• 16 diciembre, 2014

Gehry nos descubre otro Panamá

Gehry nos descubre otro Panamá

El Biomuseo, diseñado por el reconocido arquitecto, nace destinado a hacernos reflexionar sobre la biodiversidad y mostrar al mundo el papel que tuvo el surgimiento del Istmo panameño en la evolución de los especies. Desafiante, el edificio multicolor parece flotar en la Calzada de Amador.

En el mundo actual tanto como sus pobladores son los edificios los que nos transmiten dónde estamos y quiénes nos rodean. Los grandes arquitectos del siglo XXI nos susurran al oído los misterios de las ciudades y sus singularidades, nos convierten en sus confidentes. Es un placer dejarse manipular por ellos. Y un honor para una capital contar con una de estas obras de arte. Panamá ya tiene la suya.

El país canalero está de plácemes con el estreno del Biomuseo, el primer proyecto en Latinoamérica diseñado por el afamado arquitecto Frank Gehry. Antes de este proyecto fue el Museo Guggenheim de Bilbao, España, el que le hizo sentirse cerca de Latinoamérica, por el idioma, según confesó. Por ello su esposa, la panameña Berta Isabel Aguilera, le acompañó entonces, para transmitirle todo lo que a él se le pudiera escapar. Gracias a este vínculo, el canadiense, de 85 años, admirador del cubismo de Pablo Picasso y amante de las formas geométricas, ha dejado su impronta en Panamá con un edificio multicolor que parece flotar, desafiante, en la Calzada de Amador, una de las zonas icónicas de la capital.

El museo, abierto al público el 2 de octubre, muestra la historia del surgimiento del Istmo y cómo cambio el mundo natural. Este país cuenta con una de las mayores concentraciones de especies que se conocen en apenas 75.000 kilómetros cuadrados. Tiene más especies de aves, mamíferos, reptiles y plantas que los Estados Unidos y Canadá juntos. Tres millones de años atrás, la formación del Istmo creó una barrera entre los océanos Pacífico y Atlántico de manera que las dos regiones se desarrollaron en direcciones diferentes con grandes consecuencias en la evolución. Según la comunidad científica, resultó en cambios climáticos que transformaron las selvas tropicales africanas en sabanas y obligaron a muchos primates arborícolas a vivir en el suelo.

Hubo un gran intercambio de plantas y animales entre Norte y Sudamérica.

Hijo de la tenacidad

¿Cómo se consiguió captar al genial Gehry para este proyecto? “Tiene familia aquí y venía con frecuencia. Conoce mucho nuestra cultura y la tiene cariño”, explica Margot López, coordinadora de Comunicaciones del Biomuseo. “Este proyecto es hijo de la tenacidad”, asegura.

Según ha declarado Frank Gehry (Toronto, 1929), el Biomuseo es uno de sus proyecto más personales por los vínculos que mantiene con el país y los panameños. Además, está dedicada a la biodiversidad y el premio Pritzker es un creyente de la conservación ante las amenazas del planeta.

“Es un arquitecto que no se desvincula de sus proyectos”, dice López. “Ya no viaja mucho por su edad, pero con su equipo de trabajo por lo menos había una videoconferencia semanal y sus arquitectos venían una vez cada tres meses al inicio y terminando la obra, al menos una vez al mes”.

El museo, cuyo diseño final fue aprobado en el 2002, ha sido impulsado por la Fundación Amador, organización sin ánimo de lucro, con el respaldo del Gobierno panameño que se hizo cargo del financiamiento y donó el terreno y comercializó otros aledaños para obtener ingresos. “En el 2004 empezó el movimiento de tierras; ha sido un trabajo largo y no culmina con la apertura, va a ir cambiando, creciendo y mutando como un organismo vivo”, sostiene Margot López. Se han invertido US$90 millones (el 30% han sido donaciones), de los que US$60 millones se han destinado al edificio. Para terminar el proyecto, se prevé el gasto de otros US$15 millones.

El Biomuseo, “si bien comunica un contenido bastante científico –explica López– también utiliza el lenguaje del arte para hacerlo. Tiene un pie en el arte y otro en la ciencia”.

Sobre su misión, “lo más importante es que entendamos cuál es nuestro rol, como seres humanos, dentro de la biodiversidad. Una de las formas es contar el surgimiento del Istmo porque resulta que un país tan pequeñito como este jugó un papel espectacular, la naturaleza cambió radicalmente cuando este último pedacito de tierra se forma y crea un puente de tierra entre Norte y Sudamérica”. Este museo de ciencias naturales del siglo XXI es “una manera de conocernos y darnos cuenta de cómo jugamos un papel creativo en la biodiversidad y demostrar cómo estamos conectados, porque esa historia le pertenece al mundo”, enfatiza la vocera.

Lea la entrevista completa en la versión impresa de la revista.

Myriam B. Moneo
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Etiquetas: animales / Biomuseo / Museo / Panamá / plantas

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