que son imposibles de replicar por la IA, como la creatividad, la empatía y el liderazgo. Se dice que el ser humano jamás será reemplazado por la IA, sino por otro humano que use la IA, combinando habilidades humanas y computacionales. La revolución de la inteligencia artificial ya comenzó. Depende de nosotros definir qué papel queremos jugar en ella.
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