Es miembro de la Federación Latinoamericana de Obesidad.
Por Milagros Sánchez Pinell
Paula Andrea Arce de Chamorro es una médica con un diplomado en diabetología, a quien le apasiona la educación en vida saludable como herramienta fundamental y estratégica para generar conciencia en las personas de que la salud la crea uno mismo en su diario vivir.
En el 2010 fundó el Centro Médico Nutricional Vida Sana en Managua, Nicaragua, donde se ofrecen servicios de medicina interna, diabetología, nutrición clínica y medicina oriental.
Además, sus conocimientos médicos los comparte desde su cuenta de Instagram, vidasanaconpaulaandrea, con el objetivo de dar a conocer diferentes temas sobre los pilares de la salud como la alimentación, la actividad física, el buen dormir, el control del estrés, el cómo y el por qué evitar químicos y toxinas. Asimismo, el cómo los cambios en la forma de vivir pueden transformar la evolución o aparición de cualquier patología.
La doctora Paula Andrea estudió medicina en la Universidad del Valle de Cali, Colombia, país que la vio nacer. Tomó cursos y certificaciones en distintas áreas de la nutrición. También, tiene un diplomado en terapia sistémica familiar y constelaciones familiares y crecimiento personal. Recientemente, tomó un curso-mentoría en medicina funcional con el doctor Juan David Aristizábal (Centro de Medicina Funcional de Cali).
“Todo esto me permite tener un ejercicio profesional diferente, entendiendo al ser humano desde lo físico y su tridimensionalidad. Pero, también, más dirigido a la prevención y concientización para alcanzar la salud a través de los cambios que realicemos en la forma de vivir. Siempre buscando la causa real y raíz del problema para evitar estar paleando síntomas con múltiples medicamentos y obviar otros aspectos que son muy importantes para sanarse”, explicó.
La especialista se considera una “médica diferente” porque tiene una relación “súper especial” con sus pacientes. Tanto así que muchos le dicen que llegan a su consultorio por un plan de alimentación, pero, también, a terapia psicológica.
“Las consultas son muy agradables porque los pacientes llegan a platicar de sus vidas y su forma de vivir. Soy muy compenetrada con la parte humana, siempre empática con la persona enferma. Confío en que ellas son capaces y van a poder hacer el cambio necesario en su forma de vivir para sanarse. Creo que tengo un enfoque muy holístico e integral en mi ejercicio profesional”, manifestó.
A través de su experiencia ha aprendido que las enfermedades jamás pueden hacer perder la emoción por vivir, más bien, deben verse como una oportunidad de cambio, de conexión con nosotros mismos, de aprender, avanzar, ser mejores y más conscientes.
Por otro lado, a sus pacientes los considera unos “verdaderos maestros” de quienes ha aprendido sobre la humildad, el respeto, la bioindividualidad de cada persona, el valor de inspirar y que la enfermedad es una maestra de vida.
Y si hay algún consejo que siempre le gusta compartir y la caracteriza es que las enfermedades son una oportunidad para crecer y sanar. “Nos vienen a enseñar algo y a transformarnos. Todos los seres humanos tenemos la capacidad de sanar, solo que hay que aprender por donde arrancar y cómo hacerlo”, recalcó.
Cabe destacar que en el transcurso de sus años como estudiante de medicina descubrió que le encantaba el contacto con los pacientes, la consulta externa, las pláticas grandes con las familias y la parte social. Nunca tuvo inclinación por las opciones quirúrgicas y fue en la parte clínica que logró sentirse mejor conectada.
“Durante mi servicio social pude darme cuenta de cómo la consulta era el lugar para desempeñarme con gran facilidad y a tener mucha empatía y éxito con quienes me consultaban”, aclaró.
Además, añade que siempre le gustó todo lo que tenía que ver con enfermedades metabólicas porque considera que son condiciones de salud que implican generar conciencia a través de la educación y es algo que le apasiona realizar.
“Las enfermedades metabólicas como la diabetes, hipertensión, obesidad, dislipidemia, hígado graso y otras condiciones de salud me permiten acercarme con la bandera de educar y generar conciencia. Me identifico con los ECOS: Educar para Concientizar y generar Salud”, dijo.
De Colombia a Nicaragua
Además de ser una profesional comprometida, que pone al servicio de los demás sus conocimientos y talentos, es una mujer de familia. Está casada con el doctor nicaragüense Álvaro Chamorro Diaz, quién es jefe de Medicina Interna y Cuidados Intensivos en el hospital Vivian Pellas en Managua. Son los orgullosos padres de María Andrea y Alejandro de 20 y 18 años respectivamente.
La doctora colombiana conoció a su esposo en Colombia cuando él llegó a realizar su especialización en Medicina Interna. Después de cuatro años de noviazgo decidieron casarse y establecerse en Nicaragua en 1998.
Ese mismo año se acreditó como médico en el país y comenzó a trabajar en su consultorio particular y en un dispensario en donde apoyaba al oftalmólogo en el control de la diabetes de los pacientes con retinopatía diabética.
“Hemos tenido una vida muy linda. Yo me siento inmensamente agradecida con esta tierra de lagos y volcanes que me ha abierto las puertas y me ha permitido desarrollar en todas las facetas de mi vida”, reflexiona 24 años después de haber emigrado.
En el 2010 decidió fundar el Centro Médico Nutricional Vida Sana porque consideró que los pacientes necesitaban un enfoque más integral en su atención médica.
También, como parte de su enfoque educativo, tuvo una columna semanal en un periódico de circulación nacional durante seis años y un segmento de vida saludable en la revista matutina de un canal de televisión.
A partir de la pandemia del COVID-19 su contenido educativo lo llevó de forma más sistemática a sus redes sociales, incluyendo videos en su canal de YouTube.
La doctora suele realizar un Live todos los miércoles y diariamente sube historias enlazando su vida personal con alguna enseñanza práctica para el diario vivir de las personas.
Como miembro de @club5amlatam postea una frase motivadora durante sus madrugadas cada día, las cuales son muy esperadas por sus seguidores.
También, realiza Reels de temas de interés y promociona sus videos de YouTube en Instagram, donde comparte recetas, lo que come en algunos momentos y “lo que sí y lo que nunca se debe de comprar” en el supermercado.
“Ahora con mi mayor actividad en redes me llena de alegría recibir mensajes de gente, que a través de mi contenido, ha logrado hacer cambios y se sienten mejor con su salud en general. Para mí es invaluable impactar positivamente en alguien y llevar un mensaje que inspire al cambio. Que la gente lo logre es ¡wow!”, expresó.
Cara a cara con el cáncer
El 15 julio del 2022, la doctora Paula Andrea fue diagnosticada con cáncer de mama tipo Luminal A. En menos de un mes de ese resultado entró a cirugía para mastectomía bilateral.
“El cáncer vino para enseñarme. El único factor de riesgo positivo que tenía era la historia de cáncer en las mujeres de mi familia, aunque tenía dos estudios genéticos negativos. Entonces me pregunté ¿para qué me toca esto? Además, tenía la contradicción de que la doctora que ‘promueve vivir sano’ tenía cáncer. ¡Wow!”, recuerda.
Sin embargo, en su relato explica que luego entendió que era la oportunidad para conectarse con la vida de otra manera, trayendo consigo un sentimiento de valentía para “comunicar desde mi humanidad y sin miedo”.
Gracias a que la enfermedad fue diagnosticada a tiempo, las quimioterapias y radioterapias quedaron fuera del tratamiento. Su evolución es muy buena, pero deberá recibir tratamiento por 10 años con Tamoxifén.
“Ahora vivo diferente. Si antes me cuidaba y vivía sano ahora lo hago con más presencia y conciencia. Mi autocuidado es prioridad. Para poder llevar a cabo mi misión medito, leo, me dedico tiempo, hago ejercicios, duermo bien y descanso cuando tengo que hacerlo. Es decir, disfruto más la vida y me siento más viva y plena”, dijo para concluir.
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