• 25 abril, 2015

Probar bebidas alcohólicas a temprana edad propicia un consumo nocivo

Probar bebidas alcohólicas a temprana edad propicia un consumo nocivo

Hay hogares en los que los padres de familia conservan bebidas alcohólicas dentro de sus despensas o minibares y en algunos de estos, existe la creencia de que sus hijos menores de edad pueden probarlas a modo de prevención.

Dicha estrategia conocida como “Modelo Europeo” ha sido cuestionada en varias ocasiones y esta vez un estudio publicado recientemente por la revista Journal of Studies on Alcohol and Drugs lo ratifica.

La investigación incluyó a 561 estudiantes de sexto, séptimo y octavo grado de primaria en Estados Unidos con edades alrededor de los 11 años a quienes se les consultó si habían “probado” (tomado pequeños tragos) antes de iniciar el estudio analizando además, comportamientos asociados con consumo regular y problemático posterior, así como otros índices de problemas de comportamiento.

Se encontró una prevalencia de “haber probado” alcohol al inicio del estudio de 29,5%; en el cual, la mayoría de los consultados indicó que esto había sucedido en su propio hogar y la fuente primaria de suministro fue un adulto, usualmente uno de los padres.

Además, esta investigación arrojó que los menores que habían probado alcohol cuando estaban en sexto grado (aproximadamente 11 años) tenían una incidencia significativamente mayor de tomar una bebida completa, de embriagarse y de tomar de manera episódica intensa (tres o más tragos por ocasión) cuando llegaban a noveno grado en comparación con los que no habían probado.

“Este estudio lo que nos muestra es que “probar” alcohol a temprana edad puede aumentar la probabilidad de comportamientos de riesgo lo cual cuestiona la idea de esta práctica como factor de protección”, manifestó Luis Mastroeni, director ejecutivo de Educalcohol.

Cerebros en desarrollo

Las bebidas alcohólicas pueden dañar a los adolescentes por razones que están científicamente comprobadas y que están relacionadas directamente con su cerebro y su desarrollo.

Al estar todavía en desarrollo el cerebro de los menores de edad, éste es aún más sensible y vulnerable. Además, los adolescentes tienen menos enzimas en su hígado para procesar las bebidas alcohólicas y un detalle muy importante es que por lo general, los menores de edad tienen un menor índice de masa corporal, por lo que el efecto del alcohol es mayor.

“Los estudios muestran que muchas personas inician el consumo regular de bebidas alcohólicas en la adolescencia e inclusive antes. Para Educalcohol es claro que las bebidas alcohólicas no deben ser ingeridas por menores, ya que su ingesta afecta el desarrollo cerebral y puede favorecer conductas inapropiadas que ponen en riesgo su integridad y la de otras personas”, añadió Mastroeni.

En cuanto a la legislación, el artículo 9 de la Ley de Licores prohíbe dar alcohol a menores de edad, a incapaces, a ebrios o a gente que perturbe el orden público.

Etiquetas: bebidas alcohólicas / Centroamérica / Educalcohol / Journal of Studies on Alcohol / Latinoamerica / menores de edad

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