Armando López fundó su propio negocio en enero del 2020, donde combina con su práctica odontológica.
Por Milagros Sánchez Pinell
Una noche de insomnio más la habilidad de negociante que Armando López desarrolló desde pequeño, dio como resultado Inversiones Sanitarias, una empresa enfocada en vender suministros en el ramo de la ortodoncia.
La tienda, ubicada en Managua, Nicaragua, es un emprendimiento que empezó en el 2020 distribuyendo apenas cuatro artículos. Tres años después, tiene en su catálogo 200 artículos, de los aproximadamente 300 que existen en el mundo de la ortodoncia.
“Somos un depósito amigo” es el lema que guía al joven emprendedor, como una forma de mostrar cercanía a sus clientes y la amplia variedad que ofrece.
“Me gustaría que todos mis clientes sean mis amigos. Siempre nos estamos renovando, probando nuevas marcas, nuevos productos y me gusta recibir feedback (comentarios) de ellos. Me gusta ofrecer el mejor precio vs calidad. La atención personalizada creo que nos caracteriza bastante”, explicó el propietario de Inversiones Sanitarias sobre las cualidades de su negocio.
Armando, fundador y propietario, es un joven nacido en Rivas, Nicaragua, de profesión odontólogo, razón por la que decidió entrar a los negocios en el campo de la odontología.
“Recuerdo que eran las 2:30 a.m. cuando pensando qué podía hacer o qué podía crear se me vino la idea de este negocio. Me levanté de la cama y me puse a investigar sobre marcas, proveedores, agencias y todo lo relacionado. Tres días después de eso tenía armada la operación”, explicó.
Para ese entonces, Armando ya trabajaba en la clínica Gales Dental, a donde sigue actualmente, como dentista general. Antes de eso, trabajó en otras clínicas de colegas, donde pagaba el 50% de su producción.
También, trabajó como “advisor” (tutor) en un call center y como supervisor de ventas en Importadora Dental, compañía dedicada a la importación, distribución y venta de materiales dentales.
Crear Inversiones Sanitarias ha significado su “libertad”. Si bien reconoce que el dueño del negocio es el que más se esfuerza en su empresa, esto le da autonomía para manejar mejor su tiempo.
“Cada minuto invertido en mi negocio es bien invertido porque es mi sueño, es mi bebé”, señaló categóricamente.
Al poco tiempo de empezar su negocio, Armando tuvo su primer reto: la pandemia del COVID-19. Esto sin duda afectó las ventas.
Sin embargo, en ese obstáculo encontró otras oportunidades de negocio y empezó a vender mascarillas, guantes, alcohol y otros productos necesarios para la emergencia que se vivía en ese momento.
Una vez superada la etapa, el siguiente reto fue garantizar la variedad de artículos. Para ello, Armando reinvierte sus ganancias para poder ofrecer a su clientela la línea completa en el campo de la ortodoncia.
Por otro lado, nuestro roaring 20, junto a un socio, recién inauguró el Centro de Radiología Dental, Raden, en Jinotepe, Carazo, donde ofrecerá todo en la rama de imagenología en 2D que incluye radiografía panorámica y lateral de cráneo.
Armando relató que este nuevo proyecto se viene cocinando desde mayo del 2022, aunque era un plan que tenía en mente desde antes de iniciar Inversiones Sanitarias.
“Es hasta ahora que se me hizo realizar este proyecto. Recuerdo que cuando estaba trabajando en Importadora Dental iba mucho por esa zona y me di cuenta de que carecían de un centro como este. Todas las personas tenían que viajar a Masaya o Managua”, explicó.
Además, planea expandir el negocio de Inversiones Sanitarias hacia otras ramas de la odontología. Sin perder de vista que en algún momento desea traspasar las fronteras y llevar sus productos a la región centroamericana.
El niño banquero
Armando López, es un incansable luchador por sus sueños. Le gustan las cosas bien hechas y aunque es un poco impaciente, la vida le ha enseñado que todo llega a su tiempo.
“Todo empieza con un sueño. Hay que marcar el camino y con acción se llega a su debido tiempo. Soy muy creyente de Dios y sé que primero te prepara para darte. Todo lo que pasa en el camino es para aprender”, expresó.
Sus primeros pasos de emprendedor los dio a los 8 años cuando le comunicó a sus padres Saskia Galeano y Armando López que quería hacer un banco.
“En ese momento me tomaron como chiste, pero mi mamá me apoyó. Me puso un escritorio en mi cuarto y empezamos a hacer con cartulina tarjetas de ahorro. Luego todos mis tíos abrieron su cuenta de ahorro en mi banco, pero tenía el problema de cómo pagar los intereses. Entonces, invertí el dinero en una plancha y la rifamos entre todos los compañeros del trabajo de mi mamá. Cuando ya obtuve mi propio capital cerré el banco y devolví el dinero a mis tíos con sus intereses”, relató a manera de anécdota.
Más grande, continúo con sus emprendimientos con venta de celulares entre sus compañeros de colegio y venta de ropa que compraba cuando viajaba fuera del país.
“Siempre me gustaron las ventas. Cuando estaba trabajando en el call center hice un curso sobre máster en neuro ventas con un experto llamado Jürgen Klaric. Recuerdo que me gasté todo lo que tenía. Me gusta la interacción, andar en la calle, visitar a clientes, sobre todo cuando los considero mis amigos, platicar y saber que los ayudo de cierta manera a que sus tratamientos sean un éxito”, manifestó.
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