Ocupa el cargo de gerente general de la Bolsa de Valores de Nicaragua, donde su principal compromiso es dirigir la institución hacia el crecimiento y el desarrollo del mercado.
Por Milagros Sánchez Pinell
En enero de 1994, Gerardo Argüello dirigió a viva voz la primera sesión bursátil de Nicaragua, un momento histórico que marcó el inicio de una nueva etapa para el mercado financiero del país.
En ese entonces, como recién nombrado director de operaciones, se unió a los agentes corredores en un salón lleno de entusiasmo y expectativas, listos para realizar las primeras transacciones que darían paso al arranque formal de la Bolsa de Valores.
«Fue inaugurada por la presidenta Violeta Barrios de Chamorro, quien nos sorprendió con unas palabras muy emotivas y con su característico sentido del humor. Entre risas, exclamó: ¡Muchachos, aquí me siento como en Wall Street!, una frase que nos hizo reír y que capturó perfectamente la emoción y la importancia de ese día», recuerda.
Desde el 2007, Argüello lidera la institución como gerente general, trabajando en proyectos que le apasionan, tales como la creación de nuevos productos financieros, la modernización tecnológica del mercado y la integración con otros países como El Salvador y Panamá.
Su rol abarca desde establecer una visión estratégica hasta impulsar la innovación y asegurar la relevancia de la Bolsa de Valores a nivel local e internacional. También, implica garantizar el buen funcionamiento de las transacciones, promover nuevos productos financieros y fomentar la participación de empresas e inversionistas.
Además, parte de sus responsabilidades incluye garantizar el cumplimiento de las leyes y regulaciones en colaboración con la Superintendencia de Bancos para preservar la confianza en el mercado.
Asimismo, estar atento a los riesgos, desde los tecnológicos hasta los operativos, para garantizar que el mercado opere de manera segura y eficiente.
«En muchos sentidos, mi papel se parece al de un director de orquesta. Cada área es como un instrumento que necesita ser afinado y ejecutado en armonía con el resto. Mi trabajo consiste en liderar un equipo talentoso y comprometido, asegurándome de que cada miembro esté alineado con los objetivos estratégicos de la institución», explica.
Sin embargo, aclara que, como toda orquesta, existe una batuta superior. En su caso es la junta directiva, a quien rinde cuentas y tiene la última palabra en las decisiones más importantes para la institución.
Enfoque y valores
Por otro lado, desde un enfoque multifacético, el líder de la Bolsa de Valores de Nicaragua aborda proyectos y toma decisiones, adaptándose a las circunstancias y necesidades de cada situación.
Su estilo incluye una mezcla de estrategias, colaboración e innovación, con una perspectiva constante en la sostenibilidad y la gestión de riesgos. Se basa en su convicción de que el éxito de cualquier organización depende de su gente y del fomento del pensamiento crítico, donde cada miembro tiene la libertad de compartir ideas y cuestionar lo establecido.
Respecto a su liderazgo, explicó que adapta su estilo según el contexto. Asume un enfoque visionario en momentos de transformación y opta por un liderazgo participativo cuando busca fomentar la innovación.
Recalca que, para él, liderar implica también delegar, asegurándose de que cada área de la organización trabaje en armonía, como una orquesta donde la colaboración es clave para el éxito colectivo.
Entre los valores fundamentales que guían su trabajo destacan: integridad, responsabilidad, innovación, humildad, empatía y resiliencia. Cree firmemente en la importancia de actuar con transparencia y honestidad, generar confianza y promover un ambiente donde las ideas fluyan sin restricciones.
Dentro de sus proyectos más gratificantes destaca la integración de la Bolsa de Valores de Nicaragua con las de Panamá y El Salvador, abriendo una «autopista financiera» entre los mercados, y la creación del mercado de facturas, un modelo innovador en la región. Ambos proyectos reflejan su visión de fortalecer la economía local y ampliar las oportunidades de inversión.
Asegura que lo que más le apasiona es ver cómo sus decisiones impactan positivamente en el mercado y en la vida de las personas, así como trabajar con un equipo comprometido y una junta directiva que confía en su liderazgo.
Manejo de la presión, motivación continua y proyectos
En momentos de alta exigencia o incertidumbre en el mercado financiero, su enfoque se centra en mantener la calma, priorizar lo esencial y actuar con precisión, sin reaccionar impulsivamente.
Explica que basa sus decisiones en datos concretos y análisis sólidos, adoptando un enfoque «antifrágil» que le permite aprender de las crisis y encontrar formas de fortalecerse y crecer a partir de ellas.
Señaló que el desafío constante de reinventarse en un mundo de permanente cambio es su motivación para seguir creciendo profesionalmente.
«Creo que el crecimiento tiene que ver con mantener vivo el entusiasmo por descubrir, cuestionar y aportar algo de valor en lo que hago. Esa curiosidad es mi motor», dice.
En su trayectoria profesional, el éxito se traduce en trabajar con propósito, promoviendo la transparencia, la confianza y la estabilidad financiera, y construyendo un mercado que sea un motor de desarrollo económico y social.
«El éxito es vivir una vida buena, irte a dormir tranquilo, sabiendo que lo que hiciste hoy valió la pena para vos y para los demás», subrayó.
Un viaje de aprendizaje y evolución personal
Gerardo Argüello nació en Nicaragua. Fue formado en el Colegio Centroamérica por los Jesuitas, quienes le inculcaron valores y disciplina.
Gracias a una beca, estudió Economía en Berlín Oriental, en la Alemania del Este, y más tarde completó una maestría y estudios doctorales en la Universidad de la Sorbona, en París.
Después de terminar sus estudios, regresó a Nicaragua, junto a su esposa francesa, y comenzó a trabajar en la empresa Siemens, desempeñándose en áreas relacionadas con finanzas y comercio internacional.
Siempre ha cultivado una profunda admiración por Francia, su cultura y, por supuesto, su lengua, que sigue practicando como francófono apasionado. De hecho, algunos amigos suelen bromear diciendo que es “el más francés de los nicas”.
“Ese amor por Francia y sus valores, como la libertad, la igualdad y la fraternidad, los hemos intentado transmitir a nuestras hijas, quienes crecieron entre dos mundos, llevando en su identidad un poco de lo mejor de Nicaragua y Francia”, dijo.
Afirmó que esas experiencias, que entrelazan su vida personal y profesional, lo prepararon para asumir con pasión y compromiso los retos que encontró al ingresar en la Bolsa de Valores y sus inicios.
Reconoce que hablar cuatro idiomas (inglés, español, francés y alemán) ha sido fundamental en su carrera. Un talento que le abrió muchas puertas, tanto en lo profesional como en lo personal.
“Para mí, lo que puedes expresar con palabras define hasta dónde llega tu mundo, y cuando lo puedes expresar en cuatro idiomas, tu horizonte se expande. Cada idioma te da una forma diferente de ver y entender el mundo. También, te permite construir puentes entre culturas, abrir ventanas a nuevas ideas y descubrir que cada lengua es una forma distinta de entender el mundo”, expresó.
Por otro lado, se describe como una persona en constante evolución, siempre aprendiendo de lo que la vida le ofrece cada día. Es escéptico respecto a la existencia de verdades absolutas y respuestas fáciles, y prefiere cuestionarlo todo. Cree que el sentido de las cosas se va construyendo paso a paso, sobre la marcha.
“Creo que soy alguien que se va construyendo cada día, con las experiencias que vivo, las decisiones que tomo y las personas con las que comparto el camino. Nunca me defino por lo que he sido ni por lo que espero ser, sino por lo que elijo ser hoy, enfrentando los retos y disfrutando las alegrías que trae la vida”, dijo.
Añadió que, al final, siente que uno es como el borrador de una historia que se escribe y reescribe con cada paso, aprendiendo, cayendo y levantándose, sin un final fijo todavía.
Le apasiona aprender, y encuentra un enorme placer en la lectura, ya sea de una novela que lo haga reflexionar, o de un libro de filosofía o economía que lo desafíe y le ayude a comprender mejor el mundo y la vida.
“En resumen, soy alguien que disfruta trabajar con un propósito claro, siempre buscando aprender y seguir creciendo. En mi tiempo libre, me encanta estar con mi familia, perderme en un buen libro, practicar deportes, reírme a carcajadas con amigos y relajarme viendo series que realmente valen la pena. Esas cosas son las que le dan sentido y equilibrio a mi vida”, dijo para concluir.
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