Por Milagros Sánchez Pinell
Durante el verano del 2017, la nicaragüense Estefanía Lacayo se planteó elevar la industria y el gremio de la moda latinoamericana con un proyecto único que llamó Latin American Fashion Summit (LAFS).
La novedosa iniciativa impulsada por Estefanía y su socia Samantha Tams, consiste en una plataforma de conferencias y eventos que reúne a cientos de personas alrededor del mundo que miran con fascinación la propuesta de grandes talentos latinoamericanos en la industria de la moda.
Estefanía es graduada en mercadeo de moda y posee una amplia experiencia en la industria, en donde ha aprovechado cada espacio y tiempo de su vida para aprender, pero también para enseñar y ayudar a nuevos talentos.
Desde joven fue muy determinada. Realizó sus pasantías durante cuatro veranos para Vogue en Nueva York, donde también trabajó durante un año. Dicha experiencia le abrió camino como manager de relaciones públicas y asistente de compras de Vivre que poseía la tienda y el catálogo de lujo más grande del mundo.
Aproximadamente cinco años después se independizó con su empresa de estrategia El Consulting que tenía como misión ayudar a aumentar la presencia de las marcas de moda en el mercado. Además, era consultora de lujo para retailers internacionales.
Luego fundó, junto a una socia, Edition O1, un e-commerce que creaba ediciones limitadasen colaboración con firmas, diseñadores, artistas y celebridades como: Harper’s Bazaar, Vera Wang y Zac Posen, entre otros.
Su último proyecto, Latin American Fashion Summit ha resultado un enorme acierto en términos de la industria de la moda. Recientemente en Miami se celebró la cuarta edición donde participaron 800 personas de forma física y 2.000 de forma virtual entre diseñadores, estilistas, escritores, reporteros, dueños de tiendas, equipos que trabajan para una marca, diseñadores gráficos, influencers, gente que crea contenido, entre otros.
En el plano personal, Estefanía, quien reside en Miami, está casada con el salvadoreño Ricardo Sagrera y es madre de Ricardo, de siete años, y Luciana, de cinco años.
“Ser emprendedora con niños pequeños tiene muchos retos. Siempre digo que como madre hay cierta culpa de que te estas perdiendo algunas cosas, pero también siento que le estamos dando un gran ejemplo a nuestros hijos de ser independientes, de luchar por tus sueños y de tener un propósito mucho más grande en el mundo para crear un mejor universo”, expresó.
A continuación, compartimos la entrevista que Estefanía ofreció a Vida y Éxito, donde comparte un poco de lo mucho que ha trabajado para destacarse como una mujer que sabe mucho de moda con excelentes contactos en la industria.
¿Cómo consiguió realizar sus pasantías en Vogue?
Un día una profesora me hizo un comentario que fue un gran impacto en mi vida. Ella me dijo que al ser de otro país era muy difícil que pudiera conseguir un patrocinador para mi visa porque era muy joven. Usualmente en la industria de la moda, como hay tanta demanda, lo hacen cuando ya estás en una posición alta o cuando ya llevas 20 años de trayectoria, pero es muy difícil que lo hagan al salir de la universidad. Ese comentario fue el impulso que necesitaba. Tomé una revista, agarré el número de ellos y pedí que me conectaran con el departamento de moda y me conectaron. Recuerdo que me respondió Lauren Davis, que hoy en día se llama Lauren Santo Domingo, fundadora de Moda Operandi, una tienda muy global e importante. Me explicó que tenía que aplicar con un año de anticipación y entonces le dije: ¡perfecto! Estoy aplicando para el próximo año. A los 10 días me escribió para decirme que había un opening y que si podría estar en Nueva York al día siguiente para la entrevista. Me subí en un busito y el resto fue historia. Ahí empecé mi pasantía y mi carrera.
¿En qué consistía su trabajo?
Iba a recoger ropa de los diseñadores para los photoshoots, asistía a los editores, fotógrafos y estilistas en las campañas y los photoshoots. Tuve la ventaja de trabajar en la época de oro de la industria del periodismo, de la moda, de las revistas, cuando había presupuestos grandísimos. Los fines de semana trabajaba de asistente para los editores y los estilistas haciendo las portadas para Karolina Kurkova y Cindy Crawford, es decir, todas las top models de esa época. Fue muchísimo aprendizaje. Siempre le digo a los jóvenes de las pasantías son una excelente manera de aprender. Además, se tiene la oportunidad de ver cómo trabaja la industria, pero también uno llega a conocer a tantas personas que te pueden ayudar en el futuro cuando buscas otro trabajo.
¿A qué le atribuye todo lo que logró?
Nueva York te enseña a tener mucha resiliencia. También creo que al venir de países con tanta inestabilidad política aprendes resiliencia. Siempre he sido muy optimista. En el momento que yo puse el pie en ese bus camino a esa pasantía a Nueva York dije: voy a vivir aquí y voy a crear una carrera aquí. Nunca fue una cuestión de cómo lo voy a hacer, solo dije, lo voy a hacer. Cuando platico con los emprendedores les digo que deben soñar en grande. Nueva York también te enseña mucha disciplina porque hay tanta competencia y te rodean tantas personas que son las mejores en todo. Entonces te rodeas de tanto talento que te das cuenta de que la única gente que está creciendo es la gente que trabaja día y noche; y así lo hice por muchos años. Hoy es un principio de trabajo que tengo. Nada es fácil, pero si tú quieres lograr algo debes meterle mucho trabajo y pasión.
¿Cómo se origina la idea de LAFS?
La gente que conoce, incluyendo mi marido, de mi espíritu emprendedor, sabía que debía regresar con un proyecto, luego de pasar un tiempo siendo mamá. Mi hija mayor nació prematura en noviembre del 2016 y eso marcó mucho en mí. Dije, quiero regresar con una misión mucho más allá de lo que es la moda porque la moda ha evolucionado tanto. Había muchos emprendedores en América Latina que estaban con proyectos interesantes con un patrón muy similar que era el desconocimiento de la forma de cómo dar a conocer su trabajo. El problema más grande que tenían todos estos emprendedores en Latinoaméricaes que carecían de acceso a los líderes de la industria. Entonces pensé en darles acceso directo a estas personas para que las escucharan, las conocieran y empezaran a crecer como emprendedores. Fue así como nace la idea de LAFS en el verano del 2017.
¿Qué hace atractiva a la moda latinoamericana?
Empecemos con nuestra personalidad. El hecho de que somos tan optimistas y alegres hace que los diseños sean de esa manera. Nuestros diseñadores diseñan con vuelos, con colores y pensando en el cuerpo de la mujer. Creo que al mundo le ha encantado eso, de que tenemos un ADN muy marcado y siempre les digo a todos los diseñadores que tenemos que celebrar ese ADN. Es algo muy lindo y fuerte y se mira en los colores que usamos.
¿Cuáles fueron los retos de impulsar esta excelente iniciativa?
El reto más grande fue enseñarles a los latinos la colaboración, y que unidos somos mucho más fuertes. Creo que hoy en día hemos logrado colaborar casi con todas las plataformas. Y siempre digo que el 99.9 por ciento de nuestros patrocinadores están viniendo de Europa y Nueva York y nuestra misión es crear e impulsar el talento en Latinoamérica.
¿Cuál cree que es su mayor legado?
Que cambié y que unifiqué a toda América Latina en una sola. Cuando un comprador de una tienda en Londres me pregunta por un diseñador de cartera latinoamericano, significa que nos están viendo como un todo y si nos ven así somos más fuertes. Quiero que mi legado sea esa unión y que elevé a la industria y al gremio de la moda latinoamericana a una de las más importantes del mundo.
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