La próxima década podría pertenecer al estudiante en línea no tradicional, pero solo si las empresas y universidades que ofrecen cursos a distancia descubren cómo mantenerlos comprometidos.
La plataforma de e- learning Coursera, ha obtenido algunos conocimientos de su base de usuarios de 124 millones de personas sobre lo que realmente se necesita para ayudar a las personas a tener éxito en sus clases digitales. La compañía emplea algunas estrategias de alta tecnología, como un generador de asignaciones personalizables que adquirió, por una cantidad no revelada, de una startup búlgara en 2019.
«Nos hemos dado cuenta de que cuanto antes introducimos estas tareas en un curso, las tasas de retención mejoran», dice Jeff Maggioncalda, CEO de Coursera. Aun así, las tasas de finalización entre las personas que han pagado por un curso de Coursera rondan el 50%, según las cifras compartidas por la empresa.
Tal vez algunas herramientas nuevas, como el asistente de aprendizaje personal más nuevo de Coursera, «Coach», puedan ayudar a cambiar eso. Maggioncaldallama a Coach una herramienta «práctica e interactiva», que permite a los estudiantes establecer su propio ritmo con el material. «El entrenador va a ser reactivo y proactivo para los estudiantes. Va a ser un compañero de pensamiento y escritura en varios idiomas», dice, escribiendo preguntas en el chatbot en su iPad. En respuesta, el entrenador lanza explicaciones, resume las lecciones, enlaza vídeos y sugiere más cursos para que el alumno los revise.
La próxima década podría pertenecer al estudiante no tradicional en línea. La demanda está ahí fuera. Viene de personas como Lyndsay Stueve, que trabaja como experta en operaciones de proveedores globales a tiempo completo mientras cría a cuatro hijos que están en la escuela secundaria y secundaria. Stueve comenzó su viaje de aprendizaje en línea hace cuatro años, primero en el colegio comunitario y luego en la Universidad de Florida. Ahora está completando un MBA en línea de la Western Governors University (WGU). Stueve ha sido un estudiante en línea en todo momento.
La evidencia de que funciona a menudo ha sido contradictoria o decepcionante. Los cursos en línea de hoy en día son “primos” evolucionados del MOOC temprano, o curso en línea abierto masivo. Los experimentos anteriores no demostraron ser tan transformadores como algunos defensores esperaban, con pocos estudiantes completando las clases que comenzaron.
Hay algunos cambios claros en la forma en que se están estructurando los cursos en línea ahora. La información sobre esto proviene de instituciones como el Campus Global de la Universidad de Maryland (UMGC), una universidad totalmente en línea que ha estado en funcionamiento durante más de 20 años, lo que hace que sea un terreno fértil para entender cómo los adultos realmente aprenden en línea.
«Al alumno adulto no le importa lo que les importa a los estudiantes residenciales de 18 años. Cada minuto que tenemos con un estudiante adulto es un minuto que no están gastando en otra prioridad», dice Greg Fowler, presidente de UMGC. Fowler dice que esta realización empuja a su equipo a elegir cuidadosamente qué poner en cada lección de vídeo de 20 minutos, y cómo reforzar ese aprendizaje rápidamente.
«Definitivamente sabemos que tenemos que acortar estos cursos», está de acuerdo Rene Kizilcec, director del Future of Learning Lab de la Universidad de Cornell, que ha estudiado de cerca el comportamiento de los estudiantes en línea.
Sin embargo, es difícil identificar cómo los adultos realmente aprenden en línea, porque son tan heterogéneos, dice Kizilcec. Las diferentes prioridades y expectativas hacen que la programación única sea imposible.
Lo que está claro, sin embargo, es que los estudiantes adultos aportan grandes expectativas al aprendizaje en línea. Por lo tanto, para que este segmento de educación superior crezca, las empresas y las universidades tendrán que averiguar cómo cumplir con esos estándares.
Los estudiantes adultos no son tímidos a la hora de rechazar las estructuras del curso que no funcionan para ellos, dice Fowler.
«No podemos abordar esto simplemente como una relación autoritaria, donde el instructor tiene el poder, y los estudiantes simplemente hacen lo que el instructor dice», dice. «Tenemos muchos estudiantes que levantan la mano y dicen: ‘No creo que esté recibiendo por lo que vine aquí'».
Chirag Garg, un investigador de IBM, vive en San Francisco y quiere hacer la transición a un puesto de IA en unos meses. De hecho, su empresa le va a exigir nuevas habilidades, por lo que Garg buscó un curso que le enseñara todos los fundamentos de la inteligencia artificial mientras era flexible con su horario de trabajo. Aterrizó en el curso en línea «Principios y Técnicas de IA» de Stanford, y está a tres semanas.
«Me gusta cómo se secuencian los temas del curso. He hecho cursos antes en los que no había mucha estructura, y no estaba motivado para terminarlos», dice Garg.
El tipo de estructura que le gusta a Garg no es fácil de crear en línea.
Lo primero que las plataformas o las universidades tienen que hacer es subvertir el sistema de semestres lineales y, en su lugar, diseñar períodos de aprendizaje más cortos. «Lo que he observado es que muchas universidades que pusieron el sistema semestral en línea lo abandonaron después de un tiempo. Ese es un cambio crucial», dice Kizilcec.
La naturaleza a su propio ritmo de estos cursos es una mejor opción para los estudiantes adultos que podrían tener que lidiar con problemas como la enfermedad o la pérdida del trabajo. Pero con los cursos a su propio ritmo, advierte Kizilcec, el temor es que el péndulo pueda oscilar demasiado en la otra dirección, sin rendición de cuentas.
Fuente: Fast Company
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