La pastelera nicaragüense con 15 años de trayectoria en el mundo gastronómico es actualmente la decoradora principal en Cakes Plus Tampa.
Por Milagros Sánchez Pinell
Desde su infancia, Vilma Cordero mostró una afinidad especial por la pastelería. Sus primeros “pasteles” los creó en el patio de la casa de su abuela Vilma, moldeando lodo y hojas con sus manos en un juego que, sin saberlo, marcaría el inicio de su vocación.
Aunque inició estudios en Negocios Internacionales, pronto se dio cuenta de que su verdadera pasión estaba en la cocina. Su destino tomó un giro definitivo cuando, en la carretera a Masaya, Nicaragua, vio un rótulo anunciando una carrera de pastelería.
Impulsada por su padre, quien siempre apoyó su talento, se inscribió en la Escuela Nacional de Hotelería del Gran Ducado de Luxemburgo en Nicaragua, donde obtuvo su certificación como Técnica en Pastelería y Panadería en 2010.
En 2014, decidió especializarse aún más y viajó a Estados Unidos para realizar una maestría en decoración de pasteles en la Wilton School of Cake Decorating & Confectionery Art. Allí tuvo el privilegio de ser tutoreada por Sandy Folson. Además, complementó su formación con cursos de pastelería en 3D y pasta de goma.
Al regresar a Nicaragua, abrió su propio negocio, Pasticceria di Sofia. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 complicó la situación, obligándola a recibir pedidos solo por encargo hasta que finalmente cerró.
En 2023 llegó a Estados Unidos junto a su esposo Pompilio y sus hijos, Andrea Sofía, Pompilio y Mattia, donde se abre campo en Cakes Plus Tampa. Cursa su tercer año de Marketing Digital y Comunicaciones en Keiser University y sueña con abrir su propio negocio con un concepto de pastelería infantil.
Recientemente, participó en el concurso The Greatest Baker, impulsado por Buddy Valastro, el reconocido chef pastelero estadounidense famoso por el programa Cake Boss, alcanzando los cuartos de final.
Antes de estudiar formalmente, ¿ya hacía pasteles o postres?
Hacía pasteles para la escuela. Cuando algún profesor cumplía años, me ofrecía a hacer el pastel. Era una decoración sencilla, nada de lo que hago hoy, pero me encantaba llevar el pastel y tener el título de la que lo había hecho. Mi papá me apoyó mucho, me compró una batidora y empecé a usar las premezclas del supermercado, decorándolas con glaseados comerciales.
¿Por qué eligió la pastelería en lugar de la repostería?
Ambos son un arte, pero siento que la pastelería es más detallada y profunda. Las técnicas que utilizamos van más allá de cocinar; debemos ser escultores, pintores y psicólogos, ya que nuestro trabajo debe captar exactamente lo que el cliente quiere. Es un arte que requiere mucha precisión y creatividad. A veces me siento como una costurera, midiendo y cortando piezas (ríe). Es un mundo en el que siempre hay algo nuevo que aprender.
¿Cómo define su estilo de pastelería?
Mi estilo es delicado. Me gustan mucho los pasteles con detalles finos, como flores, vuelos y adornos bien cuidados. Sin embargo, disfruto hacer pasteles para niños, porque al hacerlos, me imagino cómo se van a sentir cuando los vean. Los pasteles los hago pensando en una persona, como un amigo o un familiar y eso me ayuda a darle más amor al trabajo. Para mí, lo más importante es ver la felicidad de quien recibe el pastel.
¿Tiene alguna especialidad?
Mis pasteles son 100% naturales, nunca trabajo con premezclas. Esto hace que el sabor sea diferente al de los pasteles comerciales. Además, mis productos nunca afectan a personas diabéticas, ya que carecen de preservantes. Mi pastel VIP, hecho con amaretto, es muy gustado. También hago una torta de chocolate oscuro, que es menos dulce y más sabrosa.
¿Hay algún diseño que disfrute más realizar?
Cuando hago pasteles de princesas siento que me esmero más en los detalles. Me da emoción pensar en eso. También cuando hago pasteles de animalitos, sobre todo de pollitos, quizás porque me recuerda mi infancia cuando miraba las gallinas en el patio. Es más, cuando lo estoy haciendo me río sola.
¿Qué tan exigente es con su trabajo?
Soy muy exigente. Hago las cosas hasta que queden bien. Aunque algunas personas piensan que los pasteles se hacen por arte de magia, la realidad es que son un arte que requiere tiempo, paciencia y precisión. Siempre trato de entregar lo mejor de mí.
¿Cuál es el pastel más desafiante que ha hecho?
Fue uno en 3D durante mi maestría. Recuerdo que era un perro y era la primera vez que hacía una escultura en 3D. Tuve que comenzar desde cero con una maqueta cuadrada. Fue muy complicado, pero al final lo logré. Hoy, los pasteles en 3D me resultan más fáciles, la experiencia hace al maestro. Y el pastel que más tiempo me tomó hacer fue uno de 14 libras.
¿Mantiene alguna tradición o técnica especial en sus recetas?
Sí, trato de mantener viva la tradición del merengue nicaragüense, que es menos dulce. Es un sabor más neutro y me encanta trabajarlo, aunque también uso otras coberturas como buttercream y fondant. Sin embargo, el merengue nicaragüense es algo que quiero seguir ofreciendo.
¿Qué tanto le gusta innovar en la pastelería y cuál ha sido el pastel más curioso que ha hecho?
Me encanta innovar y probar nuevos sabores. El pastel más curioso que he hecho es de caimito (fruta tropical también conocida como star apple o chery star) y me lo pidió un tío. Fue un verdadero reto, ya que la fruta tiene una pulpa algo viscosa y gelatinosa, lo que podía afectar la textura del pastel. A pesar de eso, logré adaptarlo, y el resultado fue excelente. A mi tío le encantó y lo promocionó entre sus amigos.
¿En qué se inspira para los diseños?
Me gusta hablar con el cliente para conocer sus gustos y personalidad. Creo que el carácter de una persona te puede decir mucho sobre lo que le gustará en un pastel. Mi mente comienza a trabajar mientras hablo con ellos. Es como cuando leo un libro y comienzo a imaginar todo lo que voy leyendo.
Más allá de un trabajo remunerado ¿qué significa para usted la pastelería?
Es una forma de expresarme. La pastelería me permite compartir lo que me gusta con los demás, y para mí es una forma de transmitir alegría. Me considero una persona muy feliz, trato de vivir el día a día y ser positiva. Soy muy religiosa y confío plenamente en que Dios me guía. Mi objetivo es siempre darles felicidad a las personas con lo que hago, y cuando hago un pastel, espero ver esa alegría.
¿Cuál es el pastel favorito de su familia?
El pastel de amaretto. Todos en mi familia lo piden, aunque el favorito de mi papá era el de café.
De haber ganado el concurso The Greatest Baker ¿Qué es lo que más le emocionaba?
El premio incluía: una entrevista con Buddy Valastro, la oportunidad de hornear junto a él en sus instalaciones, la publicación en una revista del mundo de la pastelería y un premio en efectivo de US$20.000. Honestamente, lo que más me emocionaba era la posibilidad de conocerlo en persona y poder trabajar con él en la creación de un pastel. Habría sido un sueño hecho realidad, ya que he seguido su carrera y admiro tanto su destreza como pastelero como su éxito empresarial.
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