Por Milagros Sánchez Pinell
Desde el 2012, David Schwartz es presidente y CEO de la Asociación Financiera y de Negocios Internacionales (FIBA), después de una larga trayectoria en la banca internacional, donde ocupó cargos gerenciales.
De profesión abogado, con un doctorado en Jurisprudencia y una licenciatura en Artes de la Universidad Estatal de la Florida en Tallahassee, Florida. Habla con fluidez español, francés, portugués e italiano.
FIBA tiene como misión proporcionar apoyo educativo y de abogacía para sus miembros que incluye bancos comunitarios, grandes bancos de Europa, Estados Unidos, América Latina y del Caribe, que están activos en el comercio internacional y finanzas.
Antes de formar parte de FIBA, el doctor Schwartz trabajó por más de veinte años en el banco Sudameris. Allí desempeñó diferentes cargos en la banca internacional como: jefe del departamento internacional en Argentina, subgerente de banco Sudameris en Montecarlo (Mónaco), responsable de banca corresponsal, crédito y tesorería y subgerente y director de la gestión patrimonial en Miami.
Además, fue vicepresidente senior y gerente de riesgo de cumplimiento internacional en Regions Financial Corporation en Miami.
Actualmente, imparte conferencias en diferentes países de la región sobre temas de finanzas y comparte sus conocimientos sobre las normas estadounidense que impactan también a los bancos fuera de los Estados Unidos.
¿Cómo se define?
Realmente yo me defino por dos éxitos. Primero, por el trabajo y reconocimiento de FIBA en Estados Unidos, el Caribe y en América Latina. Tengo el honor de ser la cara de la institución. El segundo, es mi hija Leia y aunque todos los padres estamos orgullosos de nuestros hijos, para mí ha sido un gran éxito porque ella es un genio sin duda. Pasó sus estudios siempre con A, sacó dos diplomas, es cantante, compositora, es una gran apasionada por el golf y ha trabajado en ese sector muchos años. Además, sabe manejarse con mucho respeto.
¿Cómo llegó al mundo de la banca?
El banco Sudameris estaba por recibir su licencia en 1981 y estaba buscando todo su personal. Fui a la entrevista, la cual fue en portugués porque quien me entrevistó era italiano y hablaba poco inglés. Recuerdo que me contrataron porque yo tenía conocimiento de computadora. Mi mamá, que era muy avanzada, me había llevado a una tienda, me compró una PC y me dijo, tienes que aprender cómo utilizar esa máquina porque ese es nuestro futuro. Justo me contrataron por ese conocimiento. Entonces, comencé manejando los sistemas del banco en el departamento de contabilidad a pesar de que nunca había tomado ningún curso contable, pero manejaba los sistemas.
¿Dónde aprendió a hablar muy bien el español?
Aprendí cuando trabajé en el banco Sudameris que era una institución con una red de sucursales en América Latina. Y como yo solo hablaba inglés, francés y portugués me dijeron que debía aprender el español y me mandaron a Buenos Aires para aprender el mejor castellano del mundo.
¿En qué momento se unió a FIBA?
Luego de dejar mi trabajo en Regions, el primer director ejecutivo de FIBA estaba por jubilarse. Entonces, me llamaron de FIBA y me preguntaron si quería tomar la presidencia. Recuerdo que dije, eso es un gremio y yo soy banquero, ¿qué voy a hacer en FIBA? Así que, hablando con mi señora me dice, ese puesto está perfecto para ti, eres abogado y eres un exbanquero que sabe mucho. Además, yo ya conocía toda la acción del gremio porque había sido presidente del directorio de FIBA entre el 2007 y 2008, así que fui a la entrevista y todo el equipo que estaba manejando el tema de la búsqueda del nuevo presidente había sido escogido por mi cuando fui presidente.
¿Cuál considera que es su mayor aporte a FIBA?
Yo diría, siguiendo las palabras de mi señora, que tengo una gran ventaja, hablo el mismo lenguaje de la industria financiera internacional. Como abogado entiendo cómo funciona el proceso de formular e implementar leyes y normas. Y como un exbanquero que ha pasado por todos los servicios de un banco, tengo la experiencia y la visión de cómo se manejan los temas referentes a ese campo. Normalmente, las personas con estudios de abogado y con trayectoria en la banca somos pocas.
¿Cómo califica estos 11 años de trayectoria en la institución?
Es el mejor trabajo que he tenido en mi vida porque es muy diverso. Cuando fui gerente tenía la supervisión de un banco entero, pero nunca estaba metido en todos los temas diariamente. Es decir, a una cierta altura yo estaba viendo todo. Pero, ahora estoy involucrado día a día en todo lo que pasa. Tenemos un gran impacto sobre la industria, tanto que voy a dar una conferencia y la gente me detiene para sacarse una foto conmigo. Eso me dice que nuestro trabajo ha tenido un impacto más allá de FIBA.
¿Cómo ha llevado su liderazgo?
Mi primer día en FIBA tuve una reunión con la gente y les dije que todos éramos adultos y nadie mejor que ellos para conocer su trabajo. Recuerdo que les mencioné que ellos sabían cómo funcionaba todo y lo único que pedía era ser la segunda persona en tener conocimiento de algún problema. Les ofrecí mi ayuda cuando tuvieran un problema y que mi puerta siempre estaría abierta. ¡Esa es mi forma! La gente necesita saber que tiene respaldo y apoyo, pero nadie necesita a alguien que esté ahí para manejarlo siempre.
¿Cuál considera que es la clave de su éxito?
Yo siempre digo que es más el éxito de FIBA que mío. Los miembros comparten sus ideas y tengo colaboradores que son los mejores. Entonces, el gran éxito es compartido. Obviamente, yo doy la dirección, explico cuál es el camino que queremos seguir, cuáles son los próximos pasos que queremos tomar y después el equipo lo implementa. Al final del día todo el equipo es responsable por el éxito o la falla.
Usted menciona mucho a su esposa e hija. Cuéntenos un poco de su vida familiar…
Me gusta viajar en familia, particularmente me gusta ir en crucero. Juego golf con mi hija, aunque ella juega mejor que yo desde que tiene como 15 años. Mi esposa Laura es ex fiscal del condado de Orange en el Estado de la Florida y su experiencia y formación como abogada ha sido una ayuda importante. Cuando nació nuestra niña en Mónaco, hicimos un trato, que cuando ella tuviera 10 años me iba a tocar cuidarla, ya Leia tiene 27 años y sigo esperando mi turno (sonríe).
¿Cuáles son sus próximos planes?
Quiero seguir trabajando con FIBA porque las cosas van cambiando con todo este tema de la innovación y la tecnología. Quiero asegurarme de que FIBA siga capacitando y educando a la industria financiera. Tenemos que proteger la industria contra los criminales porque ellos también tienen la misma tecnología. Yo quiero continuar haciendo lo que estoy haciendo porque, como ya mencioné, es un trabajo tan diverso que me encanta. Por eso digo que es el mejor trabajo que he tenido en mi vida. Mi señora siempre cuenta a nuestros amigos que cuando regreso a mi casa saco la laptop para seguir trabajando y siempre le respondo que debemos estar siempre en alerta.
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