Capacitar a los líderes para gestionar mejor su propio estrés y el de sus equipos se ha vuelto esencial en el proceso de recuperación post-pandemia.
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La pandemia de COVID-19 marcó un antes y un después en el entorno laboral y uno de los aspectos más afectados fue la salud mental de los colaboradores. La experta en recursos humanos y docente universitaria de Universidad Galileo, Licda. Silvia Antillón, resalta cómo el contexto disruptivo del confinamiento, la pérdida de familiares y amigos, la ansiedad y el distanciamiento social afectaron profundamente a los trabajadores en todos los niveles de la organización. Este impacto ha llevado a las empresas a replantearse su enfoque hacia el bienestar, al integrar la salud mental como un aspecto fundamental en sus políticas laborales.
“Las organizaciones comenzaron a observar una caída en el ánimo, la atención y la productividad de su personal, incluyendo a los altos mandos”, comenta la profesional. Esta situación abrió la puerta a nuevas iniciativas para apoyar la salud mental de los colaboradores para mejorar el ambiente laboral y por ende la productivdad. De esa cuenta las empresas están implementando programas innovadores como el Programa de Bienestar y Salud Mental, que incluye desde convenios con clínicas de psicología hasta políticas de flexibilidad en el horario y desconexión digital.
Además, el enfoque hacia la salud mental no solo está orientado a los colaboradores, sino también a los líderes y gerentes de las organizaciones. La Licda. Antillón subraya la importancia de programas como el de capacitaciones formativas y charlas, que enseñan a los colaboradores a identificar y gestionar sus emociones y brindan técnicas de regulación emocional. “Capacitar a los líderes para gestionar mejor su propio estrés y el de sus equipos se ha vuelto esencial en el proceso de recuperación post-pandemia”, añade.
La experta afirma que la inversión en programas de salud mental no solo beneficia a los colaboradores, sino que también representa un aumento en la competitividad empresarial, ya que “una persona feliz y satisfecha puede mejorar su productividad hasta en un 30%”, explica la docente de Universidad Galileo.
Invertir en salud mental es una estrategia que, a largo plazo, mejora la rentabilidad, la sostenibilidad y el ambiente laboral. Entre los beneficios se destacan la reducción del ausentismo, la mejora de la concentración, el compromiso de los colaboradores y la disminución de la rotación de personal.
La experta en Recursos Humanos comparte diez aspectos importantes para mejorar la salud mental:
1.Permitir la participación y delegar: los mismos colaboradores son quienes conocen mejor su trabajo y por lo tanto son ellos quienes pueden proponer mejoras o modificaciones efectivas. ¡Escúchelos! Y déjelos participar en la toma de decisiones. Empodere a su personal. Hágalos sentir que pertenecen al grupo y que su trabajo es importante.
2. Enriquecimiento del trabajo: Permita a su personal que no solo ejecute la tarea, si no que también participe en su planificación o diseño.
3. Adecuación persona-puesto de trabajo: Es vital incorporar en un puesto de trabajo a una persona idónea que tenga los conocimientos, habilidades y actitud para el mismo.
4. Capacitación/formación: Seleccionar personal con capacidades y habilidades específicas no significa que la empresa no lo capacite o forme en el transcurso de su paso por la misma. Los colaboradores valoran mucho la capacitación que su empresa les proporcione.
5. Crear un ambiente de trabajo positivo: Establezca políticas de puertas abiertas, fomente la creatividad, la exposición de nuevas ideas.
6. Comunicación: Involucre a su personal, tanto en la formación de los proyectos como en los resultados. Proporcione retroalimentación constructiva. Practique la escucha activa.
7. Ayude a crecer a su personal: como persona y como profesional; potencie sus habilidades.
8. Agradezca: su trabajo, su esfuerzo, su interés.
9. Premie la excelencia: Reconozca y premie. Celebre los éxitos y el esfuerzo.
10. Mejore las condiciones laborales: Las empresas deben optimizar los espacios físicos y sociales que la conforman (ejemplo limpieza y mantenimiento de comedores, baños, entre otros).
“Implementar programas de salud mental y crear una cultura laboral que apoye el bienestar emocional y físico de los empleados es una inversión con retornos garantizados”, señala la Licda. Antillón. Además, estos programas ayudan a prevenir el agotamiento, el burnout ( o síndrome del colaborador quemado) y otros problemas de salud mental. “Es esencial que los líderes promuevan una cultura inclusiva y de apoyo, en la que los colaboradores se sientan escuchados y valorados”, concluye.
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