23 septiembre, 2021

Finca bananera en Costa Rica es la primera en el mundo en recibir la nueva certificación de Rainforest Alliance

Redaccion septiembre 2, 2014

Certificación se enfoca en mitigar riesgos ambientales, laborales, sociales y económicos.

Esmeralda, finca productora de banano de la compañía Fyffes en Costa Rica, es la primera del mundo en recibir la nueva certificación de Rainforest Alliance, versión 2020, que despliega un enfoque nuevo del sistema de gestión de los riesgos ambientales, laborales, sociales y económicos.

Rainforest Alliance seleccionó y se asoció con Fyffes, basándose en una exitosa colaboración previa, para realizar un piloto de su nueva versión, el cual introdujo un programa de igualdad de género con los trabajadores de las plantaciones, el despliegue de la matriz salarial resultante de un proyecto conjunto anterior, el desarrollo de un mecanismo más amplio de evaluación de riesgos laborales que dio lugar a un plan de gestión de operaciones integral, y un enfoque empresarial más claro de la sostenibilidad, entre otros parámetros clave.

Según indicó Jakeline Rodríguez, Asociada Senior, Sector Frutas en Rainforest Alliance, eligieron trabajar con Fyffes, por la trayectoria positiva con el uso de la norma Rainforest Alliance, y por la buena experiencia previa entre las dos organizaciones en alianzas anteriores como el proyecto de salario digno en Belice.

“Con este nuevo hito, en Fyffes reafirmamos nuestro enfoque de liderazgo global en el cumplimiento de la sostenibilidad, comprometiéndonos y facilitando con las normas de sostenibilidad el desarrollo de soluciones progresivas, pragmáticas e innovadoras para la creación de confianza en la cadena de suministro que buscan nuestros clientes”, dijo Hugo Hays, director Global de Seguridad Alimentaria e Inocuidad de Fyffes.

Finca Esmeralda, de la compañía Fyffes, fue elegida para ser parte de programa piloto para implementación de la norma.

Nueva certificación

La norma en la que se fundamenta la certificación genera un sistema de gestión enfocado en la mitigación y eliminación de riegos, por lo que requiere de la implementación de acciones correctivas y preventivas. Además, promueve la prevención y eliminación de los incumplimientos en los derechos humanos y la legislación nacional aplicable a la actividad agrícola.

De igual manera, contribuye a establecer una ventaja que marca la diferencia en la comercialización del producto, pues requiere de la negociación de acuerdos entre la finca y los compradores, para establecer el mecanismo de responsabilidad compartida basado en la inversión y diferencial de sostenibilidad.

Entre otros aspectos positivos, esta norma obliga a trabajar de forma estandarizada el sistema de gestión en tosas las fincas, con base en los procedimientos y controles establecidos; la redacción de un plan de manejo integral, en cual se consideraron todas las actividades alrededor de la operación; y la incorporación de los conceptos de inversión y diferencial de sostenibilidad.

A esto se suma la introducción del tema de igualdad de género a todos los trabajadores y administrativos de la finca y el desarrollo de un mecanismo de evaluación de riesgos por labor más amplio.

La implementación del programa piloto requirió de tres meses. Entre los desafíos que se enfrentaron se encuentran el tiempo requerido para la implementación de la norma y definir la relación de cada uno de sus requisitos con la legislación nacional.

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