• 5 junio, 2025

Disciplina, constancia y pasión al ritmo del running

Disciplina, constancia y pasión al ritmo del running

Desde su experiencia como maratonista, Albino González Zambrana ha formado una comunidad de corredores a quienes acompaña con una guía personalizada.

Por Milagros Sánchez Pinell

Además de haber completado los seis maratones más importantes del mundo, Berlín, Chicago, Londres, Tokio, Nueva York y Boston, ha transformado su pasión en una vocación que hoy guía a decenas de personas dentro y fuera de Nicaragua.

La historia del nicaragüense Albino González Zambrana con el running comenzó en 2011, cuando un amigo lo invitó a correr con un grupo llamado Managua Runners. Desde ese momento  descubrió su afinidad inmediata con el deporte, al punto de nunca faltar a ninguna de las corridas sabatinas a las seis de la mañana.

Lo que inició como una actividad recreativa pronto se convirtió en un hábito disciplinado, que lo llevó a entrenar con más estructura, participar en competencias internacionales y, con el tiempo, a fundar AGZ Running Coach, su propia plataforma de entrenamiento en Instagram.

Hoy, desde este espacio, comparte su experiencia como maratonista y acompaña a decenas de corredores dentro y fuera de Nicaragua con un enfoque personalizado, técnico y empático.

Como corredor su evolución ha sido constante. Él mismo afirma ser uno de los pocos nicaragüenses que ha recibido la medalla Six Star Finisher, otorgada por completar los seis majors del circuito mundial.

El respaldo familiar ha sido fundamental. Su esposa y sus cuatro hijos acompañan su recorrido con entusiasmo, y también sus suegros han estado presentes en varias competencias fuera del país. Si bien reconoce que su vida social se ha reducido, el vínculo familiar se ha fortalecido.

De corredor aficionado a entrenador

Tras años corriendo y acumulando maratones, Albino se propuso clasificar al maratón de Boston, considerado uno de los más emblemáticos del mundo. Esa meta marcaría un giro importante en su camino como corredor y lo llevaría a transformarse también en entrenador.

“Para ese entonces necesitaba tres horas y mi mejor maratón había sido de tres horas y media. Me faltaban treinta minutos para poder clasificar, pero lo propuse como meta y, con un coach radicado en Australia y otros amigos, comenzamos a entrenar fuerte. Entrenamos como dos años, pero vino la pandemia y todo se canceló”, recuerda.

En ese momento, las competencias se suspendieron y las sesiones se adaptaron a carreras locales. Según cuenta, en ese período tomó fuerza la idea de convertirse en coach, tras la insistencia de sus propios compañeros y familiares.

“Como a mí ya me interesaba mucho el running y sobresalía un poco, más por la disciplina que por lo rápido, la gente comenzó a ver cambios impresionantes en mí, en cuanto a los tiempos, y empezaron a decirme que atendiera a otros corredores”, explica.

Para entonces, ya había participado en un congreso de atletismo enfocado en ciclos de entrenamiento y nutrición deportiva del Programa de Educación Continua para Coach de la NACAC (North American, Central American and Caribbean).

Después, sumó una certificación como instructor de running con un instituto argentino, una especialización en nutrición deportiva aplicada al running y otra en recuperación de lesiones.

Con esas bases, fue estructurando su método de entrenamiento, apoyado en herramientas digitales que le permiten dar seguimiento personalizado a distancia, con alumnos tanto en Nicaragua como en Canadá y Estados Unidos.

Precisa que su método de entrenamiento se basa en la frecuencia cardíaca, una herramienta que le permite adaptar los planes según las capacidades reales de cada corredor y reducir el riesgo de lesiones.

A diferencia de otros enfoques centrados exclusivamente en ritmos de carrera, su propuesta busca construir una base aeróbica sólida sin llevar el cuerpo al límite constantemente.

“Hay muchos sistemas de entrenamientos que priorizan el rendimiento del atleta para ver mejoras a corto plazo. Yo prefiero un enfoque más empático y sostenible a largo plazo”, comenta.

Detalla que cada persona tiene un día asignado para conversar, hacer seguimiento y ajustar el programa.

“El coaching también es una especie de acompañamiento emocional. Todo mundo tiene problemas en su casa, con los hijos, el trabajo. Hay que entender un poquito qué está pasando con ese atleta para saber cómo motivarlo”, explica.

Para Albino, ser coach implica más que técnica. Haber sido corredor antes que entrenador le permite empatizar con quienes están comenzando.

“He pasado por lo que pasa todo mundo cuando inicia. Sé cómo es más fácil lesionarse, qué nunca hacer para evitar que suceda y qué tips sirven. Lo he probado conmigo mismo”, afirma.

Esa credibilidad se fortalece con el hecho de que él sigue corriendo activamente entre tres y cuatro maratones al año, muchas veces junto a sus propios alumnos.

“Eso les da confianza porque saben que yo también lo vivo”, dice, recalcando que  la coherencia entre lo que enseña y lo que practica ha sido clave para generar credibilidad y construir comunidad.

En paralelo a su labor como coach, es gerente general de una empresa privada del sector profesional, rol que ejerce desde hace más de quince años.

La clave para sostener ambos compromisos ha sido la organización rigurosa de su tiempo. Durante los días de la semana se levanta a las 3:30 a.m. y se acuesta antes de las nueve de la noche, dividiendo su semana entre trabajo, entrenamiento y seguimiento a sus alumnos.

Más allá del cuerpo, Albino cree que correr da fortaleza mental y cumplir una meta física que muy pocas personas logran te llena de satisfacción.

“Te da también un balance para concentrarte en tu trabajo, tu familia y te ayuda a evitar  desviarse en otras distracciones”, destaca.

Y esa convicción es la que transmite a cada uno de sus alumnos, muchos de los cuales comienzan dudando de sus propias capacidades, pero terminan descubriendo que pueden lograr mucho más de lo que imaginaban.

A lo largo de los años asegura que ha descubierto que las metas ambiciosas sí se pueden alcanzar, siempre que haya disciplina, paciencia y compromiso.

 “Cuando se me metió en la cabeza hacer Boston lo veía como algo inalcanzable, pero con enfoque se puede lograr”, reafirma.

Hoy, su comunidad continúa creciendo. Su perfil como AGZ Running Coach ha cobrado visibilidad, tanto en Nicaragua como fuera del país. Publica contenido sobre maratones, consejos prácticos, experiencias personales y reflexiones.

Su siguiente meta es darle estructura con visión de futuro. Sueña con fundar una academia de entrenamiento formal que impulse una cultura de constancia, preparación y vida saludable.

Etiquetas: AGZ Running Coach / constancia y pasión al ritmo del running / deporte / disciplina / ejercicio / Managua Runners / maratones / Nicaragua / Personaje de la semana / running

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