Forma parte del Centro Adrienne Arsht para América Latina en Atlantic Council, un influyente centro de pensamiento de políticas públicas.
Por Milagros Sánchez Pinell
Felipe Félix Méndez es un joven panameño comprometido con su país que sueña con aportar a su desarrollo, un internacionalista de profesión y un apasionado por la música.
Obtuvo su licenciatura en Desarrollo Internacional y Estudios Latinoamericanos y Caribeños en Brown University, donde se dedicó a estudiar – desde una perspectiva interdisciplinaria y tomando nota de lecciones de otros países – los desafíos, oportunidades y estrategias más relevantes para el desarrollo de Panamá.
Antes de su trabajo en Atlantic Council realizó una pasantía (ad honorem) en la Misión Permanente de Panamá ante las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York y asesoró al Wall Street Journal y Panasonic.
Es cofundador de CareerBridge, una organización sin fines de lucro que ofrece mentorías gratuitas para ayudar a estudiantes universitarios latinoamericanos en su transición al mundo laboral.
En agosto del 2024 se mudará a Beijing, China, como uno de los 150 jóvenes (entre 4000 solicitantes) que el programa Schwarzman Scholars seleccionó para estudiar una maestría en Administración y Relaciones Internacionales en la Universidad de Tsinghua.
¿Cómo se define?
Me gusta una cita del cantautor uruguayo Jorge Drexler que dice que “la identidad es infinitamente densa.” Eso significa que, entre más conoces a alguien, cada vez te vas dando cuenta de que tiene muchas más “capas” o facetas de lo que pensabas. Creo que esto también aplica al proceso de conocerse a uno mismo. Me fascina aprender sobre otras culturas, tanto como parte de mi trabajo como en el ámbito personal, a través de viajes, gastonomía y las historias de mis amigos de otros países. La música también es una parte fundamental de mi vida. Quienes me conocen saben que hay pocas cosas que traen tanto brillo a mis ojos como hablar de mis cantautores y bandas favoritas o de las canciones que escribo.
¿Cómo descubrió su vocación?
La sigo descubriendo y creo que tengo más de una. Destacaría mi vocación de aportar a mi país, que fue moldeada por las contradicciones que vi durante mi infancia en Panamá. Fue el periodo de mayor crecimiento económico de nuestra historia, pero la distribución de la riqueza generada fue muy desigual. Cuando tenía 13 años, me inscribí en el club de debate de mi colegio y encontré ahí y en los foros intercolegiales en los que participábamos un espacio para intercambiar ideas con personas que tenían opiniones y experiencias de vida muy diferentes a la mía. Participé en más de 20 foros en Panamá, México, Estados Unidos y Países Bajos. Estas experiencias influyeron en mi decisión de estudiar relaciones internacionales y desarrollo.
¿Un recuerdo de sus primeras experiencias laborales?
Mi primer trabajo fuera del entorno familiar lo conseguí cuando tenía 15 años y fue una pasantía en Nueva Nación, un medio pionero en el periodismo digital de datos en Panamá. Recuerdo enviarle un correo electrónico “en frío” a sus editores y recibir su respuesta pidiéndome redactar un artículo de prueba y ofreciéndome una entrevista. Trabajé con ellos a tiempo parcial casi tres años, y gracias a esa experiencia pude mejorar mis habilidades de redacción, investigación y entender la importancia de los datos para diseñar buenas políticas públicas.
¿En qué consiste su trabajo en Atlantic Council?
Mis proyectos se enfocan en las relaciones políticas y comerciales entre los países de Latinoamérica y el Caribe y tres de sus principales socios: Estados Unidos, China y la Unión Europea. Mi trabajo consiste en investigar, redactar informes y organizar diálogos y conferencias de alto nivel con actores como presidentes, ministros de estado, embajadores, funcionarios de organizaciones multilaterales, empresarios, académicos y representantes de la sociedad civil.
¿Cuáles son sus mayores aportes?
Fui uno de los principales organizadores de una conferencia sobre el impacto de la guerra en Ucrania en Latinoamérica y el Caribe durante la semana de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Esta conferencia trajo al escenario perspectivas que pocas veces vemos juntas al contar con la participación del canciller de Ucrania, el canciller de la Unión Europea y varios altos funcionarios latinoamericanos. Soy coautor de un informe que identifica oportunidades para fortalecer la cooperación entre los países de las Américas y la Unión Europea en temas de democracia, transición verde y transformación digital. He coordinado una serie de consultas con figuras de muy alto nivel, tanto para obtener insumos para ese documento como para otro proyecto que llevo, que es la creación de una estrategia para los próximos cinco años de cooperación entre Estados Unidos y Latinoamérica.
¿Qué es lo más gratificante y retador de su trabajo?
Lo más gratificante es saber que nuestro trabajo tiene la posibilidad de mejorar vidas en Latinoamérica y el Caribe. Las recomendaciones de expertos del Atlantic Council frecuentemente son muy bien recibidas por líderes de alto nivel e influyen en sus decisiones. Lo más retador, por la variedad de temas y países que abarca mi portafolio, es construir propuestas que reflejen la diversidad de desafíos, necesidades y oportunidades de los países de la región.
¿Cómo califica su experiencia en la Misión Permanente de Panamá ante las Naciones Unidas?
Muy interesante. Fue una ventana para empezar a entender cómo funciona la diplomacia multilateral, cómo gestionar una misión diplomática y trabajar con la cancillería en los preparativos para la semana de alto nivel de la Asamblea General de la ONU, que es cuando vienen los jefes de estado a Nueva York. Además, me encantó conocer a gente brillante de todo el mundo en una ciudad tan cosmopolita. Hice muy buenos amigos.
¿En qué consistió su asesoría al Wall Street Journal y Panasonic?
Tuve el privilegio de formar parte de un equipo de estudiantes de Brown University que trabajamos de cerca con ejecutivos de Panasonic North America para construir los lineamientos de su política de diversidad e inclusión laboral. Fue interesante llevar a cabo investigaciones y presentar documentos sobre un tema tan importante y para una empresa Fortune 500. Mi asesoría al Wall Street Journal se enfocó en su suplemento WSJ Noted, que tenía como principal audiencia a estudiantes universitarios y jóvenes profesionales. Asesoré a periodistas, editores y productores de contenido audiovisual en temas de empleo juvenil.
¿Cómo le gusta ejercer su liderazgo?
En equipo y con intencionalidad. Siempre hay muchísimo espacio para mejorar, pero trato de mantenerme consciente del propósito y objetivos del proyecto, de mis limitaciones y de la importancia de rodearse de gente talentosa y amable. Soy muy optimista en cuanto a las cosas que puede lograr un gran equipo y aun así he tenido la suerte de que mis expectativas siempre son sobrepasadas.
¿Cuáles son sus expectativas para el programa Schwarzman Scholars?
En las relaciones internacionales es indispensable entender a tu contraparte.China es una potencia mundial muy activa en Latinoamérica y el Caribe, pero muy poco comprendida en nuestra región. Quiero aprovechar esta oportunidad para aprender sobre China y empezar a formular los lineamientos de una estrategia de política exterior para que Panamá pueda traducir su relación con China en beneficios concretos para los panameños, alineados con una visión de desarrollo a largo plazo. Además, me siento muy emocionado por formar parte de una comunidad tan dinámica y diversa como la de Schwarzman Scholars.
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