La abundancia sostenible se centra en satisfacer las necesidades corrientes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas.
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Estamos en un momento decisivo. A lo largo de la historia, cada generación se enfrenta a retos y oportunidades únicos, percibiendo su época como algo sin precedentes. Esta tendencia se mantiene a medida que los avances tecnológicos, especialmente en inteligencia artificial (IA) y biología sintética, presentan beneficios y riesgos inmensos.
Estas tecnologías están poniendo a prueba los sistemas económicos y sociales tradicionales, mientras que los cambios políticos, geopolíticos y ambientales plantean amenazas adicionales. El actual contexto mundial exige respuestas innovadoras y a gran escala. Los líderes empresariales, fundamentales en el progreso pasado, deben ayudar a navegar por estas transiciones.
Una visión clara y compartida del futuro es crucial pero se trata de un objetivo incierto, y muchas personas son más conscientes de lo que desean evitar. Abordar estas preocupaciones diversas requiere un esfuerzo colectivo coherente, arraigado en rasgos humanos fundamentales.
El concepto de «abundancia sostenible» cuestiona la tradicional contraposición entre crecimiento económico y sostenibilidad ambiental. Hace hincapié en la necesidad de satisfacer las necesidades corrientes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas, un principio arraigado en el informe de 1987 de la Comisión Brundtland de las Naciones Unidas.
Este enfoque requiere una innovación significativa para reducir el impacto ambiental de las actividades económicas y, al mismo tiempo, hacer que los recursos esenciales sean accesibles y asequibles para todos.
Lograr una abundancia sostenible implica integrar diversos deseos humanos – supervivencia, prosperidad y preservación del medio ambiente – en una estrategia armoniosa.
Eso exige liderazgo y compromiso colectivo para innovar y caminar hacia un futuro equilibrado e inclusivo.
El futuro, ¿por defecto o por diseño?
Los sistemas políticos y geopolíticos están cada vez más tensionados, producto de la profundización del partidismo y la polarización incluso en democracias estables. Al mismo tiempo, los focos de resistencia a la globalización están fomentando el proteccionismo, lo que puede potencialmente desestabilizar los sistemas económicos y financieros.
El rápido avance de las tecnologías digitales introduce impactos sociales impredecibles, exacerbando los conflictos y las desigualdades. A pesar de estos retos, nuestros sistemas han tenido éxito al mejorar la salud mundial y el nivel de alfabetización y reducir la pobreza extrema. Sin embargo, estos sistemas, inicialmente prototipos, requieren ahora una reinvención para hacer frente a los cambios profundos que han provocado, ya que todos los sistemas eran prototipos, sin versiones «finales» inamovibles para siempre.
Este momento de la historia exige una respuesta colectiva e innovadora para rediseñar los sistemas con vistas a un futuro sostenible, aprovechando el ingenio y la determinación que han marcado el progreso humano. Podemos, y debemos, ayudar a diseñar un futuro mejor.
Una era de discontinuidad y oportunidades
Están resurgiendo con urgencia cuestiones fundamentales sobre el papel de las empresas y los gobiernos, los impactos de la globalización y el uso ético de la tecnología. Los líderes empresariales tienen una responsabilidad cada vez mayor en la configuración de un futuro sostenible e inclusivo con un enfoque multilateral. Deben tener en cuenta:
La responsabilidad empresarial
El objetivo de maximizar el valor para los accionistas a corto plazo ha estimulado el crecimiento económico, pero también condujo a prácticas desequilibradas y a externalidades significativas. Para hacer frente a estos problemas es necesario pasar del capitalismo de los accionistas al capitalismo de las partes interesadas, haciendo hincapié en la creación de valor inclusivo entre todas las partes interesadas y en la abundancia sostenible.
La reconfiguración de la globalización
La globalización, que alcanzó su punto álgido en 2008, transformó las economías, creando vastos mercados de consumo y potenciando el crecimiento de la clase media. Después de 2008, retos como las crisis financieras y el aumento del proteccionismo frenaron su crecimiento. Hoy en día, la globalización se ve influida por una redistribución de la innovación, retos globales compartidos y una geopolítica compleja, lo que exige a las empresas adoptar agilidad ante un nuevo y dinámico panorama de interdependencia.
Fuente: World Economic Forum
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