• 4 junio, 2022

¿A qué sabe Honduras?

¿A qué sabe Honduras?

La herencia mesoamericana llevó a Honduras el sabor bendito del maíz y a lo largo de los siglos se ha mezclado con manjares españoles y africanos para dar paso a una cocina muy variada, bien condimentada y gustosa.

La comida hondureña preserva en su ADN gran parte de platillos y recetas de sus pueblos originarios, especialmente los del área mesoamericana (Mayas y Lencas) y de los pueblos afrodescendientes (Garífunas).

Esta hermosa tierra, con una extensión territorial de 112.492 km², es el hogar de más de 10 millones de habitantes que disfrutan las delicias en los 18 departamentos y 298 municipios que componen la geografía del segundo país más grande de Centroamérica.

La gastronomía hondureña es muy variada, ya que contiene elementos indígenas precolombinos, españoles, criollos y, en alguna medida, africanos, como es típico en toda la costa atlántica centroamericana. La cocina tradicional del país está dominada fuertemente por los mariscos y por el maíz, que es un cultivo autóctono.

Algunas de las especies vegetales ampliamente usados han sido el maíz, los frijoles, annonaa, ayote, calabaza, mandioca, tomate, papa, pataste, camote, vainica, canela y cacahuates, entre otras. También algunas frutas como la piña, el aguacate, la papaya y la guayaba, las cuales eran recolectadas en los bosques lluviosos.

“Lo primero que se debe decir es que como Mesoamérica compartimos una serie de alimentos desde hace siglos – milenios. Mucho se ha hablado de una “trilogía” alimentaria: maíz, frijol y ayote. Hay quienes sustituyen el ayote por el chile.  Agregaría a esa trilogía las hierbas. En Honduras, por ejemplo, aún se consume la chaya, el chipilín, el loroco o los quiletes. Algunas de estas especies vegetales varían con las regiones, pero la amplia extensión de las hierbas constituyó siempre un recurso vital: se trataba principalmente de especies que se encontraban en el entorno natural o en la huerta”, detalla Ricardo Castellón, doctor en Filosofía e Historia.

De acuerdo con Castellón, en Honduras tuvo lugar uno de los procesos de adecuación más rápidos de Centroamérica, con platillos como la sopa de caracol, el Hog Fry o la Machuca, Kruhban (sopa de res, pollo o pescado con puré de guineo verde), un resultado de la mezcla de especies endémicas (la yuca) con importadas de Asia (el plátano), de Europa (el cerdo y la res) y con la inglesa.

En la práctica, para los hondureños el maíz ha sido y es un alimento vital.

Si desea leer el artículo completo, puede encontrarlo en la página 78 de nuestra edición digital.

Karla Echavarría
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Etiquetas: Centroamérica / gastronomía hondureña / Honduras

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