Según el Secretario General de las Naciones Unidas, la reducción de la desigualdad es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible con peor desempeño.
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En el Informe de Progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2023, el Secretario General de las Naciones Unidas señaló que el ODS 10, la reducción de la desigualdad, es uno de los ODS con peor rendimiento. La acción nunca ha sido más urgente en este objetivo, porque durante la pandemia de COVID-19 y la crisis de inflación mundial, la desigualdad de ingresos, riqueza y resultados de salud ha aumentado drásticamente. Esto es cierto dentro de los países y entre ellos. Los países más pobres carecían de finanzas para apoyar los ingresos de los pobres o hacer frente a la COVID-19, y por primera vez en tres décadas, la brecha entre el mundo rico y el resto está creciendo de nuevo.
La brecha entre ricos y pobres está aumentando rápidamente, y la desigualdad económica ha alcanzado niveles inaceptables:
- Desde 2020, el 1 % más rico ha capturado casi dos tercios de toda la nueva riqueza, el doble de dinero que el 99 % más bajo de la población mundial.
- 122 millones de personas más se fueron a la cama con hambre en 2022 que en 2019, mientras que las empresas de alimentos y energía duplicaron sus ganancias en 2022, transfiriendo 257 mil millones de dólares a sus accionistas más ricos.
- Más de mil millones de trabajadores perdieron 746 mil millones de dólares en salarios reales en 2022, mientras que los accionistas ricos vieron que sus dividendos alcanzaron un récord de 1,56 billones de dólares, un aumento del 10 % en comparación con 2021.
Sabemos que la desigualdad extrema socava todos nuestros objetivos sociales y ambientales. Múltiples estudios han demostrado que la desigualdad extrema corroe nuestra política, destruye la confianza, limita nuestra prosperidad económica colectiva y debilita el multilateralismo. También sabemos que sin una fuerte reducción de la desigualdad, los objetivos entrelazados de poner fin a la pobreza y prevenir la crisis climática serán imposibles de lograr.
Estamos en un punto de inflexión, y no es demasiado tarde para hacer lo correcto. Tenemos las herramientas y los medios necesarios para revertir esta catástrofe. Y hay un caso claro para esto: reducir la desigualdad nos permitiría vivir dentro de nuestras fronteras planetarias, poner fin a la pobreza, consolidar nuestra democracia y lograr los ODS.
Conocemos las políticas probadas que pueden hacer que esto suceda. Políticas como gravar la riqueza y los altos ingresos, proporcionar servicios públicos universales como la salud y la educación, garantizar la protección social para todos y salarios justos para los trabajadores. Todo esto puede impulsar el progreso en la reducción de la brecha.
Este es un llamado a la acción por un bien común. Y debemos responder a esa llamada con estas tres acciones:
1. Reducir las desigualdades de ingresos entre los mayores y los más inferiores
Todas las naciones deberían estar de acuerdo en apuntar a una situación en la que el 10 % superior no gane más que el 40 % inferior. Sin este punto final concreto, carecemos de la dirección porque no conocemos el destino.
2. Medir la desigualdad para supervisar el progreso en los ODS
Necesitamos utilizar medidas concretas probadas de desigualdad para monitorear el progreso. En su forma actual, el actual indicador de prosperidad compartida, que es el principal rastreador del ODS 10, está muy por debajo de lo que se requiere. Mide la parte inferior, pero no la parte superior, lo que significa que no mide la desigualdad. La evidencia muestra que uno de cada cinco países que muestra una tendencia positiva en la prosperidad compartida vio simultáneamente la desigualdad, y los ingresos del 10% superior aumentan. Debemos usar otras medidas probadas, como el coeficiente de Gini y la relación de Palma. Y debemos medir no solo la desigualdad de ingresos, sino también la desigualdad de riqueza, que es mucho mayor.
3. Invertir en datos de desigualdad para informar la toma de decisiones
Necesitamos invertir en una revolución en los datos de desigualdad. Es necesario adoptar nuevos avances en los datos de desigualdad para permitir un análisis de alto nivel por parte de todos los gobiernos. Esta será la única manera de garantizar un amplio consenso político para la transformación que nuestras economías deben hacer hacia un futuro sin carbono.
Las intervenciones políticas son cruciales
Al hacer estas tres cosas, podemos marcar una gran diferencia. En todo el mundo, la desigualdad se está burlando de las esperanzas y ambiciones de miles de millones de las personas más pobres. Sin intervenciones políticas en interés de muchos, esta cascada de privilegios y desventajas continuará durante generaciones.
Los objetivos importan. El liderazgo importa. Debemos trabajar juntos hacia una ambición colectiva de forjar un mundo más igualitario.
Fuente: World Economic Forum