• 14 marzo, 2024

Cómo convertirse en un «supercomunicador» y tener mejores conversaciones

Cómo convertirse en un «supercomunicador» y tener mejores conversaciones

En su libro “Supercomunicadores”, el escritor Charles Duhigg argumenta que la gente puede aprender a ser mejor y a conectar con los demás.

Síganos en Instagram: @revistavidayexito

Y eso se puede lograr a través de una buena conversación. Aunque el autor también acepta que los diálogos pueden conducir a disputas sin sentido con personas incluso cercanas, donde lo que prima es el desconocimiento del interlocutor.

Pero, ¿cómo hacer para evitar esos malentendidos y malos momentos durante un intercambio? La BBC conversó con Duhigg sobre sus ideas y su nuevo libro Supercomunicadores: cómo desbloquear el lenguaje secreto de la conexión.

Yo tengo una pregunta: ¿si está teniendo un mal día y quiere llamar a un amigo o amiga y sabe que hablar con esa persona le hará sentir mejor, quién es la persona que se le viene a la cabeza?

Definitivamente, una de mis mejores amigas…

Pues para usted entonces ella es una supercomunicadora y probablemente  lo eres para ella. Ambos saben cómo comunicarse entre ustedes de un modo en el que realmente quieres escuchar lo que la otra persona está diciendo.

Y sabe mostrar que está escuchando. Usted sabe cuáles son las preguntas correctas, las preguntas que realmente ayudan a aclarar las situaciones sobre uno mismo, y su amiga le da muestras de que ella quiere estar ahí para vos.

Ahora, algunas personas hacen eso de forma constante. Ellos pueden conectar con casi todas las personas. Y esos son los supercomunicadores consistentes.

Cuando comencé a investigar para este libro me di cuenta de que esas personas deberían ser muy carismáticas o extrovertidas. Pero resulta que es una mezcla de habilidades que las personas pueden aprender.

¿Qué nos dice la neurociencia sobre los secretos de una buena comunicación?

Cuando alguien de nosotros se comunica, nuestra mente y cuerpo comienzan a funcionar en varios sentidos. Las pupilas de nuestros ojos comienzan a dilatarse a la misma velocidad, nuestros patrones de respiración tienden a coincidir entre sí.

Pero lo más importante, nuestra actividad neurológica comienza a sincronizarse, casi como si pensáramos de la misma manera: el gran punto de comunicarse es que yo pueda describir un sentimiento o expresar una idea y tu puedas sentir una versión de eso.

Nuestros cerebros se vuelven más similares a medida que nos comunicamos.

En su libro, usted cita una investigación del neurocientífico Beau Sievers, que revela cómo los supercomunicadores cambian las dinámicas de grupo.

Es realmente fascinante. Él pone a varias personas en grupo y les pide que discutan sobre un video que es bastante confuso. Encontró que algunos solo se reunían y conectaban entre ellos y que sus respuestas eran mucho mejores. En cada uno de esos grupos había por lo menos una persona que era un supercomunicador.

Este individuo hacía cosas como formular más preguntas, entre 10 y 20 veces más que una persona normal. Algunas de sus preguntas estaban destinadas a invitar a las otras personas a hacer parte del diálogo y otras a que las personas pudieran expresar valiosos puntos de vista.

Pero lo más importante: ellos, los supercomunicadores, reconocían que hay varios tipos de conversaciones.

Muchos de nosotros pensamos que las discusiones son sobre una cosa. Nosotros estamos hablando de mi día en el trabajo o de las notas de los hijos en la escuela. Pero realmente cada discusión está hecha de varios tipos de conversaciones.

Y pueden limitarse a tres clases: hay conversaciones prácticas, en las que básicamente resolvemos problemas.

Hay conversaciones emocionales, en las que te cuento cómo me siento y yo quiero que escuches y me entiendas.

Y hay una conversación social en la que nos conectamos con los demás con las identidades sociales que llevamos con nosotros.

Los investigadores hallaron que los supercomunicadores son efectivos porque ponen atención a cualquier conversación que está ocurriendo.

Conversación entre dos personas
 

Esto me recuerda a la psicóloga Anita Williams Woolley y su investigación sobre inteligencia colectiva, en la que encontró que la sensibilidad social de los miembros de un equipo determina qué tan buenos son al resolver problemas juntos…

Absolutamente. Y cuando hablamos de sensibilidad social o de ser empático, lo que realmente significa es que estamos poniendo atención a lo que nos dice una persona y a entender lo que necesita en ese momento.

Usted señala que deberíamos hacer preguntas más “profundas”, ¿cómo lo hacemos?

Las preguntas profundas hablan sobre los valores, creencias o experiencias de las personas. Cuando hablamos de esto, hablamos sobre cómo una persona es realmente. Y hay preguntas fáciles de hacer.

Por ejemplo, si conoces a un doctor le puedes preguntar “¿Qué te hizo dedicarte a la medicina?” o “¿Qué es lo más hermoso de tu profesión?”.

Esas son dos preguntas profundas, porque invitan a la otra persona a decir algo real y muy significativo acerca de ellos mismos. Y nos facilita a nosotros también decirles por qué decidimos hacer el trabajo que hagamos.

Me gustaría entonces hacerle una pregunta profunda: ¿qué experiencia personal lo llevó a escribir un libro sobre supercomunicadores?

Yo estaba trabajando como gerente y me di cuenta de que no era tan bueno. Hacía bien las cosas de estrategia y logística, pero el tema de las comunicaciones no lo manejaba bien.

Y traía esos problemas a casa y seguía el mismo patrón: me quejaba sobre mi jefe y mis compañeros de trabajo. Y mi esposa, muy razonablemente, me sugirió: “¿Quiere invitar a su jefe a almorzar, así se pueden conocer mejor?”.

Y en vez de escucharla, eso me incomodaba más. Y ella se molestaba porque de repente estaba discutiendo conmigo por haberme dado un consejo.

Cuando le conté esto a los investigadores, ellos me dijeron que yo estaba teniendo una conversación emocional y mi esposa, una conversación práctica.

¿Cómo ha cambiado su propia vida al escribir sobre supercomunicación?

Ahora, al comienzo de prácticamente cada conversación, mi esposa y yo hablamos sobre qué tipo de conversación queremos tener. Liz dirá algo como: «¿Quiere que le ayude a resolver este problema? ¿O simplemente necesita desahogarte?».

Y yo haré lo mismo con ella. Y luego nos demostraremos mutuamente que realmente estamos escuchando: haciendo preguntas de seguimiento o repitiendo lo que la otra persona ha dicho.

Lo más importante es que simplemente nos mostramos y decimos que queremos conectar. Porque una vez que sabemos que alguien quiere conectarse con nosotros, queremos conectarnos con esa persona.

Fuente: BBC Mundo

Etiquetas: Cómo convertirte en un "supercomunicador" / supercomunicación / ¿Qué nos dice la neurociencia sobre los secretos de una buena comunicación?

Recomendaciones sobre este tema