17 julio, 2018

Guanacaste, tierra de aventura, hermosas playas y sol radiante

Karla Echavarría septiembre 2, 2014

Cuna de tradiciones, folclor y excelente gastronomía

Guanacaste es una extensa región de 10.140 km² ubicada en el extremo noroccidental de Costa Rica. Colinda al norte con Nicaragua, al sur con la provincia de Puntarenas, al este con la Sierra
Volcánica de Guanacaste y al oeste con el Océano Pacífico.

Es la provincia número cinco y por su extensión es la segunda más grande del país. Está dividida en 11 cantones y 47 distritos. Su cabecera o centro urbano principal es la ciudad de Liberia, con 80.000 habitantes, ubicada a 210 kilómetros de San José.

Guanacaste es una palabra de origen náhuatl que significa árbol con orejas. Precisamente
lleva ese nombre por la constante presencia del Enterolobium cyclocarpum, una especie conocida como guanacaste, árbol que también es símbolo nacional del país.

Álvaro Conejo González, director ejecutivo de la Cámara de Turismo de Guanacaste (Caturgua), afirma: “Lo primordial es que Guanacaste es un multidestino para conocer, ofrece sol y playa, pesca deportiva, buceo recreativo y muchos otros deportes acuáticos. También tiene humedales, volcanes, parques nacionales y reservas, avistamiento de aves y gran variedad de fauna y flora, ríos, lagos, cavernas, bosques seco, lluvioso y nublado, gran variedad de microclimas y una cultura e idiosincrasia autóctonas que la hacen la provincia con más atractivos del país”.

Propios y visitantes aseguran que este es un lugar donde se vive más y mejor, una tierra que
le hace bien a quien la visita, donde el “¡Pura vida!” se disfruta en cada belleza natural y se percibe además en el trato amable y especial de sus 354.154 habitantes.

Hermosas playas

Con más de 200 km de extensión de su litoral, Guanacaste es famosa en el mundo por sus espectaculares playas ubicadas en la costa del Pacífico costarricense. Las playas de la provincia están bendecidas por el buen clima, sus aguas cristalinas y paradisiacos entornos tropicales. Pescar, nadar, bucear, surfear o solo tomar el sol y disfrutar de bellos atardeceres están entre las
tantas actividades que pueden disfrutar los turistas y visitantes.

Destacan entre sus mejores destinos: Conchal, Ostional (maravilla natural a la que cada año llegan a desovar diversas especies de tortugas), Playa Hermosa, Guiones (ideal para los amantes del surf), Sámara, Flamingo (considerada destino de lujo), Tamarindo, Playas del Coco, Avellanas y Playa Grande, entre otras.

“A pesar de tener un extenso litoral, la vocación hasta hace pocos años había sido agropecuaria, principalmente, ganado de engorde que pastaba en la llanura guanacasteca. En los últimos años ha emigrado a una economía sustentada en el turismo de sol, dada las magníficas playas en estado natural y la aparición de proyectos de cadenas hoteleras internacionales que se han afincado en esta zona con óptimos estándares de calidad, como el Four Season, en el complejo
turístico de Papagayo en Liberia”, afirma el historiador Hugo Zúñiga Clachar, miembro de la
Asociación de Cultura de Liberia y guanacasteco orgulloso de su tierra.

Las hermosas playas nunca defraudarán a los visitantes, su belleza escénica es incomparable. Por aire, mar y tierra los turistas pueden vivir la identidad cultural del ser guanacasteco, todos los días hay nuevas aventuras que se complementan con la variada oferta hotelera que ofrece cada uno de estos paradisíacos destinos.

De noche, Guanacaste es un deleite, la mayoría de sus pueblos y calles principales se transforman e invitan a disfrutar de magníficos restaurantes y bares, así como de discotecas. Lo mejor es caminar y recorrer sus calles y rincones sin prisa y sin miedo.

Diversidad racial y una sugestiva arquitectura son parte de la nueva estructura social, compuesta por gente local, europeos, canadienses y estadounidenses que aman ser parte de esta hermosa provincia, importante núcleo turístico de Costa Rica.

Los visitantes aman comer deliciosos frutos de mar, recogidos por los pescadores locales, y disfrutarlos en una cena bajo un cielo estrellado o durante el día en un almuerzo refrescado por una reconfortante brisa.

Cuna de la cultura

Por su folclor y colorido, Guanacaste es una de las regiones más llamativas del país. Su música alegre tiene un sello particular: instrumentos como la marimba y el quijongo, danzas tradicionales como el punto guanacasteco, la gastronomía derivada del maíz y del ganado, y la cultura propia de la vida de la hacienda y el campo reflejan la esencia del guanacasteco.

De diciembre a abril es la época seca en esta zona, cuando los vientos alisios penetran por el norte refrescando el cálido clima. Es cuando comienza la mayoría de actividades y tradiciones relacionadas con la monta de toros, y por eso no hay un solo fin de semana que algún pueblo de Guanacaste no tenga una barrera o redondel en donde se realiza la tradición de la monta de toros acompañado de música tradicional y jinetes que demuestran sus destrezas en los llamados topes o desfiles de caballistas.

En Guanacaste las recetas a base de maíz son toda una tradición.

“Dos fiestas veraniegas merecen ser citadas. Una es la que se realiza en Santa Cruz el 14 de enero en honor al Cristo Negro de Esquipulas, destaca por la magnífica organización que
deriva en buenas montas de toros y la ejecución de marimbas callejeras los cinco días de actividad. Las otras son las fiestas de Liberia en febrero-marzo, cuyo “Tope de Toros” fue
declarado Patrimonio Cultural Inmaterial por el Ministerio de Cultura y de interés turístico por el Ministerio de Turismo. Consiste en una centenaria tradición de ir a topar los toros al mediodía para la monta de la tarde”, detalla Hugo Zúñiga.

En esta nueva dinámica, Liberia se ha convertido en un sitio estratégico para desplazarse a cualquier rincón de la región: playa, montaña o parques nacionales. “Supermercados, hoteles y restaurantes de toda índole hacen de Liberia una parada necesaria para abastecer y, por qué
no, disfrutar de noches liberianas en el parque donde frecuentemente hay actividades culturales. Una paseadita por la Calle Real, en donde queda todavía una muestra de la arquitectura
vernácula, y almorzar un “casado”, que es el plato tradicional costarricense; o un arroz de maíz, que es el plato tradicional guanacasteco, y que paradójicamente no es de arroz sino de maíz con pollo y chilote”, agrega Zúñiga.