21 febrero, 2018

Pyme incursiona en negocio de lámparas inspirados en la naturaleza

Redaccion septiembre 2, 2014

Dos jóvenes emprendedores, Carlos Gutiérrez y Alberto Della Rocca, el primero diseñador gráfico y el segundo, un joven italiano que se dedica a la traducción, unieron su talento y su pasión para crear IL MarMar. De las manos de estos dos jovenes y a traves su empresa salen las más variadas lámparas, cuya materia prima son troncos, maderas reutilizadas, cocos, raíces y otros insumos, cuidando siempre la naturaleza en todo su mágico proceso.

La pyme costarricense, que forma parte del Programa de Responsabilidad Social Empresarial de Café Montaña llamado Escalando, se formó hace un año y ya da sus primeros pasos en promover sus novedosos productos en el mercado nacional.

Pasión por las playas

Según cuentan sus fundadores, el negocio surgió por su pasión por las playas de Costa Rica y en uno de sus muchos paseos a las playa se encontraron con un tronco de una figura muy particular. Gracias a la creatividad de estos dos jovenes emprededores decidieron hacer una lámpara y sorprendieron a familiares y amigos con su talento innovador, por lo que les dio el impulso para empezar una empresa formal.

Actualmente las mismas se venden por encargo y ya los jóvenes son proveedores de restaurantes y hoteles a lo largo del país. Del mismo modo, han tenido una gran aceptación entre particulares quienes los llegan a conocer por medio de sus redes sociales y su participación en ferias.

Aparte de la creatividad e innovación en cada lámpara, el cable textil que utilizan en sus creaciones es importado desde Europa y el gran valor agregado de cada pieza es que la lámpara va a ser siempre única en su estilo por su materia prima. Gracias a que Alberto proviene de una familia de electricistas, la empresa se apoya mucho en su conocimiento para los detalles técnicos.

Los productos varían entre lamparas para techos, mesas de noche y otras, según la solicitud del cliente y su uso y el proceso en que las fabrican es muy orgánico. “No pulimos ni pintamos la madera, sino que la dejamos tal para conservar su esencia y diseño propio y no alterarla, le hacemos a cada pieza ciertos lavados para eliminar cualquier insecto y la dejamos remojar por varios días en un líquido que permite la conservación para que no se pudra”, afirma Carlos.

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